Los días eran todos iguales, pero la rutina no parecía molestarle a Ann. Las cosas iban bien con los pequeños Abbie y James que no dejaban dormir a ninguno de sus padres, pero se notaba a kilómetros que eran sus pequeños angelitos. Incluso, para Ale las cosas iban bien, ya que lo habían aceptado en la universidad que deseaba y las cosas con April parecían ir viento en popa.
Era todo tan perfecto que casi asustaba a Ann. Que a pesar de todo, seguía sintiendo un vacío.
Sentada en su habitación, disfrutando los últimos días de vacaciones dibujando cada idea que le llegara a la mente, puede oír como en la habitación continua Félix y su hermano están hablando con Peter por Skype. Narran anécdotas recientes para mantener al tanto a su amigo, que ríe a carcajadas por las tonterías que intentan explicar entre ambos. Ann trata de ignorar los comentarios y risas lo mejor que puede, pero cada vez que oye la voz del chico que una vez tuvo, presta más atención de la que le gustaría. Escucha que obtuvo un trabajo de medio tiempo para ayudarse con los costos de sus estudios, cosa de la cual se siente un poco contenta por él. Sus amigos lo felicitan y los dos dicen que tienen que celebrarlo de la manera adecuada. Se despiden vagamente, excusándose con que le hablarán después porque van a comprar unas cervezas para brindar.
Desinteresada de lo que hacen Alex y Félix al salir de la casa, se inclina a su mesita de noche y rebusca en el cajón para tomar su lápiz de tinta. Frunce el ceño al no encontrarlo, y, de inmediato, supone que su hermano lo tomó de nuevo para escribir cualquier tontería. Con un suspiro, se levanta de la cama y camina tranquilamente hasta la pieza adyacente, donde tendrá que buscar en el desorden de Alex. La casa está silenciosa, debido a que su madre está trabajando y ni siquiera Lisa le hace compañía porque está en el parque con la madre de Félix y los pequeños. Cada paso que da parece más fuerte de lo que es, y cuando comienza a abrir los cajones del armario, no se percata de que alguien la está espiando desde la computadora.
—Las drogas no están aquí —habla Peter, con la voz que Ann no dejaría de reconocer jamás.
Su corazón da un vuelco que no había sentido desde hace tanto tiempo, que no creía que lo volvería a sentir. Volver a tener esa sensación de nuevo le provoca un calor agradable en el pecho y miles de recuerdos se acumulan en su cabeza. Algunos más dolorosos que otros, pero todos le producen lo mismo... Nostalgia. Quiere acercarse a la computadora y decir todo lo que guardó en su interior desde la última vez que hablaron, pero sus piernas no responden.
Cada segundo se le vuelve eterno, pero se obliga a no pensar en lo peor, sino en que ya es hora de enfrentarlo.
—Tú tampoco —es lo primero que se le viene a la mente. Lo dice con un tono melancólico.
Se forma un silencio incómodo entre ambos, ninguno sabe qué decir ni quieren arruinar el momento. Y justo cuando Ann va a decir algo para relajar el ambiente, Peter interrumpe sus palabras no dichas.
—Te extraño, enana. Quizás sientas rencor hacia mí, y no puedo culparte, pero debes saber que apenas termine mis asuntos aquí, iré a buscarte y no te dejaré ir... —hace una pausa—, ni aunque alguien más tome mi lugar.
«Te amo» necesita decir, pero Peter corta antes de que las palabras salgan de su boca.
Ann se queda unos momentos ahí, agachada frente al mueble y apretando la madera con fuerza. Se relaja poco a poco y se levanta para avanzar al computador que está sobre la mesa. Sonríe con tristeza y lo cierra de a poco.
—Más te vale, princesa.
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¡Hola! Comenta aquí si ya releiste la novela eteraaaaaaa, así sabremos <3
Hay una segunda parte disponible en nuestro perfil llamada ¿Dónde dejé mi orgullo? pero la cancelamos por allá del 2016 y publicamos unos años después un final... por lo tanto tal vez se sienta un poco apresurado jaja pero puedes leerla si no te gustó este final ¡El otro libro tiene uno hermoso!
Como siempre, ¡Nos leemos!
Los queremos mucho.
-belu y nacha
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Déjame con mi Orgullo [DISPONIBLE TAMBIÉN EN FÍSICO]
Teen Fiction// PUBLICADA EN FÍSICO POR NOVA CASA EDITORIAL // Idiota. Cree que teniendo perfectos músculos, unos ojos miel envidiables, una altura que te hace quebrarte el cuello cuando lo quieres mirar a los ojos, cabello rizado, perfecta piel besa..., esperen...