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La reacción de Shawn a: Cuando le dices que no quieres tener un bebé.

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Llevabas casada con tu esposo desde hace dos años. Estaban disfrutando de su vida de casados, salían, viajaban y se divertían, siempre y cuando el trabajo de ambos se los permitiera. Las cosas estaban bien; no discutían, salvo por uno que otro mal entendido que no pasaba a más de un día y terminaba siendo arreglado con una noche de vino, comida y muchos besos.

Pero las cosas empezaron a cambiar cuando notabas la forma en la que Shawn miraba a los niños que se encontraban en sus paseos al parque, o como solía quedarse viendo la ropa de bebé y en como admiraban a las mujeres embarazadas; la ternura gobernaba sus ojos cada vez que se topaba con alguno de los tres aspectos ya mencionados. Te sentías nerviosa, porque ya sabías lo que se venía y no te sentías lista para afrontar su reacción; tenías mucho miedo.

Las indirectas fue lo primero que vinieron, a pesar de que para ti nunca fue un secreto su anhelo para dejar descendencia y el hecho de las miradas hacia los niños, él se había tomado la molestia de hacer comentarios en los que indirectamente te decía su deseo de querer tener hijos contigo, situación que te llevaba a sentirte mal debido a tu falta de interés por compartir aquel deseo.

Luego se vinieron las ganas de pasar más tiempo cerca de ti y el hecho de que "casualmente", tus pastillas de planificación terminaran perdidas o sin ser reclamadas de la farmacia. Las relaciones se habían multiplicando hasta tal punto de que no sólo sucedían en la noche, sino también en el tiempo libre que ambos tenían durante el día.

Te sentías frustrada y egoísta al no compartir sus ideales, pero era algo que nunca te había llamado la atención, lo que para muchas personas que habían escuchado tu opinión respecto al tema les parecía el colmo; principalmente, y desgraciadamente, por ser mujer y secundariamente porque eras maestra de pre-escolar. Aunque siempre te pareció exagerado llamar egoistas a las mujeres que tenían falta de interés en tener hijos, no podías evitar sentirte así cuando veías la forma anhelante en la que Shawn observana todo lo relacionado con niños. Pero eso no cambiaba tu posición frente al tema, seguirías firme ante aquella decisión que habías tomado cuando tenías trece años, a pesar de que amabas a Shawn y odiabas el hecho herirlo debido a eso.

El fatidico día llegó un poco antes de la celebración de su tercer aniversario, cosa que maldeciste en demasía debido a la posibilidad de arruinar aquel evento.

Shawn lo había dicho justo en el momento menos esperado, mientras cenaban con tus padres, en la mitad de la conversación sobre el trabajo de tu padre en el momento en el que se instaló un silencio. No ibas a negar que la forma en la que lo dijo y lo que dijo, lejos de hacerte sentir mal, te había hecho sentir enfadada.

—Queremos tener un bebé —había dicho, dejando a todos sin habla.

La exclamación de sorpresa de tu madre no se había hecho esperar, debido a que sabía tu posición frente a aquel tema, había preguntado mientras se dirigía hacia ti:

—¿De verdad? —simplemente no pudiste mirarla. Aunque no querías tener un bebé, te sentías incapaz de  contradecir a Shawn después de escuchar el tono alegre con el que lo había dicho; le romperías el corazón.

Te quedaste en silencio, revolviendo tu comida, sientiendo la mirada de todos los presentes sobre ti.

—Sí —confirmó tu esposo al ver que no respondías nada.

One-Shots [Shawn Mendes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora