Capítulo 12 - Dulces Sueños

162 16 0
                                    

Narra Matthew:

-          ¿Nos has seguido? –Gritó Candy.

-          Ehm, eso no importa, ¡Felicidades muñeca! –Chilló aquel chico, al que reconocí en un segundo. El novio de Candy, Damien. Él me ignoraba, pero seguro que en cuanto me pillase solo por la calle, me daría una buena paliza.

-          No me toques. –Dijo seca cortando el abrazo del capullo que me pegó.

-          ¿Qué te pasa? Te he traído un regalo. –Sacó una botella de whiskey caro, junto a unos bombones.

-          Oh… Es bonito, sí. Deberíamos abrir la botella ahora mismo. –Candy remarcó las palabras “ahora” y “mismo”, haciendo que yo me estremeciera, nunca había bebido alcohol ni pensaba hacerlo. ¿No estaba enfadada con él hace un segundo?

-          Si nena. –El pervertido se mordió el labio inferior, mientras la desnudaba con la mirada. Los dos ya nerviosos por estrenar aquella botella de whiskey, seguramente robada, se dirigieron al sofá y la abrieron ignorándome completamente. Bebieron cada trago que cuando llevaban la mitad, estaban completamente aturdidos.

-          Matt. –Me miró Candy por fin.  ¡Sabe de mi presencia!

-          Qué.

-          Damien va a quedarse aquí. ¿No te importa, no? Tú duermes en el sofá y nosotros en la cama… -se miraron cómplices.

-          Vale. Por mí podéis iros ya si queréis. –Dije golpeando un cojín contra el respaldo del sofá y estirándome en él. Sus actitudes empalagosas y borrachas me estaban molestando, y lo peor, no había motivo ya que Candy y yo no éramos nada.

-          Pijo maricón, nosotros nos vamos. –Damien se levantó arrastrando a Candy consigo, la cogió de la cintura muy pegado a él y la llevo tambaleante al dormitorio. Ella solo emitió una risa tonta. Un martilleo furioso comenzó a hacerme polvo el pecho. No soporto que Candy esté con ese idiota.

Hundí la cabeza en un cojín y me quedé profundamente dormido.

Unos pasos en la madera me despertaron. Me incorporé y miré alarmado mientras mis ojos se acostumbraban a la poca luz que allí había. Una sombra femenina andaba sigilosamente hacia mí. Candy.

-          ¿Qué haces? –dije un poco asustado.

-          Tenemos que hablar.

Narra Candy:

Encendí la luz del salón, a lo que Matt cerró sus adorables ojos azules afectados por la repentina claridad que desprendía la bombilla colgada en el techo del salón. Su pelo estaba irresistiblemente despeinado, y su ropa descolocada. Uhm…

-          ¿Hablar ahora? –Miró su reloj de mano.

-          Sí. –Me senté a su lado sobre una pierna, la otra quedó colgando. –Antes, me he dejado llevar por el alcohol, no debí haber dejado entrar a Damien, ni haberte ignorado como lo he hecho.

-          Está bien. –Dije aún molesto.

-          Antes, me he despertado y en cuanto he visto a Damien a mi lado me he horrorizado. No sé porque he hecho eso antes, perdóname.

-          Candy, no te disculpes más. No ha sido para tanto. –Lo pensé mejor. ¿Candy Queen disculpándose? ¿Qué demonios…?

-          Matt, ¿Puedo quedarme aquí? –Me mordí el labio inferior, dudosa.

-          Eh… Está bien. –No quería dormir con el idiota/emborrachador/bastardo de mi novio, así que no tenía otra opción. Me acosté a su lado, (por suerte el sofá era amplio) y me pegué a él. Sentí una sensación de protección y seguridad, a la vez que me sentí más cómoda que nunca. ¿Y por qué todo esto siempre pasa con Matt?

Me quedé un rato meditando. Matthew ya se había dormido, pero yo no. De repente, sentí un brazo rodear mi cintura. Me giré hasta quedar frente a él. Abrió los ojos levemente y me envió una sonrisa. Una sensación maravillosa emergió en mí.

'Wolves'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora