Una tarde, al terminar su labor de cuatro horas, se sentaron a descansar en la avenida «Batallones de Atacama». Amor vestía jardinera de mezclilla celeste, top blanco y botas; y Felipe, polo, jeans y botas. A su lado tenían baldes, escobas, palas, bolsas de basuras y mangueras. En un vaso plástico la joven bebía un refrescante jugo.
El joven, sorpresivamente se arrodilló:
- ¿¡Amor, te casarías conmigo!?
- ¡Siiiiiiiiiii, Felipe!... ¡Te amo, mi ser maravilloso!
Esta vez a él se le llenaron los ojos de lágrimas.
- ¡Mi rey, el amor por ti vive cada día en mi corazón y me habla en las noches, que se estacionó en tu corazón para siempre!... ¡Sólo tengo ojos para ti! No te cambiaría por nadie y nada. Hoy no importa que seamos los jardineros, que no tengamos la champaña francesa, sólo este jugo en vasos plásticos, ni charros, ni velitas, ni el vino Zahír. El corazón manda en esta tarde que tiene bello cielo y frescos aromas de atardecer.
Felipe le puso el anillo en el anular y la besó largamente.
El joven , había hablado previamente a unos músicos callejeros, los únicos que tenían permiso permanente para tocar en la vía pública. Así que dos ruidosos «chinchineros» (1), aunque no lograron un halo romántico, por lo desafinados, estuvieron encantando el beso de los novios. Esta vez les aplaudió expontáneamente el público de la calle.
Se abrazaron largamente, como aquella vez en el Hospital y se fueron caminando para celebrar en una cena en la casa de Amor, tal como Felipe lo había programado con los padres y el hermano de ella, en caso que la joven aceptara.
Sin que se pusieran de acuerdo, porque sus labios estaban ocupados en el beso, los dos, al mismo tiempo, pusieron una de sus manos atrás de sus cuerpos, luego montaron el dedo medio de la mano derecha con el índice, formando la clásica "contra".
- ¡Hice la «contra» al demonio, Amor!
- ¡Yo también, mi rey!
Poco antes un cariñoso niño skater, les tomó una fotografía romántica con su celular.
Hoy los novios jardineros atesoran esa imagen en su hogar de recién casados. De la tremofofia jamás hablan.
*****
FIN DE LA NOVELA
1: Chinchineros: Suelen recorrer las calles, tocando instrumentos con manos, boca y pie. Los instrumentos a base de aire que se hace funcionar en uan especie de cajó, funciona con una manivela. Mientras el organillero toca, el chinchinero 2, que es su acompañante, toca (platillos, cornetas, otors) y baila lo que el organillero está interpretando.
Sus gustos son los vals, polka, cueca chilena, entre otros. Esto se replica en otros países de iberoamérica.
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LA CHICA TREMOFÓBICA
RandomUNA COMEDIA DE AMOR EN POCAS LINEAS Chile es mundialmente famoso por un tipo de desgracias, que frecuentemente encabezan los noticieros de la televisión, las radios y las redes sociales digitales, en forma especial. Esta breve novela de amor, cuent...