Capitulo 2

62 4 2
                                    



He decidido comer una hamburguesa con patatas y mi abuelo pide una ensalada.

No se porque he pedido tanta comida, si él hambre se me ha esfumado y ahora solo tengo ese calor interno que no se porque me pone así este hombre.

Se encuentra a solo unos pasos la mesa que comparte con su familia, ambos nos hemos pillado viéndonos, no se a qué estamos jugando.

Ellos ya han terminado de comer y se levantan para retirarse y una punzada de desilusión me cruza el pecho, estaba disfrutando de este juego.

Carl se despide de nosotros y nos recuerda nuevamente la invitación de hoy por la noche.

Y es en ese momento que me doy cuenta que lo esta noche lo veré, estaremos en la misma casa, mi corazón late muy fuerte y siento una presión en mi pecho solo de pensar que voy a estar tan cerca de él.

Salimos del restaurante y vamos caminando por la calle y veo que todo sigue igual como lo deje. Solo me percato que hay un bar que se ve bien para salir a tomar algo.

El abuelo sin preguntar me cuenta acerca de nuestros vecinos.

-William es hijo de Carl, ambos éramos amigos cuando heredamos las haciendas. Ambos corrimos con la misma suerte en el amor solo que con él las cosas fueron diferentes, su esposa a los 3 años de William se fugó con el gerente del banco del pueblo, dejándolo a él solo con la crianza. Pero Carl fue diferente a Teresa- solo la mención de su nombre hace que mi piel se eríze y duela mi pecho- él se dedico a William para que no le faltara nada e intentar llenar el vacio de su madre.

El abuelo se da cuenta y cambia de tema

-¿Quieres un helado Rebeca?

Mi rostro cambia por completo no hay nada que un helado no mejore.

Vamos por el helado y pido uno de chocolate, pero la señorita que nos atiende me ve más de la cuenta.

-hola ¿creo que nos conocemos de alguna parte?

La veo detenidamente, se me hace familiar

-Te me haces familiar, cuál es tu nombre?

-Mi nombre es Ágatha.

Y la recuerdo, íbamos juntas a la escuela antes que el abuelo me enviara al internado.

-si claro te recuerdo, soy Rebeca íbamos juntas a la escuela. Que gusto, cómo has estado?

-Rebeca eres tú ?? Que bella estás, ya no tienes esas mejillas gorditas y rosadas.

¿Porque todo mundo me tiene que recordar por eso?

Se que no ha sido con mala intención lo que me ha dicho y solo queda una opción y es reírme.

-Si Ágatha creo que la pubertad me ayudo.

-¿Regresaste al pueblo? ¿Estás de visita o te quedarás a vivir por acá? Si te quedas podemos quedar un día de estos y ponernos al día.

Me ataca con preguntas y le doy mi número de teléfono, no me caería mal una amistad.

Vamos caminando de regreso al auto y no dejo de pensar que pasará esta noche, qué ropa me pondré, que cursi me he puesto.

Llegamos a casa y le digo al abuelo que hornearé una tarta de manzanas para llevar a la noche de juegos y no ir con las manos vacías.

Escojo el árbol que tiene unas manzanas rojas y brillantes.

Pero las más bonitas están en lo más alto y no he traído una escalera conmigo así que decido subir el árbol como cuando era pequeña.

Corazones incompletosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora