Capítulo 23 - Pequeño Paseo

137 10 4
                                    

Escuchen el video que les dejé, queda bien con el capítulo aunque la letra no tenga que ver jijiji :3

Ya había pasado un buen rato desde que “mi novio” me recogió. Luego me llevó a un lugar apartado del bosque y allí charlamos. Fue una tarde entretenida, pero yo quería ver a Matt.

-          Bueno, ¿Qué te ha parecido? –Dijo Damien llevándome a casa, agarrado a mi mano.

-          Ha estado bien. –Sonreí indiferente.

-          ¿Solo bien? –Me reprochó decepcionado.

-          ¿Qué más quieres? Llevamos unos días sin vernos, ¿Y ahora llegas y quieres que me lo pase genial contigo? –Reí.

-          Puede. –Dijo serio. Pero, menos mal, llegamos a mi casa y entré sola ya en ella. Subí a mi habitación y pasé toda la tarde sola, escuchando música o mirando por la ventana.

Puse la canción “I miss you” de Blink-182, y me tumbé sobre mi cama. En la ventana, se podía apreciar que el cielo estaba de color naranja, pronto sería de noche. Cerré los ojos y me relajé hasta que la canción finalizó. Los abrí, y tras el cristal había una cabeza rubia. Di un salto en el colchón y por poco caigo al suelo.

-          Perdón si te he asustado. –Se disculpó, quién sino, Matt.

-          ¡Por poco se me sale el corazón! –Grité ayudándole a entrar.

-          Uhm, ¿Qué pasa, que no te acordabas de que era tan guapo? –Me guiñó un ojo. ¿Matt arrogante? Gracioso.

-          No, lo que no recordaba es que eres tan idiota. –dije entre risas. Luego, el silencio se alzó entre nosotros. Él solo me cogió por la cintura a la vez que se sentaba sobre mi cama, y me sentó a horcajadas sobre él, sin apartar su mirada de mis labios. 

-          ¿Qué te parece si vamos a algún lado a cenar? –Propuso acariciando mi mejilla. Me acerqué a sus labios y deje un pequeño beso en ellos. –Me tomaré eso como un sí.

-          Voy a vestirme. –sonreí y le indiqué que se fuera de la habitación con un gesto, si no me vería en ropa interior. Escogí un vestido con un corazón en la espalda, que dejaba mi piel libre. Era color beige y ajustado en la cintura. Perfecto.

-          ¿Estás lista? –Gritó Matt impaciente desde el otro lado de la puerta. Salí y él se quedó embobado. Lo sé, soy una diosa. Bueno, vale, olviden eso.

-          Estás… Genial.

-          Gracias, tu también. –Reí. Había sido demasiado cursi.

Matt me llevó hasta su coche, aparcado en frente de mi casa. Entramos y yo me senté en el asiento del copiloto.

-          ¿Y qué ha sido eso de entrar por mi ventana? –Pregunté entre risas.

-          ¿Tú lo haces y yo no puedo? –Sonrió.

-          Oh, no he dicho que no puedas. –Puse cara triunfante. –Pero no había nadie en casa, podrías haber entrado por la puerta. –Reí aún más.

-          Por una vez que quiero hacerme el chico malo... –Me reprochó haciendo puchero.

-          Matt. –Me acerqué a él. –A mí me gusta cómo eres. –Dije a poca distancia suya. Cuando medité lo que había dicho, me tapé la boca y él rio sonrojado. Amo esa risa.

-           Creo que es hora de que vayamos ya. –Arrancó el coche y pusimos rumbo a algún lado. Condujo y condujo y seguíamos en un gran silencio. De repente, frenó bruscamente y mi cuerpo dio un fuerte impulso hacia delante. Grité.

-          Oh Dios, se había cruzado un pequeño conejo. –dijo sobándose la frente.

-          No importa. –Coloqué mi mano sobre la suya, la cual estaba sobre el volante. Él me miró y yo mostré una gran sonrisa. Volvió a arrancar el coche y así estuvimos los dos, hasta que finalmente me llevó a un pequeño pueblo cerca del nuestro. Paseó el coche por las estrechas y pintorescas calles y aparcó al lado de un restaurante que estaba arriba del todo, en el que había un mirador precioso.

-          Ven. –Tomó mi mano delicadamente y entramos en el local. Me guió hasta una mesa que se encontraba justo al lado del mirador. El pueblo parecía ahora un valle oscuro con lucecitas similares a ordenadas luciérnagas. Giré mi cabeza a la izquierda y el pelo se me puso en la cara gracias a la fresca brisa que había hoy. Me lo aparté lentamente y ahí estaba él, mirándome.

-          Matt, esto es precioso… Te pagaré mi parte de la cena.

-          No… no. Es una invitación mía, además, tengo suficiente dinero. –Me sonrió y yo agradecí ello, ya que no tenía nada de pasta para darle. 

'Wolves'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora