4. Disposición vs Reserva

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Las chicas estaban reunidas de nuevo alrededor de la novia, expectantes. Hermione había escogido ya otro contenedor. Los nervios las llenaron de nuevo. Había sido genial el primer recuerdo, las chicas empezaban a ver muchos beneficios en esa actividad, aunque no todas lo reconocieran.

Hermione dejó correr el nuevo recuerdo, y éste las llevó directamente a las puertas de la casa Black en el momento en que todos se despedían. Era extraño tener el panorama de todas ellas yéndose con el marido intercambiado. Finalmente todos se despidieron y Harry cerró la puerta… con Hanna dentro.

Harry lucía serio, tal vez un poco cansado; mientras que Hanna parecía tratar de buscar acercamiento, hablarle o algo; sin hallar claramente cómo.

–¿Me ayudas a subir a Sirius?

Hanna se acercó a ayudarlo y al hacerlo Sirius fijó su mirada en ella notablemente sin que Hanna pareciera darse cuenta en aquel momento. Pero ahora sí, todas lo habían notado.

–¡SIRIUSSS!

"No" "No, no" Eran las expresiones de alarma de todas. Incluso Andrómeda se veía preocupada.

–No, no se preocupen. Yo hablaré con Sirius. – ninguna de ellas se miraba muy confiada –De verdad, yo… me llevo muy bien con él. Y si no ha dicho nada es porque comprende… mañana hablo con él. Iré a verte Ginny.

Las chicas a pesar de sentirse intranquilas sobre la discreción de Sirius, después de unos momentos volvieron la vista hacia la acción. Ellos apenas terminaban de poner el cuadro, luego subieron por las escaleras preguntándose cómo les había ido en su respectiva reunión hasta que llegaron a la habitación. Harry tocó el cabello de Hanna un par de veces cariñosamente. La última vez que lo hizo, Hanna lo tomó del cuello para besarlo pero él le respondió con un beso muy simple.

–Harry… acércate. Apaga las luces… - dijo la rubia una vez que llegaron a la habitación.

Harry la miró desconfiado y con una ceja levantada.

–En la mañana no estabas tan dispuesta. – le reprochó.

–Bueno amor… es que…

–¿Amor? – preguntó extrañado con una sonrisa.

Ginny se comía los dedos y volteó preocupada hacia Hanna.

–Amor. Eres el amor de mi vida. Tenía ganas de decírtelo.

Entonces Harry se acercó y la besó. El beso entre Harry y Hanna era del tipo novios de parque, por alguna causa ninguno terminaba de ser apasionado. Fue Hanna la que creyó que debía ser atrevida, dado que Harry se hacía el ofendido, y se aventuró a bajar la mano hasta su entrepierna para que el mensaje quedara lo suficientemente claro. Harry se separó y la miró extrañado con una sonrisa.

–¿Qué diablos hacen ustedes en esas despedidas, eh? Hoy en la mañana te negaste a hacerlo en la cocina con el pretexto de Sirius ¿y ahora no te importa que nos oiga?

–Sirius está a dos pisos de aquí Harry. Esta es nuestra habitación y la cocina está al lado de…

–Sii, ya entendí…

Harry la miró dudoso y con una sonrisa que empezaba a ser libidinosa. Apagó las luces como ella lo había pedido. Se sacó la camisa y de pronto la cogió del cuello en un profundo beso. Ginny empezó a cubrirse los ojos pero Andrómeda fue y se las quitó con decisión.

Harry empezó a quitar la ropa de Hanna mientras la acariciaba y seguía con besos. Hanna iba respondiendo a cada cosa. Lo ayudaba, paso a paso.

–Has embarnecido eh… - jadeó Harry tocando los encajes del brassiere. Hanna sonrió.

Otra Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora