Taza XXI

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Fueron al médico apenas comieron lo que Geno sirvió, lo mejor para el castaño fue cerrar los ojos para no sobreesforzar sus ojos. Sin embargo le dieron unos lentes especiales que le ayudarían a reposar su mirada, además de arreglarla, no se sabría si sería permanentemente, después debía volver para exámenes más profundos.

Ahora, lo único que cabía en la mente de Blard, era mirar cuantas veces podía a su amado, quien parecía algo avergonzado de ser mirado fijamente, sus mejillas estaban algo coloradas, y eso al castaño le encantaba.

"Blard, ya deja de mirarme, mhh..." Se quejó, pronto el aludido pasó su brazo sobre sus hombros, abrazándole.

"Tengo que cubrir todos estos meses que no te he visto como tal." 

Entre risas, Blard se sentía en un sueño, y más de una vez besaba a Geno, como si fuera lo único que necesitaba para mantener la calma.

Aunque algo le llamó la atención, ahora que podía ver, notó que el cuarto donde vivía, parecía ser otro. Habían varios cuadros puestos en las paredes, algún par de plantas y además una parte donde estaban colgadas varias fotografías, más de él con su hermano. Se acercó y las prendió, tenía cada uno una pequeña luz.

Todo era hermoso, distinto.

"No tenía fotografías de nosotros dos." Explicó Geno por la mirada fija a las fotos. 

"Igualmente, todo está tan distinto a antes... No puedo creer que esté en el mismo lugar que hace un año."

"Es lo mejor, no deseo que pienses mucho del ayer, Blard."

"Lo sé, pensaré en el futuro, pensaré en ti."

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