Capítulo IV: La llegada a Water 7

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—¡Ya me he perdido!

El grito de ___ se hace presente por todo el bosque. La joven no se ha separado en ningún momento del grupo y no sabe cómo se soltó. Juraría se estaba bien amarrada. O seguramente Paulie no hizo bien el nudo. ¡Maldita sea su suerte! Se maldice una y otra vez. Ahora se preguntaba a dónde ir. Si estuviera el sol puede colocar un palo en el suelo y la sombra le diría que dirección ir. Pero claro está en un maldito bosque con una niebla densa.

Posa las manos en las caderas para tener una idea clara a dónde ir. Y solo desea que las bestias hayan comido y no tengan hambre. No sabría defenderse ante criaturas tan gigantes como el Nekomata de hace un buen rato. Si no fuera por Mihawk ya estaría muerta definitivamente. Camina sin sentido alguno rogando por todos los cielos de que los chicos la encuentren cuanto antes. Observa con detenimiento a los árboles que daban escalofríos. «Si estuviera aquí Mario ya estaría cagado», ríe ante ese pensamiento.

Pero nota algo raro en el ambiente. Cada vez que se adentraba en ese bosque, algo cambiaba. Flores en los troncos que no estaban marchitas y el aire era cálido. Es como si estuviera acercando a una terma o algo parecido. Sus oídos se agudizan al escuchar como unas leves chapoteos que chocan contra la orilla. ¿Se estaba acercando a un lago? ¿A una playa? ¿Playa en el bosque? Bueno es un planeta nuevo, puede sorprenderla.

Atraviesa los arbustos sin miedo alguno y era aquellos que adivinó antes. Un gran lago un tanto cristalino para sus ojos. «Al menos ellos cuidan el planeta, no como en la mía», dice acercándose un poco más intentando visualizar más allá. Con tanta niebla era imposible ver la otra orilla. Es un sitio un tanto extraño y curioso para su vista. Se pregunta cómo es posible que haya sitios tan espectaculares y escondidos en un lugar tan escalofriante. Mira al cielo un momento a ver si encontraba algún punto de referencia, una luz quizá. Nada. Los rayos del sol no traspasan aquellas nubes.

Otro chapoteo capta su atención donde su cabeza se gira automáticamente. Algo visualizaba a la lejanía. Parece una figura un tanto humana que se estaba bañando en el lago. La pregunta es: ¿no tiene miedo alguno de que algún monstruo marino lo devore? Y desaparece zambulléndose. Lo que le faltaba por ver es que esa figura sea una sirena o un tritón. Suspira un poco quitándose esa idea de la cabeza. Pero algo capta su atención. Poco a poco va mirando a su derecha y sus ojos se agrandan al encontrarse un conjunto de ropa en una roca.

Con curiosidad se acerca tomando la camisa, pero su asombro es encontrarse con un sombrero tipo copa. «Eso solamente lo llevan los hombres», sus ojos se clavan en la ropa interior y todo su cuerpo se tensa al momento. ¿Hay un hombre bañándose en aquel lago? Iba a marcharse de ahí cuanto antes, pero se lleva un gran susto al ver a alguien salir del agua con un pez en la boca. Para ___ todo fue a cámara lenta que hasta cayó de espaldas, donde su trasero toca el suelo.

Un hombre de melena negra y algo ondulado. Piel blanca como la nieve misma. Dos tatuajes en cada hombre. Mirada penetrante. Y lo curioso de todo son sus cejas y esa peculiar perilla que tiene forma. Esos ojos negros eran hipnotizantes para la joven que miraba con asombro. Mira que puede aceptar que Mihawk es un hombre atractivo, pero ese chico tiene algo peculiar que llama su atención. El de cabellos negros hinca los dientes con fuerza al pez a modo de estrangulamiento hasta dejarlo sin respiración.

Definitivamente estaba delante a un cazador.

—¿Se ha perdido, señorita? —Al escuchar su voz se le puso los pelos de punta.

—¿No debería decir lo mismo de ti? —cruza los brazos.

—Yo no me he perdido, más bien me estoy tomando un baño.

—¿Y por qué alguien como tú se atreve a bañarse en este sitio?

—Porque me gusta el peligro —comienza a caminar en dirección a la orilla.— ¿A usted no?

Hall Lókë (One Piece x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora