My Doll - DaeJae

C u i d a r

Al despertar hay mucho silencio dentro de su habitación y hace frío, el normal de invierno.

¿Fue un sueño? — frota sus ojos.

Se levanta y estira su cuerpo.

Sale al baño para ducharse rápido y refrescar su mente.

En lo que se viste, escucha el rechinar del piso igual que ayer.

No es un sueño, es real — sonríe porque desde que se independizó por primera vez va a desayunar con alguien a su lado. — Él sigue aquí.

Ese rechinar quiere decir que pedazo de plástico se ha salido de la bodega y ya anda merodeando por ahí.

DaeHyun termina de arreglarse y baja.
Al ir en las escaleras mira a todos lados para evitar ser tomado de sorpresa por ese travieso.

Entra a la cocina; aquí lo ve agachado en cuclillas jugando con...
DaeHyun no le puede sonreír como es su intención porque de nuevo pedazo de plástico ha tirado el bote de azúcar pero esta vez absolutamente todo.

— ¿Por qué la tiras? — suelta un suspiro — ¿Qué tienes en contra de la pobre azúcar?

— Ahora el piso se ve igual que ese cuadro. — Señala a la ventana.

Se refiere a la blanca nieve de afuera que se puede ver desde adentro.

— Pero eso no es azúcar es nieve — a pesar del frío que hace, DaeHyun abre la ventana para que su doll pueda ver.

— ¿Nieve? — se levanta y corre hacia la ventana para mirar también.

— Sí pero aún no puedes salir a conocerla, con la ropa que traes te morirás de frío... Aunque creo que no sientes nada porque no estás del todo vivo.

Lo deja viendo la nieve, él se aleja a recoger lo tirado en el piso.
No hace café, pues no le gusta sin azúcar y su travieso pedazo de plástico se ha encargado de  eso.

Tiene tiempo así que prepara algo sencillo: huevo con tocino y sirve jugo.

— Ven aquí — lo aleja de la ventana y la cierra.

Le pide que tome asiento juntó a él en el comedor.

— ¿Qué haces?

— Desayuno, esto se hace todas las mañanas.

— Ah — mantiene la sonrisa.

— Ojalá pudieras probar.

Le gusta que su doll esté con él aunque no hable más que para preguntar lo que desconoce o prefiera distraerse con la forma del vaso de cristal que tiene jugo.

DaeHyun termina de comer.
Se levanta y lleva su plato al fregadero.
Agarra su maletín.

— Ya me tengo que ir.

— ¿Irás a jugar?

— No, tengo que ir a trabajar por lo tanto no puedes salir de casa mientras yo no estoy.

— ¿Tengo que regresar a aquel cuarto?

— No es necesario pero por favor no abras esa puerta — le indica la principal — y ninguna ventana— le señala las que están a su vista —, esas son ventanas.

— Ooh.

— ¿Entiendes?

— ¡Si!

Ahora sí, DaeHyun sale, le pone llave a su casa para evitar que salga y alguien lo vea por los alrededores. Tener a un muñeco viviente no es lo más normal.