Dolor

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2 de febrero.
Un día que pintaba a ser maravilloso ahora decaía. Había recibido una nota de parte de Will y al principio me había alegrado mucho. Sin embargo...

La nota rezaba lo siguiente:

"¿Te gustaría venir a ver a Kandrell? Nos divertiremos. Te veo en la granja después de comer.

Will.

Me había dicho a mí mismo que le confesaría mi amor a Willem. Pero no podía.

El viento giraba a mi alrededor y la nieve fría y blanca flotaba en volutas. Alcé la vista al cielo y sentí el blanco caer en mi cuerpo. Pequeñas agujas se clavaban en mi alma, en mi corazón.
Sin saberlo, me estaba destruyendo a mi mismo al borde del abismo a punto de saltar, esperando a que alguien me ayudara a lanzarme al vacío.

¿Donde estaba esa persona?

Apreté el papel contra mi pecho y tome una decisión.

No le diría nunca nada a Willem Beauchiene sobre mis sentimientos. El pronto se iría y no podía irse sumergido en un mar de dudas y preguntas sin respuesta. Era lo mejor para todos.
Sería difícil. Yo ansiaba con todas mis fuerzas poder confesárselo y sin embargo no podía.

Sentí que había roto algo dentro de mí. Fue un dolor sordo y momentáneo. Un simple segundo bastó para saber que ya no estaba bien.
El viento volvió a soplar. El viento siempre sería mi aliado en momentos de agonía.

Alcé la vista de nuevo al éter frío y nebuloso

Y
            El
Frío         
            Me
Acogió.      

🥀🥀🥀 

L.P.H.S.N.S
Willem y su realidad

Will vio llegar a Shine en la lejanía. A medida que el chico de orbes de estrella se iba acercando, más preocupado estaba Will.
Aquel joven que se acercaba no era su adorado Shine. Algo en su mirada había cambiado y Will no supo de que se trataba.

Muy extraño también era que se hubiera presentado en la granja sin avisar y más extraño todavía era que no llevara nada más que una simple camisa de botones, en plena nevada. Y lo peor de todo, era que no tiritaba de frío.

"Algo va mal." Pensó el castaño.

Y cuando lo tuvo en frente, supo que tenía que abrazarlo.

Cuando Will lo abrazó, Shine sintió aquel calor tan familiar y querido que hizo que la coraza que había construido alrededor de su corazón para protegerlo, temblara.

Cuando Will trató de calentarlo más, frotándole la espalda aún sin separarse, la coraza se resquebrajó un tanto.

Y cuando Willem le besó la frente, las lágrimas peligraron en sus ojos del color del éter nocturno.

Shine se apartó inmediatamente y esto desconcertó al otro chico.
Shine siempre le devolvía los abrazos y las caricias...algo iba muy mal.

Y Shine supo que Willem lo había descubierto.

Para romper el silencio y la incomodidad reinante, Shine dijo:

– Me ha llegado tu nota. Aquí me tienes. ¿Vamos a ver al caballo o no? –

Lo había dicho con una voz tan apagada y desapasionada...

– Si, claro. Espera... ¿Nota?¿Qué nota?-
Le dijo mientras entraban al granero, lugar donde residía Kandrell. –

– Esta. – Shine se la sacó del bolsillo de su pantalón y se la mostró.
Will compuso una cara de enfado. La tomó y la arrugó entre sus dedos.

– Idiotas... – La lanzó al suelo del granero...y de repente, cayó en la cuenta sobre algo. De repente, las puertas del granero se cerraron con fuerza y Will reaccionó...demasiado tarde.

– ¡No puede ser! – Se acercó a la cerradura que tan bien conocía y la cual se sabía de memoria, pero de nada le sirvió tratar de forzarla, arañarla, empujarla...

Definitivamente, estaban encerrados.

Willem se acordó del plan de Renan y Oliver. Había llegado la hora. Seguramente estarían allí metidos durante toda la tarde, con el silbido de la nieve tras las paredes de piedra de la estancia.

Willem se puso nervioso.

"Ahora o nunca..."

Will se giró hacia Shine, lo miró a los ojos y...

La razón de mi todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora