abuela

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Pasaron los meses y Sara ya estaba a punto de dar a luz, la hacienda cada día era más próspera, Héctor y Lidia, nos presentaron al pequeño Adam mi precioso sobrinito de casi un año, Aron y Victoria volvieron de su viaje...
Todo era paz y armonía...
Bueno... casi todo...
Sara estaba fuera de cuentas, pero el parto no llegaba y estaba absolutamente insoportable.
¡Ya he aguantado nueve meses y tres semanas no pienso aguantar más! -gritó Sara al médico.
Señora su bebé esta bien , no hay por que preocuparse... -dijo un doctor que Sara había hecho venir desde la capital para que la revisase...
Ella se cruzó de brazos y lo miró ceñuda como una niña.
Esta bien... -dijo enfurruñada.
*Sara*
Estaba bastante enfadada con todos, aunque sé que ellos no tienen la culpa de que mi bebé no quiera salir, no puedo evitarlo...
Además todos me trataban como si fuese de cristal...
No podía montar a caballo, no podía salir a caminar, no podía ir a ver como les iba a los trabajadores al este de la hacienda...
¡No podía hacer nada!
¡Me estaba muriendo de aburrimiento en estas cuatro paredes!
Eran las cuatro de la tarde y estaba sola en casa, solo estaba Tabitha quien ahora era algo así como mi dama de compañia,era la única persona que no me trataba diferente...
¡¿Sara se te antoja algo de merienda?! -gritó Tabitha desde la cocina.
Iba a pedirle unas tortitas, cuando sentí un agudo dolor, que me hizo gritar.
Tabitha llegó corriendo.
¿Sara que pasó? -dijo asustada son atreverse a tocarme.
¡Llama al doctor Tabitha! -grité y ella corrió hacia el teléfono.
*Franco*
Estaba con los trabajadores terminando de quitar la valla que dividía las haciendas.
Sara quería que la Tormenta y los Cascabeles fueran jna sola hacienda y no le iba a negar un antojo a mi preciosa ,adorable aunque ahora inaguantable esposa...
Arranqué el enorme palo del suelo, cuando escuché muchísimo jaleo a mi espalda.
¡¡¡Patrón!!! ¡¡!Su hijo ya está naciendo!!!
Escuché decir a Olegario.
Salí disparado hacia la camioneta y conduje hacia la casa.
*Sara*
El médico me había revisado y había confirmado  mis sospechas... Estaba de parto.
Eran cerca de las seis  de la tarde, cuando Franco entró y cogió mi mano, pidiéndome perdón o eso creo... Porque apenas le entendía...
Intenté decirle que se calmase pero un dolor mucho más agudo que los anteriores me hizo apretar los dientes para contener un grito.
El médico se asomó entre mis piernas como quien se asoma al balcón.
Bueno aquí viene -dijo colocándose rapidamente entre mis piernas -puja hija.
*Víctoria*
A las nueve y media escuché el llanto de un bebé a través de la puerta.
Dios mío era abuela...
El médico salió de la habitación.
Felicidades, es un niño -dijo sudoroso.
Todos entramos a la habitación, y la imagen de mi hija con su bebé en brazos me derritió el corazón.

Mi Bandolera (segunda parte de Mi Malvado Vaquero) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora