7. Placer vs Fuego

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La tarde avanzaba y empezaba a obscurecer allá afuera, había alboroto y ya habían escuchado que algunas personas preguntaban por la novia o algunas de ellas con verdadera alarma. Pero no podían empezar a estresarse por eso. Debían ser cautelosas y dejar que su "puerta clausurada" las cubriera de los curiosos. Ya se encargaría el giratiempo de cubrirlas y todo eso quedaría olvidado.

Hermione y las chicas aprovecharon la pausa para servirse otro trago de whiskey y relajarse un poco. Ni siquiera era prudente que se asomaran por la ventana. Todo estaba cerrado. Tampoco podían encender sus varitas. Lo único que permaneció iluminado suavemente fueron los recuerdos que ya habían quedado colgados en el arbolito de cristal. Después de unos minutos la mirada de todas se centró en el pensadero de nuevo. Andrómeda extendió su mano con los últimos contenedores que faltaban y la novia tomó uno. Las chicas se acercaron y Hermione dejó correr el recuerdo que los llevó ni más ni menos a la calle Grimmauld Place donde Ron y Luna se acercaban a un auto compacto.

Hermione respiró profundo.

Desde la misma noche de su despedida, cuando supo que sería Luna la que pasaría la noche con Ron, había sentido cierto alivio. Entradas en confianza, le hubiera encantado que fuera Ginny, pero evidentemente no aplicaba; y después de ahí, Luna… a la que le tenía miedo era a Fleur. Aunque, si no fuera porque Luna puede ser tan odiosamente compatible con Ron al igual que ella, podría haber esquivado los celos. Y ahora los sentía en todo su esplendor.

Pelirrojo y rubia caminaban de la mano por la calle hasta que Ron se detuvo frente al carro de Hermione. Luna recordó que llevaba la bolsa de Hermione y que para ese carro debía haber una llave… y además que ella no sabe manejar. La chica buscó rápidamente las llaves mientras Ron esperaba con una sonrisa que parecía evocar algún chiste de la fiesta.

–¿Te divertiste? – preguntó la rubia con interés.

–Sí, Charlie y Sirius juntos son de miedo jeje.

–Que bien… - dijo Luna con las llaves en la mano. –Llévame a casa. – La cara de Ron se iluminó.

–¡¿Me vas a dejar manejar?!

–¡Claro! Nos vamos a casar. Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío…

Hermione abrió grandes ojos. –Uuff, gracias Luna… - ironizó.

Ron emocionado tomó el carro y empezó a conducir por la calle con algunos problemas para controlar el vehículo. Extrañamente Luna no parecía temerosa, evidentemente no tenía idea de que Ron conducía pésimo. Después de aquél trayecto entre calles muggles hasta la zona intermedia (muggle-mágica) donde ella vivía, Hermione no entendía como no los había parado una patrulla. Luna celebraba todo lo que Ron hacía.

Una vez ahí se bajaron y ella se acercó a la puerta, mientras Ron esperaba a unos pasos. Parecía que sólo esperaba que ella entrara para irse. Cuando Luna metió la llave en la chapa y quiso girar, una chispa le alejó la mano. Hermione tenía protecciones mágicas en su casa muggle, y a saber cuáles eran, en el papel no decía nada de eso. Luna se giró.

–Ron… ¿podrías meter el auto a la cochera?

–Claro.

Mientras el pelirrojo hacia sus intentos con el carro, Luna aprovechó para probar con algunos hechizos como el "alohomora" y otros en la cerradura, pero nada.

Creo que olvidaste poner detalles en tu hoja, Hermione. – comentó la Luna visitante hacia Hermione.

Lo siento Luna, me olvidé por completo. – respondió Hermione apenada.

Entonces antes de que la puerta de la cochera se cerrara del todo Luna logró colarse. Ron estaba saliendo ya del carro pero ella se metió por la misma puerta con una sonrisa traviesa. Ron se asomó con amplia sonrisa.

Otra Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora