Era curioso pensar en continuar después de una experiencia tan antojable como la recién vivida con Luna. Aunque hasta ese momento ninguna había tenido una experiencia poco placentera, todas podían esbozar una sonrisa al recordar su intercambio. Pero aún faltaban 2 de ellas y las expectativas eran altas.
Hermione destapó el contenedor que instantáneamente las llevó a la chimenea de Grimmauld Place donde Astoria y Bill se metían dentro de la chimenea.
Astoria era una mujer muy bella, y vista de espaldas incluso podía confundirse con Fleur, si no fuera por porque el rojo de su cabello la delataba. Aunque aún así no podría pasar por una Weasley. El cabello de los Weasley iba hacia el zanahoria mientras que el de Astoria era rojo sangre.
Los chicos se despidieron de los demás e hicieron el vertiginoso viaje a través de cientos de chimeneas hasta llegar a El Refugio. Cuando estuvieron dentro, Bill se desenvolvió con la comodidad y confianza que hace cualquier persona dentro de su casa. Se quitó la chamarra y pasó las manos por su cabello para después beberse un vaso entero de agua mientras desde su lugar Astoria lo observaba con atención discretamente. Ella también empezó a ponerse cómoda. Ninguno de los dos hablaba. Bill volteó luego de un momento y le sonrió.
–¿Cansada?
–Sí, un poco. – sonrió Astoria sin dejar de observarlo mientras él se encaminaba a la habitación desnudándose.
–Descansa mi vida. Yo me daré un regaderazo, me aso de calor. – dijo cariñosamente el pelirrojo después de acariciar el vientre -plano, por cierto- de la pelirroja.
Las acciones entonces parecieron dar saltos en el espacio, como si estuvieran viendo fotografías tomadas en diferentes momentos hasta el instante en el que el guapo pelirrojo salió secándose el cabello con mas nada, que la toalla que traía en la mano. Los ojos de Astoria se desorbitaron al verlo. ¿Serían algunas de sus cicatrices… sería lo sexy que se veía recién bañado… o serían sus notables proporciones…? creo que fue ésta última.
Al caer en la cama completamente desnudo, húmedo y sin aparentes nociones de desear vestirse se acercó a ella y empezó a darle los más dulces mimos y palabras a ella y al bebé inexistente en el cuerpo de Astoria. La chica parecía conmovida. Para ese momento ella había ya tomado la ropa de dormir de Fleur y se había acostado en la fresca cama de la pareja con el fuerte rumor del mar inundando los sonidos de la noche.
Después de aquellos tiernos momentos, Bill se despidió de ella con un beso en los labios y se giró disponiéndose a dormirse. Astoria no tuvo palabras y después de que las luces se apagaran a la indicación de Bill, ella también se acostó y se durmió. Las chicas parecían confundidas. Ginny más bien parecía disgustada.
–Ah, ¿dormiste? – preguntó frustrada la pequeña Weasley.
–Sí.
–¿No lo hicieron al llegar? – preguntó Parvati interesada.
–No, íbamos cansados.
Las fotografías congeladas de ellos durmiendo plácidamente durante la noche pasaron a través de ellas por unos minutos hasta que la acción normal se recuperó cuando Bill salió de la cama como su madre lo echó al mundo. Se puso de pie como una colosal estatua, estirándose. Y vaya que estiró cada parte de su cuerpo…
Astoria lo miró deleitada aunque presionada pues para esa madrugadora hora, más valía empezar a trabajar en lo que la había llevado ahí, después de tan plácido sueño.
–¿Fleur? – preguntó Bill al verla despierta. –Ahora vengo.
Y sin más, salió de la casa a con buen paso de trote mientras Astoria lo miraba sorprendida. La chica se giró buscando un reloj. Faltaban 15 minutos para las 7. Sin pensarlo demasiado, de un tirón se sacó el camisón y salió tras él al trote.
La chica empezó a reír y a jugar con el agua completamente desnuda mientras daba algunos pasos trotados y se detenía jugando con el agua, pateándola y riendo. Bill tenía que voltear… y lo hizo, con la sonrisa más bella que se podía ver después de amanecer. Regresó.
–¿Qué te pasa? ¿Tienes calor?
–¡Me encanta vivir aquí!
–Jajajaja – río Bill divertido. –Ya veo jajaja.
Los amantes empezaron a jugar con el agua, aventándosela uno a otro y jugando a perseguirse, se metieron al agua y pronto estaban besándose apasionadamente. Bill se veía absolutamente enamorado. Astoria supo bien cómo conducirlo y pronto se hallaron acariciándose ardientemente dentro del agua.
El agua del mar estaba sobre sus muslos pegando en algunas olas sobre sus caderas. Se tocaban, se acariciaban y se besaban entre risas y sonrisas. Pronto Bill la levantó en sus brazos, y con muy buen control de su cuerpo, la penetró mientras ambos entraban un poco más dentro del mar.
La chica en el primer instante pareció insegura, pero los fuertes y protectores brazos de Bill alejaron por completo esa sensación. Ella se apoyó por completo en él y se relajó disfrutando mientras flotaba navegando en el agua llenando de placer su cuerpo. Bill sabía hacerlo. Sabía navegar maravillosamente en el mar mientras la amaba. Y ella lo sentía hasta lo más profundo de su ser.
Un rato después se acercaron a la orilla e hincados siguieron mientras cada ola los envolvía en cada ida y en cada venida. Astoria gemía arqueándose para estar más cerca de él, y Bill respondía acercándose y usando sus labios para calentar con aliento y saliva lo que el agua del mar enfriaba.
Sus cabellos mojados se unían y se revolvían con la arena mientras la excitación los agitaba más a cada momento.
Cuando ella estuvo sobre él, tocó con curiosidad las cicatrices que marcaban su pecho… parecía ligeramente conmovida. Después aprovechó… no iba a quedarse sin probar su carne. Lo probó poniéndolo en su boca mientras Bill la acariciaba con una sonrisa. Difícilmente lo abarcaba aunque hacía notables esfuerzos. No parecía despreciar en absoluto que fuera el primogénito de una familia de traidores de la sangre.
Luego, volvió a montarlo con tal gracia que su expresión ratificaba su gozo completamente. Gemía y se agitaba con desenvoltura. Sin ningún tipo de sonrojo. Bill la acompañaba a cada movimiento con una sonrisa. Lucía complacido y muy enamorado.
El pelirrojo cerró su mano llena de arena en torno a su cadera cuando se corrió, pero ella aún lo cabalgo otro poco, le hacía falta sólo un poco de roce para llegar, hasta que lo logró. Después se quedaron un rato tirados sobre la arena. Hasta que Astoria recordó que no era buena idea.
–¡Vámonos! ¡Nos vamos a arder!
Bill rió a carcajadas. Se levantaron justo a tiempo antes de que el sol fuera demasiado fuerte.
Al regresar se dieron un regaderazo para enjuagarse pues el reloj seguía su curso y Bill tenía que estar en el banco temprano.
Lo demás fue miel sobre jalea… besos por acá en la regadera, más besos por allá mientras se vestían, otros cuantos en el desayuno…
Después de que Bill se fuera al banco, el resto de las fotos que mostraban esporádicamente lo que sucedió fue lo que inevitablemente hizo reír a Hermione, a Fleur y a Luna. Astoria pasó el resto del tiempo arreglando su ropa y dándole cuidados especiales a su cabello ensalitrado de mar… Hasta que tuvo exactamente la misma apariencia de esposa chic que cuando llegó la noche de la despedida a Grimmauld Place.
–Uy, no hay que perder el estilo… - dijo Hermione levantando una ceja mientras miraba a las otras chicas.
–Claro que no. No iba a llegar en fachas a mi casa. – sonrió la dama de sociedad.
–Y ahoga ¿qué opinas sobgue los traidogues de la sangue?
–Que sobre la cama no se nota. Hay ocasiones en las que importa, pero esta no fue una de ellas.
Astoria supo ser honesta. No iba a fingir que no provenía y pertenecía a una familia donde esas cosas no son importantes, pero al menos había podido convivir con ellas y sería imposible decir que le daban asco los traidores… pues evidentemente no.
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Otra Noche de Confesiones Harry Potter
RandomBuenaaaas ok esta es la segunda parte de "Noche de Confesiones", como dije en la otra historia la novela NO ES MÍA. La principal está en el perfil de La Comadreja en la página Fanfiction.net, espero que les guste tanto como me encantó a mí. Aclarato...