Vaso XI

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Al menos en esos días, Geno no volvió a visitarlo, parecía que tenía suficiente con verle vivo en el trabajo, solo al final del Viernes preguntaba si podía ir a su departamento, y como estaban en el exterior, no podía cambiar su forma de ser con tantos conocidos cerca.

Maldito pillo.

Más de una vez le había negado, pero sus compañeros le palmeaban la espalda diciendo que aceptara de una vez, se estaba perdiendo del joven que a muchos tenían colgados por su dulzura y al mismo tiempo, dureza.

"Eres alguien manipulador." Comentó, sin ir al almacén esta vez, ya que en su departamento tenía ya su inventario lleno en licores.

"De otra forma no aceptarías." Dijo, quizás no tan orgulloso.

Algo que le daba curiosidad, era esa gran bolsa que tenía su acompañante, pero no demoró en darse cuenta de qué trataba al llegar a su departamento.

Geno sacó un cuadro mediano donde había una pintura simple pero no por ello lindo, entregándolo al más alto.

"Debemos cambiar tu ambiente, quizás eso te ayude a respirar." 

"...¿Qué?" Algo confundido, giró la cabeza. "¿En qué me va ayudar esto? No gastes dinero en mí, Geno."

"Mira tus manos, dejaron de temblar."

En todo el transcurso, por no tomar por horas, sus manos eran los primeros en empezar a agitarse, jugando con sus propios dedos, temblando. Se había sumergido en ver el cuadro que no se dio cuenta que había dejado de moverse tanto. 

No se lo creyó, dejó el cuadro en la mesilla, abriendo rápido el refrigerador para tomar una botella y tomar de la misma. Geno no dijo nada, se le quedó mirando, hasta que el castaño ya llevaba la mitad de la botella.

"Estaba buscando información para tu ayuda, y muchas veces salía que estar encerrado en el mismo ambiente te hacía sentir peor cuando no tomas. Así que pensaba que cambiar tu ambiente sería lo ideal"

"Ni te molestes."

Blard se sentó en la cama, y alzó la mano evitando que Geno se acercara, no podría soportar sentir más de sus caricias, al tomar volvía a sus sentidos, a la culpabilidad de tener que hacerle vivir esto.

"Puedes irte, por favor, ya hiciste mucho hoy."

Geno suspiró, pero hizo caso, sonriéndole.

"Entonces ten dulces sueños."

Ve la realidad | BlenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora