Capitulo 3

35 3 0
                                    


Salimos de la casa, y la luna ilumina todo a su alrededor, es un paisaje digno de admirar.
Hace frío pero es fresco y agradable.

Lo veo y camina con las manos en las bolsas del pantalón y la vista hacia abajo. Se ve muy guapo así, mi corazón late tan fuerte siento que se saldrá de mi pecho.

Vamos en silencio pero es agradable no es incomodo. Sube la mirada y me ve sus ojos tienen un brillo especial. Llegamos a la casa sin decir una palabra. Subo las gradas y el detrás de mi me volteo para darle las gracias y hemos quedado muy juntos y nuestras miradas se encuentran y me dice - La tarta quedo deliciosa Rebeca, me lo dice con un voz ronca y en el fondo algo sensual.

-Me alegra que te haya gustado, estoy muy nerviosa mi corazón late muy rápido, el aire no llega a mis pulmones. No se si él también está nervioso porque no veo el motivo del comentario de la tarta.

-mucho, buenas noches Rebeca. Me da un beso en la mejilla y se va.

¿Que ha sido eso? aún siento sus labios en mi mejilla, toco con mis dedos el lugar donde ha puesto sus labios y arde. Involuntariamente suelto un suspiro y veo cómo se aleja. Se sube a su auto y se va a toda velocidad.

Entro a la casa, aún no salgo del shock, William se está metiendo bajo mi piel, y no estoy segura de si quiero aceptarlo porque no quiero salir mal de todo esto, ya mi corazón sufrió un daño irreparable y desde eso esta incompleto.

Me siento ridícula al pensar y sentir esto porque no hace mucho que lo conozco pero desde que eso pasó todo ha sido muy intenso y hace que me sienta viva.

Subo a mi habitación me quedo en oscuras, la luz de la luna se cuela desde la ventana y con eso me basta me acerco y aún no ha regresado William de donde haya ido.

Me desvisto y solo me quedo solo me quedo en bragas no me apetece dormir en pijama, la noche esta fresca.

Me acuesto y aún sigo acelerada, me quedo viendo hacia el techo tratando de no pensar ya en William y calmarme cierro mis ojos hasta que me quedo dormida.

Despierto y el reloj marca las cuatro. Doy vueltas en la cama pero ya no puedo dormir. Me levanto voy a la ventana para abrirla y que entre un poco de aire fresco.

El carro de William ya está parqueado y todo está en silencio solo se escuchan los grillos cantar y el aire que mueve las hojas de los árboles.

Pero veo qué hay luz en la habitación que está frente a la mía y lo veo esta frente a la ventana y me está viendo con una sonrisa de lado me doy cuenta porque, estoy solo en bragas, rápidamente cubro mis pechos y me doy la vuelta.

Mi cara arde, me quiero morir, trágame tierra camino hacia el baño y me pongo la bata.

Pongo una mano en mi frente y aprieto fuerte los dientes. Respiro hondo y decido pasarlo por alto es como si hubiera hecho topless en una playa, si, pero tú no estás en una playa en estos momentos Rebeca, me grita mi subconsciente.

Salgo nuevamente y ya no está para mi alivio.
No se cómo lo veré a la cara después de esto.
Solo queda resignarme y seguir como si nada ha pasado pero me muero de la vergüenza.

No puedo dormir lo que resta hasta que amanece y prefiero levantarme hacer desayuno para el abuelo y Benjamin.

Me he preparado una taza de café bastante cargada después del subidón de adrenalina de hoy en la mañana me siento un poco zombie.

El abuelo baja y trae una sonrisa en su rostro pero no intuyo el motivo.

-Buenos días Rebeca, qué tal dormiste?

Corazones incompletosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora