Sin tocar

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Le escribí la carta...

Verte, admirarte, desearte, soñarte, pero sobre todo amarte, mi querida esposa, te amo y siempre serás mi mayor amor.
F. L

Y en un lado estaba su respuesta escrita con rosado...

Y tú serás el único amor de mi vida, Aida, tu gemstone

Nuestro tercer aniversario, la sorpresa, iba acompañada de un dije, pero ya eso es pasado, tan pasado como sus besos, como la hoja que tenía entre las manos, ya un poco sucia y con muchos dobleces, estaba tan delicada que en cualquier momento se rompía.

No importaba cuantas veces me lo repitiera, algo de mí no terminaba de aceptarlo, pero existía algo que aun no se había llevado y era que aun la amaba tan fuerte como ese día que la conocí.

—Faris, ¿listo para ver la función?

Edgar tenía planeado llevarme al nuevo teatro donde, por amabilidad o simple lambisconería le regalaron un par de entradas para la función de esta noche, no quería que fuera un desastre y tenia fuertes deseos que fueran muy bueno.

Como siempre, le dan dos entradas y en lugar de invitar a una chica, me arrastra a mí, muchos dirán que somos pareja, los que aun no lo piensan están muy cerca de hacerlo.

—Sí, ya estoy aquí, bajo tu subordinación— le tomé el pelo, ya que se estaba comportando como si fuera mi padre y en ese caso yo jugaba el papel de un pequeño, el cual tienen que arreglar para salir.

—Muy bien, vámonos, querido hijo mío—tomó su abrigo y el mío para colocármelo, le lo arrebaté y me lo coloqué.

—En ocasiones eres tan ridículo.

Solo me sonrió, el teatro estaba un poco alejado así que fuimos en el automóvil, nunca había ido a ver algo en un teatro esta iba a ser mi primera vez en algo así, de la clase artística.

Estas cosas no son de mi gusto, o eso creo, no podía creer algo sin probarlo, esperaba que esta experiencia no fuera traumática. Las expresiones artísticas eran un misterio, nunca las entendía.

—Solo será una obra de baile, creo. — me lanzó una mirada esperando mi reacción

—Así que es baile...

—Eso es lo me dijeron, pero ni es el nombre. — mi amigo siempre al tanto de todo.

A pesar que a pie se podía decir que estaba un poco lejos, en el carro llegamos en unos pocos minutos, pero igual ya iba a comenzar quedaban como unos 3 o 5 minutos.

—Esto puede ser algo muy bueno o malo— parloteaba Edgar a mi lado, ya estábamos listo para ver la función— ¿Crees que existan puntos intermedios e gustos?

— ¿De qué rayos hablas, ahora?

Muchos estaban expectantes, de hecho la sala estaba llena, no pensé que estuviera tan repleta.

Eran posibles dos razones era una obra muy buena o en esta ciudad había muchos fanáticos y apreciadores del arte.

Todos guardaron silencia cuando las luces bajaron y todo quedo en oscuridad, una música comenzó pero el telón seguía abajo, pasó una buena parte del instrumental hasta que el telón subió se podía ver sombras moviéndose, hasta que por fin alumbraron el escenario con una luz blanca.

Estaban varias bailarinas, al parecer era de de esa danza de España, el lugar de los toros y esas cosas, no sabía el nombre de lo que estaban haciendo.

Ahora sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora