Parte VIII: de cómo aceptaron lo que sentían.

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Al siguiente día, Regina había acordado verse con Manuela desde temprano para desayunar, así que se vieron en las escaleras principales y caminaron juntas, sin embargo, antes de llegar a la cafetería vieron que varios compañeros estaban reunidos viendo unos papeles que habían pegado en las paredes. Se acercaron rápido a ver de qué se trataba, eran pequeños post-its que tenían escrito varios mensajes: "Luca es el papá de Machu", "Soledad es su verdadera mamá" o "Su mamá es su abuela". Leyeron los mensajes, Regina rió y comentó:

—Pobre Machu, ¿crees que su perro sea en realidad su hermano?—Preguntó Regina de manera burlona.

Manuela la miró y Regina pudo ver el enojo en su mirada.

—¿De verdad crees que esto es gracioso? Machu se la debe estar pasando fatal...

Regina miró una vez más los post-it, tomó uno y lo releyó varias veces. Y entonces se dio cuenta de que reconocía la letra y sintió cómo su cuerpo se tensaba.

—Regina... ¿Quién ha hecho esto?—Preguntó Manuela que seguía molesta.

—No... No sé...—Contestó Regina dando un paso hacia atrás después de que la española se le fuera acercando lentamente.

—Por favor, Regina, no empieces a mentirme ahora. No después de toda la confianza que nos tenemos.—Le dijo Manuela con cierta desesperación y también como una suplica.

—Manuela... Es que... La letra se parece a la de... Kathy... pero no... no haría algo así. Además, siempre nos cuenta sus planes... yo no tenía ni idea.

—¿Es que se te ha olvidado cómo nos conocimos?

Regina guardó silencio y sólo pudo ver a la española a los ojos. Intentó contestarle pero no pudo porque en ese momento llegó Romina hasta donde ellas estaban.

—Fue Kathy. La vi en el pasillo con un montón de post-its.—Les dijo Romina.

—Ayudadme a quitarlos.—Contestó Manuela al mismo tiempo que arrancaba los papeles de las paredes.

Regina y Romina le ayudaron. Cuando acabaron vieron que era hora de clase, así que se dirigieron directo al salón, pero antes de entrar Regina jaló de la mano a Manuela para poder hablar con ella antes de entrar y sin Romina presente.

—¿Estamos bien? Necesito que me creas que no sabía nada de esto. No crees que yo fui parte de la broma, ¿verdad?—Dijo Regina con clara preocupación.

—Nunca me has mentido, ¿cierto? Regina... te creo.—Dijo Manuela tomándola por los hombros.— Pero no por tratarse de Machu tienes que defender a Kathy.

Regina la miró a los ojos y vio cómo Manuela sonrió poco a poco, así que la abrazó. Entraron a clase y resultó que todos se unieron para ir al cuarto de Machu, ya que ésta no había ido a clases. Regina no sabía si era buena idea, pero el profesor los había hecho ir a todos. En el camino, Regina se acercó a hablar con Renata que iba caminando sola.

—¿Tú sabías que Kathy iba a hacer eso?—Preguntó Regina.

—Obvio no. Justo nos peleamos por eso. Te hubieras enterado si tan sólo dejaras de estar con Manuela unos cinco minutos.

—Ni empieces, Renata. Si no vas a estar con Kathy, puedes venir conmigo.

Renata no le contestó, sólo la siguió hasta quedar a un lado de Manuela. Regina notó cómo la española vio de reojo a su hermana. Así que se acercó a ella para decirle al oído:

—Ella tampoco sabía. Lo hizo Kathy sola.

Manuela miró a los ojos a Regina y asintió, dando a entender que le creía. Renata intentó pegarse lo más que pudo a Regina. Al llegar al cuarto de Machu, Regina tomó de la mano a su hermana y siguieron a los demás al interior. Algunos empezaron a decirle palabras de aliento a Machu uno por uno, incluso Manuela quiso decirle algo.

No contar nuestra historía sería una cobardía.Where stories live. Discover now