La furia diurna me lleva hacia el acantilado donde está Desdentao. Caigo en la hierba y voy directo hacia él, para ver si está bien.
Le acaricio el hocico y él parece despertarse. Menos mal que ha sido un dardo somnífero y no un dardo de verdad.
—Eh campeón, tienes que dejar de dormirte en los momentos más oportunos.
Desdentao gruñe mientras se levanta y me lame toda la cara con su gran lengua. Me río y él me tira al suelo, haciendo que recueste la espalda en el césped. La furia diurna que nos contempla de cerca, parece algo confusa. Miro a Desdentao y le acaricio la cabeza, antes de incorporarme y hacerle una señal a la furia diurna para que se acerque a mí.
Ella parece dudar un poco pero se acerca. Levanto mi mano dejándola en el aire, como hago con todos los dragones y ella se acerca y la toca con su hocico. Río de nuevo.
—Vaya, al final parece que no nos vamos a llevar tan mal.
Ella gruñe y va directa a Desdentao para ayudarlo a levantarse del todo.
—¡Hipo!
Un grito muy familiar me sobresalta. Miro hacia atrás y veo a todos los chicos y a los Memianos acercándose con sus dragones. Astrid viene hacia a mí súper rápida y con una mirada cristalina de rabia y algo más...
Me levanto como puedo y me pongo de pie para recibirla. Cuando llega hasta a mí me pega en el brazo muy fuerte con el puño cerrado. Yo me encojo por instinto y me acaricio la zona afectada. Aunque hace bastante tiempo que no lo hacía. Astrid nunca va a dejar de ser Astrid.
—¿Por qué has hecho eso? —le pregunto con algo de voz chillona.
Ella suspira y pone los ojos en blanco. Parece que le cuesta decir las palabras.
—¡Eres un idiota! ¿Cómo se te ocurre darme un susto, bueno, a mí y a todos, sacrificándote así con Grimmel?
Me quedo callado por un momento, porque no quiero hacerle enfadar más.
—Tenía que salvar a Desdentao, y a la furia diurna. Era él o yo. Y lo elegí a él. —consigo confesarle.
Ella parece exasperada por mis palabras. Me vuelve a pegar, esta vez con las dos manos en el pecho. Pero no emplea la fuerza, sino su rabia.
—Eres un idiota... —vuelve a repetir. Le miro a la cara y parece que está aguantando las ganas de pegarme una buena tunda y de llorar. Astrid no es de las que lloran.
Le cojo de las manos, parando sus golpes y las entrelazo con las mías. Ella se deja hacer, pero sigue sin mirarme. Le levanto de la barbilla con nuestras manos unidas y consigo hacer que me mire.
Ya sé que es lo que le preocupa. Por qué está tan enfadada conmigo. Todo es por ese miedo, el mismo miedo que sentí yo mientras caía, pensando en ella y en los demás. No quería despedirme de ellos todavía, y ella parece ser que tampoco quería perderme. La comprendo muy bien.
—Shhh... basta. Estoy bien, estoy aquí contigo.
Ella me mira como si no se lo creyera y se recuesta contra mi cuerpo mientras apoya su cabeza en mi hombro.
—Si te hubiera perdido de verdad, no sé que hubiera sido de mí.
Suelto nuestras manos para poder agarrarla mejor. Llevo mis manos a su cabeza y la abrazo, mientras ella se aferra a la armadura rota de mi espalda.
—Yo también tenía miedo de no volver a ver tu cara, ni escuchar tu risa e imitaciones de mí, nunca más.
Astrid se aferra más a mí y suelta una triste risita.

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El mundo oculto
FanfictionEsta es mi versión de "Cómo Entrenar a Tu Dragón 3". Hipo es el nuevo jefe de isla Mema, mientras que Desdentao es el alfa de todos los dragones. Hipo y su pandilla se encargaban de rescatar dragones, y vivían su vida lo mejor que podían, hasta que...