Capítulo Treinta.

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-¿Crees qué no me saldré con la mía?. Llevo años preparando a Amina para ello y ni tú ni Alí seréis un obstáculo.

¿En serio me van a tocar todos los locos a mí?. ¿Me habré confundido de carrera?.

-Señora, ¿me permite un consejo?. Deje el vino.

Cuando salí al encuentro de Alí, estaba tan desubicada que este pensó que estaba borracha.

-Helen, es mejor que dejemos de beber. Si te llevo bebida a casa, Abdel me matará.

-No estoy borracha, Ali. Tan sólo he tenido un encuentro inesperado con la señora Nisba. La cual estoy segura estará escuchando detrás de la puerta del báter, ¿o me equivoco?.

Abrí la puerta y la mujer calló de bruces al suelo.

-¿Ves?. No estoy pedo.

Alí se frotó los ojos pues, evidentemente, no daba crédito a lo que estaba presenciando.

-Señora Nisba.....

-¿Nos vamos,Alí?.

Lo cogí del brazo para tirar de él y llevarlo a un lugar donde las paredes no escuchasen. Y ese lugar se me antojaba una habitación privada pues la situación se me parecía tan grave que no quería mencionarla en la casa de los Alfasi.

Sin saber como, di con el cuarto de la limpieza y empujé a Alí dentro de él.Típico, ¿verdad?.

-Helen, ¿qué estás haciendo?.

-Intentar hablar contigo en un cuarto oscuro y lleno de escobas.

-¿Por qué no vamos a casa?. Podrían vernos y sabes que daríamos que hablar.

-Lo sé. Pon a grabar tu móvil.

-¿Por qué?.

-Porque no me fío de nadie y no tengo pensado dejar que utilicen esto en nuestra contra.

-Está bien.

Encendió el móvil y tal como le dije, empezó a grabar la conversación que empezábamos a sostener.

-¿Me vas a decir ahora qué pasa?.

-Tu suegra me ha amenazado en el baño con que nunca me casaré con Abdel porque él es para Amina. ¿Qué tienes qué decirme al respecto?.

-¿Qué ha hecho qué?.

-Escucha, Alí. Confío en tí y en tu autonomía para tomar decisiones pero creo que deberías enterarte de cuáles son los intereses de Amina antes de involucrarte más de la cuenta.

-Entonces, ¿tu madre te ha asegurado qué es su intención casar a Amina con Abdelkader?.

-Incluso llegó a decirme que si no fuera por el mal estado de las cárceles de Marruecos, me quitaría de en medio.

-Entonces debemos ir a un sitio antes.

-¿A dónde?.

-Esta vez seré yo quien te coja del brazo, Helen. Debes confíar en mí.

Salimos del cuarto de las escobas sin siquiera mirar si alguien nos miraba. La grabación nos daba la confianza suficiente para saber que no podría usarse en nuestra contra pero salimos por el cuarto del servicio hacia un parking privado donde un coche de alta gama estaba aparcado.

-¿Pretendes conducir después de haberte bebido dos cubatas?.

-Estamos en Marrakech, Helen. Se necesitan más de dos copas para atreverse a conducir.

Atrapada((COMPLETA)) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora