025.

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Si pudiera cambiar el destino de ambos, lo haría sin dudarlo. No podría vivir sin aquel fantasma del piano que llego a mi vida con tan solo aquel instrumento, el cual se volvio un ducto para comunicarnos, el más haya y el aquí.

Las promesas nunca se rompen, si realmente la quieres cumplir de corazón. Dos mundos diferentes, no puede perforar un amor puro. . . o al menos eso decían.

—¿Puedo vivir sin él? ¿Puedo enfrentarme al mundo real?- me pregunte a mi misma, mientras recorria las calles de Daegu.—Si muero, ¿Podre estar con él?

Las lamparas de la calle me ayudaban a no pisar mal en el pavimento a plena noche, exactamente 11:48.
Jimin me dijo que debía de encontar a Yoongi antes de media noche y que cometa algo estúpido a su persona.

Estaba decida, moriria por él.

No importa en que lugar o con quien este despúes, siempre será él. Y eso sera hasta en el mismo mundo de los muertos.

Mi movil comenzo a sonar freneticamente, sabia que eran mis padres y es porque Jimin estaba en desacuerdo conmigo.

Pero ni había vuelta atras, necesitaba encontrar a Yoongi como sea.

Los claxon de los automóviles comenzaron a sonar repetitivas veces, haciendo que girara a ver y notar lo que estaba pasando en ese momento.

Yoongi se tambaleaba por debajo de la banqueta y los carros que pasaban a su lado le pintaban y gritaban que se subiera a la banqueta.

—Yoongi. . .- susurré.

Impacientemente esperé a que el semáforo se pusiera en rojo y así poder pasar con seguridad, quería morir pero necesitaba despedirme de él y saber que esta a salvo.

—¡Yoongi!- grite al estar del otro lado de la calle.

Min se detuvo y me miró de arriba a bajo.

—Ve a casa.

—No me iré sin ti.

—Oh vamos, deja los dramas de lado y vete a dormir.- Yoongi se dio la vuelta para poder seguir caminando.

Pero lo seguí, cuidando de que no le pasara nada malo.

—Yoongi. . . ¿Donde esta Wendy?- la preocupación llego a mi de un golpe.

—En el lugar más horrible que se merece por haberme engañado.

—Pero. . . la amabas.

Yoongi se detuvo de golpe, duro así varios segundos y sin pensarlo, cogí su brazo.

—¿La amabas?

Mis ojos comenzaron a picar, esto era demasiado para mi. Si él la amaba, yo fui la culpable de que la matara, solo para que no se sintiera culpable si yo moría.
Yoongi se quedó quieto por demasiado tiempo, estaba demasiada enfocada en él que ni siquiera preste atención a nuestro ambiente.

—Te lo diré una vez más y no lo volveré a repetir.- dijo Min en voz baja, solo para que yo escuchara.—Ve a casa y duerme.

—No lo haré sin ti, ya te lo dije.

—No es tu decisión, es la mía.

—Claro que lo es.-mi voz se quebró.—Te amo. . . No quiero perderte, no quiero pasar el resto de mis días viendo ese piano y que yo no pueda verte a ti.

Yoongi se quedo totalmente callado, no sabia si mis palabras le afectaban o realmente las dejaba pasar.

—Todo esto es tu culpa. . .- habla Yoongi sin siquiera mirarme.

—¿Qué?

—Sino hubieras elegido mi casa, si tan solo no te hubiese conocido. . .- aquellas palabras estaban llenas de odio.

—¿Realmente piensas eso?- mi voz se escucho casi como un susurro.

—Lo pienso y quiero que se cumpla. . .-y como si fuera cámara lenta, Yoongi se zafo de mi agarre.—¡Destruíste mi vida!

Me grito, para después dar media vuelta y comenzar alejarse de mi. Mi corazón dolía más que una herida en la rodilla por haberte tropezado o que una salpicadura de aceite cuando estas cocinando, mi dolor era más fuerte.

—Yoongi. . .- me abrace a mi misma y sin decir nada, lo seguí. Lo seguí porque quería estar con él, aunque Yoongi no quisiera.

—¿Qué quieres de mi?- se giro bruscamente.

—Te dije que no me iré sin ti, no me importa lo que pienses, ni lo que hagas.- hable con firmeza, aunque mi voz sonara quebradiza.

—Entiende, esto se acabó.

—Bien, pero regresa a casa conmigo.- estiré mi mano y Min solo la miro.—¿Quieres que vuelva a casa? Ven conmigo.

Yoongi sin decir nada, tomo mi mano y en cierto punto me sentí tranquila. Regresaría conmigo y estaría a salvo.

Pero como si el destino quisiera todo lo contrario, lo malo comenzó a suceder. Los semáforos comenzaron a fallar, Yoongi y yo nos encontrábamos a la mitad de la calle, cuando el semáforo se puso en verde y como si los automovilistas estuviesen ciegos, pisaron el acelerador hasta el fondo antes de que el semáforo volviera a cambiar a rojo.

Por un momento creí que todo esto era un sueño del cual despertaría y Yoongi estaría ahí para conzolarme y decirme que solo era una estúpida pesadilla, pero no lo era. Era la realidad.

Todo fue demasiado rápido, todo era demasiado borroso para mi.

—¡Corre!-Yoongi sin siquiera pedir mi aprobación, me aventó con todas sus fuerzas hasta el otro lado de la banqueta.

Un fuerte estruendo y el rechinido de las llantas inundaron mis oídos, yo le daba la espalda a la calle donde se supone que Yoongi estaba aún.

—Y-Yoongi,  dame la mano.- Murmuré.

Tenía miedo de mirar atrás y ver el caos.

Ignore cualquier ruido solo para tratar de poder escuchar la voz de Yoongi, de mi Yoongi. Unos brazos me pusieron de pie y como si fuese lo demasiado estúpida, creí que era Yoongi.

—¿Esta bien?- pregunto aquel hombre de unos 35 años.

Ignoré aquella pregunta y mire detrás de su hombro el caos que había pasado, todos estaban haciendo un circulo y un par de personas llamaban por celular desesperadamente.

—Yoongi. . .

—No, él esta bien.- El hombre me aferro a él y yo lo empuje con mis pocas fuerzas.

Corrí hacia el montón y me arrepentí de hacerlo, me arrepentí de haber buscado a Wendy, de todo lo que había pasado por saber el porque ella engaño a Yoongi.

Su cuerpo estaba completamente lleno de sangre, su cabello cubría su rostro y su pie izquierdo estaba roto.

—Yoongi. . .-mis lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.—¡Yoongi!

Trate de acercarme a su cuerpo, pero nuevamente fui detenida por otro hombre.

—Tranquila. . .

—¡No! ¡Yoongi! ¡Sueltame idiota!- pataleo con todas mis fuerzas, pero aquel hombre no me soltó en ningún momento.
Aquellas personas miraban horrorizadas el cuerpo de Yoongi y algunos me miraban con lastima y tristeza.

Como si me hubiesen quitado el único caramelo, como si hubiese tropezado, como si me hubiese roto un hueso. . . Ese dolor no era comparado como el de ahora, el de la perdida.

Este es el final de nuestra relación . . .
                                    —Fisrt love.

El fantasma del piano. ✘M.Y ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora