DIX

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UN  BESO
|ᴊ ᴏ s ʜ ᴜ ᴀ|

Durante los siguientes días Joshua notaba que algo no iba bien con Cresie. Ella actuaba de una manera muy paranoica revisando cada esquina de la escuela y preguntando si estaba cerca algún prefecto. Era como si estuviera huyendo de ellos.
     Por otro lado. Ambos habían dejado la clase de lengua francesa y pasaban esas dos horas platicando sobre trivialidades, Joshua pudo saber más acerca de ella como que conocía de música y que ya se había presentado en público con el piano a la edad de siete años, sabía que le gustaba la música pesada y para nada cercana a lo que escuchaban los jóvenes, descubrió que tenía una grandiosa habilidad para el dibujo y la edición de imagen y vídeo. Tal vez ella pudiera editar sus vídeos en un futuro y eso los acercaría más.
     A pesar de que ella estaba más cercana, sentía que algo le ocultaba ya que podía notar miradas nostálgicas a él. ¿Qué significaban? Ni manera de cómo saberlo. A veces veía a su amiga Carola, pero esta ya no quería hablar con Cresie porque se había distanciado al estar con Joshua. A lo mejor estaba celosa como su amigo Anton que le preguntaba quién era la chica con la que salía después de clases. Joshua le dijo que era una chica importante.
     —Logramos convencer a la maestra del taller para quedar juntos en el equipo —mencionó Cresie antes de entrar al laboratorio, ambos sacaron su tarea para poder entrar y se sentaron en la mesa con el resto del equipo. Joshua también descubrió que ella amaba las prácticas donde había que mezclar cosas, pero no calcularlas—. ¿Puedes ir por los materiales?
     Su equipo estaba conformado por otros dos chicos de la edad de Cresie y con los que también tenía clases normales, Joshua no los conocía más allá de su nombre de pila, pero le dio la sensación de que ambos procuraban a Cresie; el primero de ellos se llamaba Ernest y era el más activo del grupo, siempre hablaba y reía con Cresie y también hacía intentos de hacerle cosquillas, cosa que ella rechazaba para alivio de Joshua. El segundo, se llamaba Johan, un chico diferente, era reservado con ella, pero la miraba de una manera que Joshua no sabía si interpretarlo como deseo u temor ya que Cresie solía dar órdenes con demasiada regularidad.
     Había terminado de tomar los materiales cuando volteó a ver a su equipo. Ernest pasaba los ácidos de un frasco a otro mientras Cresie parecía explicarle algo a Johan.
     Entonces todo sucedió tan rápido que ni siquiera la asistente de laboratorio alcanzó a oír cuándo se caían los cristales hasta que el desastre estaba hecho.
     Johan se impulsó hacia Cresie, tomó su rostro en sus manos y pegó sus labios con los de ella.
     Joshua nunca había experimentado tanto coraje hacia una persona. Cresie trató de empujarlo, pero no se esforzó demasiado; también había notado ciertas miradas de ella hacia Johan. Cuando menos lo había pensado ya estaba sobre el chico forzajeando y lanzando golpes a todas direcciones. Los demás estudiantes dejaron sus disoluciones en pausa para admirar aquella pelea salvaje. Ernest trataba de quitar a Joshua de encima de Johan, pero cuando hay celos la fuerza se descontrola. Ni siquiera los inútiles intentos de la asistente servían.
     ¿Por qué había hecho eso? Fue cuando él estaba distraído, sino hubiese volteado posiblemente ellos seguirían besándose a sus espaldas.
     Entonces se detuvo.
     Fue expulsado de asignatura por segunda ocasión. Cresie se olvidó de todo y salió disparada hacia él.
     —¡Joshua! —llamaba, pero él seguía su camino dispuesto a meterse en los aseos de chicos—. ¡Joshua! ¡Detente!
     Él no quería detenerse, ni en ese momento ni con Johan, pero lo hizo.
     —Oye...
     Había dicho Cresie poniéndose en frente de él para tomarlo del rostro, pero él se alejó rápidamente como si fuera una reacción a algo peligroso.
     —No sé qué pasó...
     En realidad le daba la sensación de que sí sabía.
     —¡Besaste a otro chico! —exclamó muerto de rabia.
     —¡Él me besó!
     Por unos segundos ella permaneció mirándolo a los ojos con nerviosismo. «Ella le estaba explicando algo antes», pensó. Tal vez ella lo había convencido. La ira se esfumó tan pronto como llegó. A lo mejor se trataba de una farsa montada por sus cabezas. Ninguno de los dos había dejado en claro lo que sentían el uno por el otro. Seguramente a Cresie le gustaba el castaño y seductor Johan.
     Antes de que hablara, ella lo hizo. Dijo lo que él menos quería escuchar.
     Odiaba tener la razón.
     —Está bien, lo siento. Fue mi culpa —dijo titubeando—. Yo le dije que lo hiciera.
     Cresie pasó en seco de miedo, pero en ningún momento dejó de verlo a los ojos.
     —Lo lamento, Joshua, no quería decírtelo porque no quería lastimarte. No soy la chica de intercambio, se equivocaron con los nombres y yo debo irme de vuelta a mi escuela. Estoy aquí por un error —dijo rápidamente—. Sabía, o creo saber, que te gusto o algo y creo que tú también me gustas y no sabía cómo decirte que me iba después de esto. Se suponía que el día de la colina era la última ocasión para nosotros, la primera y la última. Pero pasó algo y no quise irme.
   » Se supone que ya no puedo entrar al campus de ciencias y mi vuelo sale en cuatro días. Quería que por lo menos me fuera y me odiaras a...
     —Pues lo conseguiste —dijo antes de darse vuelta e irse.
     Ella no lo siguió.

Eyes Like The Sea (Joshua Shea)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora