El fantasma del piano. ✘M.Y ✅

007.

──¿Has hablado con él?- pregunto Jimin, del otro lado de la linea telefónica.

──No. . .-deje escapar un suspiro y abrace uno de mis peluches más cercanos.

──Tú habías prometido que jamás ignorarías a un espíritu.- me recordó.

──No lo quiero evitar, es solo que. . .- bufé.

──¿Qué?

──No creo que pueda ayudarlo, esta muy apegado a ese piano y realmente me pone triste.

──Sabes que tu abuela siempre dice que debes animarlos y después llevarlos a la luz.

──¿Qué pasa si él no quiere ir a la luz?

──¿Por qué lo dices?

──Anoche sentí un aroma a quemado, creí que la casa se estaba incendiando, pero cuando salí de mi habitación todo estaba tranquilo y con un aroma a vainilla. . .- deje de hablar, ya que el piano comenzó a sonar.—Jimin, ¿lo escuchas?

──¿Qué no tocaba en las noches?- pregunto.

──Te dije que tenia un horario, lo estuve espiando durante toda la semana y hace la misma rutina.

—¿Cúal es la rutina?

Me levante de mi cama y camine por toda la habitación, los vellos de mi piel se herizaron al seguir escuchando cada nota de la melodía.

—En la mañana toca el piano, dura por lo menos dos horas o cuando mis padres no están, dura todo el día.- Hice una pequeña mueca, al recordar algunas veces que me quede observando al rubio tocar el piano, sin que él se percatara de mi presencia.──Antes de dormir, siempre escucho ¿Por qué sigues en mi cama? Cuando estoy dormida, el olor a quemado es el que siempre me despierta y ya.

Jimin se quedo un momento en silencio, como si estuviera analizando todo lo que le había dicho.

──¿Y no ha articulado ni una sola palabra cuando estas con él?

──Ni siquiera se ha percatado de mi presencia.- rodé los ojos.──Solo lo escucho cuando voy a dormir y aveces suele decir groserías.

──Es demasiado raro, todos recurren a ti para que le enseñas la luz y puedan descansar en paz.

──Realmente no estoy segura de acercarme a él, no es como los demás.

──¿Y como lo ayudarás?

──¿Y qué pasa sino quiere mi ayuda?

──Sabes perfectamente que ellos no pueden estar en el plano de los vivos.

──¿Qué hago, Jimin-ssi?

──Acercate a él y preguntale en que le puedes ayudar, para que descanse eternamente.

Me quede un momento en silencio, admirando aquella melodía que me transmitía demasiada soledad y tristeza.

──Te marco después, trataré de comunicarme con él.

──Solo ten cuidado, sabes que algunos espíritus son malos.

──No creo que él sea malo, creo que ha sufrido demasiado. . .

Colgué la llamada.

Deje mi móvil en la cama, salí de mi habitación decidida a enfrentar a aquel alma perdida. Baje las escaleras con calma, siguiendo aquella melodía hasta que al fin lo pude ver.

Me daba la espalda como siempre, movía su cabeza al ritmo de aquella melodía.

Yo me recargue en el marco de la puerta y seguí escuchando como las teclas emitían su sonido. Por alguna razón, mis mejillas ya estaban empapadas por las lágrimas, aquella canción era demasiado triste para sobrellevar.

El impulso de acercarme a él, abrazarlo y decirle que todo saldrá bien, me carcomían por dentro.

De pronto comenzó a susurrar algunas palabras:

geujeo son gadeon daero geonildeon geonban, 
geuttean neoui uimireul mollaseossne,  barabogiman haedo johassdeon geuttae.

(no sabia su significado en ese entonces, estaba feliz con mirarte.)

Inconscientemente, di un paso hacia en frente. Antes de que pudiera dar otro, el teléfono del casa comenzó a sonar desesperadamente.

Mierda.

Corrí hacia la pequeña mesita que estaba a un lado del gran sofá y conteste la llamada.

──¿Hola?

──Soy mamá, cariño.- respondió aquella dulce voz, de la cual había heredado.──Tu padre y yo pasaremos a comprar comida y quería saber que es lo que necesitabas.

──¿Podrían trae un poco de ramen?

──Eso ya no lo tienes que pedir, cielo.- rió. —¿Algo más?

──No, es todo mamá.

──Nos vemos en media hora, te amamos.

──Los amo más, cuidense.- colgué la llamada y regrese el teléfono en su lugar.

Gire nuevamente, para poder ver si el espíritu seguía donde mismo, pero ya no había nadie acompañándome en la sala.

—Siempre es lo mismo.- susurré para mi misma.

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