Capítulo 6

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Toda la pandilla volamos hasta dónde se encuentran los barcos de los cazadores. Es mejor pillarlos desprevenidos y derribarlos para que no lleguen nunca a Mema. Tengo que mantener a salvo a nuestra aldea.

Avistamos a los barcos y nos escondemos entre las nubes negras para que no nos vean. Echo un vistazo a los demás y están parecen que están preparados para lo que nos espera. Todos llevan los trajes de vuelo puestos, por si nos hicieran falta.

—Está bien chicos, a mi señal bajamos Astrid, los gemelos, Patapez, Patán y yo de los dragones con los trajes de vuelo y los pillamos desprevenidos. Mientras mamá y Eret se quedan con los dragones y hacen lo que hemos hablado, ¿está bien?

—Entendido jefe.  —dice Eret servicialmente.

—Estamos listo para salir a la acción.  —dice Chusco emocionado, mientas se tira de su barba-pelo.

Esperamos unos minutos hasta que los dos barcos se encuentran justo debajo de nosotros.

—Adelante.

Despliego las alas de mi nuevo traje y los demás también hacen lo mismo con el suyo, y saltamos de los dragones y aterrizamos con estilo en la cubierta. Fijo la vista hacia delante y dejamos a los cazadores con la boca abierta y a mitad de lo que estaban haciendo. Nos incorporamos y descubrimos nuestras caras.

—Hola, venimos amablemente a patearos el culo, ¿qué decís chicos?

Los chicos sueltan unos gritos de emoción y levantan las armas al aire. Los cazadores reaccionan y se mueven en busca de armas y otros de más ayuda.

Nos empezamos a mover y los chicos empiezan a pelear con los cazadores. Me quedo en una esquina oculta del barco y espero a que llegue el humo. El humo, como una niebla, empieza a extenderse por el barco y hace que nos nuble la vista. Perfecto. Saco mi espada y activo las llamas. Con esto puedo verlos, pero ellos no a mí. Me adentro en la niebla y escucho espadas y hachas chocar. Astrid estará cerca.

Pillo a uno desprevenido por detrás y le golpeo con todas mis fuerzas, haciéndole caer al suelo. Sin esperarlo me golpean por detrás también y antes de que pueda reaccionar, un bebé de Gronckle le muerde y le hace golpearse con el suelo dejándolo inconsciente. ¿De dónde ha salido ese dragón?

El humo se va disipando y veo a Patapez apurado en busca de algo. Ahora caigo. Es uno de los bebés que ha tenido Barrilete. El bebé dragón se revuelca en la cubierta.

—¿Has traído un dragón a la batalla?

—Lo siento Hipo, pero no podía dejarlo solo. —dice Patapez sin atreverse mucho a responder.

Pongo los ojos en blanco y respiro hondo.

—Está bien, pero ten cuidado con él.

A Patapez le cambia la cara y coge al bebé en brazos.

—Deberías añadirle una bolsa a ese traje.

Patapez se queda pensando por un momento y mira al bebé.

—¡Qué buena idea!

Volvemos a la carga y dejamos inconscientes a más cazadores. Pronto va a desaparecer la niebla. Escucho un grito proveniente de Astrid y me preocupo.

—Chicos, ¿dónde está Astrid? —grito para que me oigan. No la veo por ningún sitio.

Escucho otro grito, pero esta vez proveniente de Chusco, y es uno de rabia total. Me dirijo a su silueta y veo lo que ha pasado. Oh Oh. Ya lo ha hecho enfadar. Miro la escena y parece que el cazador acaba de cortar con un hacha la barba-pelo de Chusco. Este se enfada y sale tras el cazador para zurrarle. Y yo que me había preocupado por él.

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