Capítulo VI: ¿Eres un Mändra?

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Un nuevo amanecer aparece en el planeta Panx, donde los rayos del sol tocan cada rincón de ese mundo. Personas y bestias despiertan dando la bienvenida al día. El cantar de los pájaros hacen despertar a Trico, quien dormía plácidamente. Da un gran bostezo, estirando cada extremidad de su cuerpo mientras observa su entorno. Lo recordó. Ya no está en aquella horrible torre. Sus orejas con forma de gato escuchan unos leves suspiros y agacha un poco la mirada, encontrándose con el pequeño grupo durmiendo aún. ___ no se ha separado de él en ningún momento.

Acerca su morro hacia el cuerpo de la joven y la mueve un poco para despertarla. Un sonido de molestia sale de sus labios, abriendo los ojos despacio. Da un brinco, llevando la mano a su corazón, al tener cerca el rostro de Trico. Tuvo que respirar profundamente para calmar a su palpitando corazón. Sin embargo, ríe bajito al notar que la criatura quiere algo de cariño; por lo tanto, acaricia su morro lentamente. ¿Cómo una criatura tan grande fuese tan cariñoso? Observa a su alrededor, analizando detalladamente. Se da cuenta de que están en una especie de pradera con suficientes árboles para que uno pueda esconderse.

Con la consciencia tranquila, lleva su mano a su antebrazo, rozando sus dedos en aquella marca. Aún las dudas están ahí. ¿Quién es ella? ¿Cuál es la labor de los Mändras? Los únicos que lo saben son ellos y algún que otra persona. ¿Por qué tanto secretismo? Se abraza así misma, intentando reconfortarse, y la criatura está detrás de ella, apoyándola de vez en cuando. Ella se da la vuelta para seguir rozando las yemas de sus dedos el morro de la bestia. Éste estornuda.

—Salud, pequeño. —Ríe bajito.

Y ese estornudo despertó a los otros. Rayleigh se levanta, estirando todas sus partes y mira a la joven con la criatura—. ¿Cómo has dormido?

—Mejor que nunca —comenta—. Veo que le han quitado el collar a Trico.

—Estaba incómodo a la hora de dormir. Le hice un favor.

Trico hace un rugido de satisfacción que se acerca un poco al ermitaño. Un modo de agradecerle lo que ha hecho. Pero un gran bostezo les sale de sus pensamientos y fue Paulie, que aún tiene cara de dormido. Se rasca uno de sus ojos, quitándose las malditas legañas que son un tanto molestas. Por su parte, Mihawk se levanta un poco el sombrero para visualizar lo que está sucediendo.

—Decidme que no estamos en Water 7.

—No —contesta secamente la joven—, y te digo que desconozco donde estamos realmente.

—Trico nos ha llevado a una pradera. —Visualiza un poco su entorno Rayleigh—. No sabría deciros exactamente por donde ir. —Se acaricia la barba un tanto pensativo.

—Y nadie tiene un mapa, ¿verdad? —pregunta ___.

El espadachín no dijo nada, simplemente escala por un árbol para tener una mayor visualización de su entorno. Siente como alguien le empuja y echa un vistazo hacia abajo viendo al culpable. Trico quería ayudar al hombre de ojos extravagantes. Él sonríe, dando palmadas en el morro de éste, agradeciendo su ayuda. Sigue escalando hasta llegar a lo más alto del árbol, teniendo unas vistas espectaculares. Sus ojos, como las de un halcón, visualizan a su alrededor un gran paisaje que dan ganas de aventurarte y perderte por un buen rato. Al norte, se encuentra la playa donde vinieron ellos. Y al sur ve un gran castillo un tanto abandonado en la pradera.

Con eso, salta desde esa altura, sin hacerse daño alguno. Los chicos le miran para saber que es lo que ha visto-. Hay que ir por esta dirección. He visto un gran castillo, si vamos ahí, podemos tener una gran visualización.

—¡Genial! Como se nota que eres Take no Me -dice Rayleigh—. Debo decirte que Trico se esconda, si lo ve alguien se armará un escándalo.

Hall Lókë (One Piece x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora