Capítulo Seis. Al Borde.

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Me tumbé de nuevo en la cama a llorar. Llevaba casi dos días sin probar bocado, un día sin salir de casa, sin comunicarme con nadie. ¿Sería todo siempre así?.

¿Por qué no te vas, Helen?.

No lo sé.....

-Señorita Helen, lleva dos días encerrada en su habitación. Abdel está enfurecido ante tus constantes negativas a acompañarlo y yo temo por tu salud. Alimentarse a base de infusiones no es sano.

-Puedo tolerarlo, Aisha aunque agradezco tu preocupación.

-¿Vas a seguir mucho tiempo así?. Porque me pregunto si siendo tan jóven estar tanto tiempo encerrada es bueno.

-Tengo un libro.

-¿Cuántas veces lo has leído ya?.

Tocada y hundida....

-Más de las que podría admitir.

-Te propongo un trato.

-¿Qué clase de trato, Aisha?.

-Yo te muestro la inmensa biblioteca que hay en la mansión y tú me haces el favor de bajar a cenar esta noche con Abdel.

-¿Cenar con él?. Tú misma has dicho que está furioso. La verdad que no me apetece ni lo más mínimo que me eche la bronca.

-Eso déjalo de mi mano, puedo suavizarlo sin ningún problema. Además creo que su mal humor se debe a que te echa de menos.

-¿Echarme de menos?. No lo creo, Aisha. ¿Por qué iba a hacerlo si le saco de quicio?.

-Abdel lleva muchos años sólo cultivando su mal carácter, Helen. Sus padres murieron siendo él muy jóven y desde entonces, se ha dedicado a salir adelante en soledad. Tú eres su soplo de aire fresco, su oportunidad de recobrar su verdadera personalidad.

La noble Aisha hablaba desde el corazón y yo no pude evitar sentir pena por ella. Suspiré porque era plenamente consciente de que mi gen caritativo estaba a punto de hacer de las suyas aunque lo haría por Aisha y por combatir mi aburrimiento no por el árabe estirado que se negaba a pedir perdón y se remitía a un contrato como si se tratase de la Biblia.

-Muéstreme la biblioteca,Aisha.

Su rostro se iluminó y me enseñó el camino parloteando incesantemente síntoma de su repentino buen humor.

-Esta biblioteca fue mandada construir para la madre de Abdelkader. Su padre sabía lo mucho que le gustaba leer.

Me quedé asombrada. Era un cuarto enorme repleto de libros organizados por temáticas, con una pequeña salita de lectura con asientos de cuero y luces bajas.

-¿Se leyó todos estos libros?.

-La gran mayoría, Helen. Por desgracia, el destino impidió que siguiera haciéndolo.

-Una pena. ¿Cree que Abdelkader estará de acuerdo con que yo coja algunos libros?.

-No hay ningún problema al respecto, Helen. Puedes llevarte los que quieras a tu habitación o leerlos aquí mismo.

-Me parece fantástico.

Me tomé bastante tiempo eligiendo qué libros llevarme pero al final me decanté por un par de ellos de amor clásico y un acerca de la historia de Marrakech.

-¿Quieres qué te traiga un café o algo para amenizar la lectura?.

-Todo está perfecto, Aisha. Subiré a mi habitación si no te importa. Te veo a las ocho y media en punto.

Atrapada((COMPLETA)) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora