Capitulo 22

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Jayden

Cassandra entro a la escuela y yo me quedé ahí parado como idiota, esperando a que regresara y dijera alguna tontería, después de un par de minutos un risa burlona salió de mi garganta, y mis pies comenzaron a moverse a alguna dirección, conforme avanzaba los murmullos iban incrementando, algunos suspiros, miradas coquetas acompañadas de un pequeño mordisco en el labio de las chicas, algunas hacían la seña "llámame", risitas tontas, chicos con miradas temerosas; si tenía una conclusión de todo esto era que amaba tener el poder sobre alguien más, y aquí ya lo había logrado.

Mi sonrisa triunfante y traviesa.

Pobres ilusos, todos idolatrando a un hambriento amante del poder.

Recuerdo muy pocas cosas de mis papás, y entre esos recuerdos están sus sonrisas de orgullo al ver como mi primer víctima sufría y agonizaba, también recuerdo sus discusiones por el poder, y la vez en que también discutí con ellos por el poder, recuerdo esa satisfacción (por llamarlo de alguna manera) al saberme triunfador, al saber que ese poder sería por siempre mío.

Aprendí de los mejores definitivamente.

Siempre dijeron que llegaría alguien que me haría cambiar, lo que ellos nunca supieron es que ya la había encontrado, y si, tenían razón me hacía ver el mundo desde otra perspectiva.
Ella liberaba ese lado salvaje, a esa bestia que ante la sociedad no existía, quien era responsable de mis locuras y mis deseos más retorcidos.

Empujo la puerta del baño de caballeros, camino hacia los lavabos para encontrarme al chico que coqueteo con Cassandra, me paro junto a él, quien continua peinándose como si nadie hubiera entrado.

Me dedico a observarlo fijamente.

Causando lo que buscaba al venir aquí.

Incomodarle.

Intimidarle.

Tener poder sobre su persona.

Observó como rasca nerviosamente la parte trasera de su cuello.

Una molesta sonrisa se asoma en sus labios.

-¿Sabes que puedo verte?- me dice logrando que por mi rostro se sitúe por unos segundos una mueca de confusion, para darle paso a una sonrisa retorcida.

-Pues claro que puedes verme idiota- dije con un tono obvio, mientras suelto un bufido de exasperación.

-Sabes bien a lo que me refiero- dijo mientras rodaba sus ojos y se giraba para verme.

Por un segundo quise entender a que se refería.

En respuesta incliné mi cabeza hacia la derecha.

-¡Deja de fingir conmigo!- se acercó "amenazadoramente" y fue cuando caí en cuánta que solo intentaba intimidarme, vi el temor en sus ojos y pude imaginar como el miedo recorría todo su cuerpo.

Si el quería jugar, jugariamos pero a mi manera.

Y si de algo estaba seguro es de que yo le ganaría.

Soy el rey.

Di un paso provocando que levantara la cabeza para poder verme.

-No me tientes- murmuré- te aseguro que no quieres verme; aún no he empezado contigo y mira que ridículo eres, tiemblas como un pequeño e indefenso niño- dije molestándolo- será muy divertido destruirte- susurré con un tono más grave.

Retrocedí unos pasos, le sonreí en forma de saludo y me salí del baño.

Con pasó un poco apresurado me dirigí al aula de historia.

Los Sueños Se Cumplen...? #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora