5. Aprehensión vs Soltura

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Lo recientemente dicho por Andrómeda inevitablemente las hizo pensar a todas. Estaban viendo lo que sus amantes deseaban en la cama, y además sus hombres parecían proyectar lo que eran ellas en la cama y eso podría ser fuerte para todas. Eso sin mencionar que parecían estar estrechando vínculos precisamente con la mujer que había hecho que sus hombres tuvieran una noche inolvidable. Ironías de la vida.

Hermione se acercó de nuevo hacia Andrómeda quién le dio el primer recuerdo accesible en su mano, mientras los ya vistos los iba colgando en el arbolito. Volvieron a reunirse alrededor del pensadero y entonces la noche cayó sobre ellas.

Aparecieron justo cuando Parvati hizo su aparición fuera de una linda casita, tan pequeña y hogareña como si fuera sacada de un cuento. La Parvati real dio un pequeño gritito de impresión y se frotó la cara con las manos.

Niña te vas a echar a perder el maquillaje. ¡Aguanta! – le dijo Andrómeda enérgicamente.

Aguanté, créame. – respondió la morena rodando los ojos.

Parvati se paró frente a la puerta de la casita y empezó a respirar para tranquilizarse. Las chicas la observaban alrededor de ella. Se estrujó los aretes durante unos minutos hasta que se decidió a tocar. Unos momentos después la puerta se abrió con un alto, guapo, atlético y negro chico. Dean, con mandil.

–¡Luna! Mira nada más qué sorpresa. Justo estoy haciendo de cenar plimpies a las finas hierbas. Y cuando los pesqué, me acordé mucho de ti.

–Hola Dean, ¿Cómo has estado? – preguntó la chica al entrar tratando de iniciar plática mientras él volvía a la sartén.

–¿Yo? Normal, trabajando acá y allá… Pero mejor cuéntame tú, de tu viaje. ¿Finalmente alguna pista sobre los Snokack de cuernos arrugados?

Uuuuhhh hubo mil aventuras y… y… sí, algunas pistas también. Yo también me estuve acordando de ti…

Luna estaba mirando con una amplia sonrisa. Era la única que miraba el desempeño de su amante con emoción. Escuchaba atenta a cada palabra.

–¿De verdad? Qué bueno que estas aquí y que viniste a verme. – dijo Dean sinceramente con una sonrisa. –¿Te quedas a cenar verdad?

–Sí, claro.

Entonces el recuerdo empezó a pasar como en cámara ultrarrápida ante sus ojos mientras cenaban y platicaban.

Oye, yo no sé hacer eso. ¿quién te enseño Parvati? – dijo Hermione interesada.

¡Sshh! – silenció Luna pues la acción recuperaba su velocidad normal justo cuando los chicos empezaban a besarse. –Dean es tan lindo. Oh cómo me gusta… - suspiró Luna mientras los observaba.

El beso de los chicos era realmente bello, era profundo pero sin dejar esa nota amorosa que Parvati le ponía, y sin dejar de lado lo apasionado de él. Los platos seguían sobre la mesa y aunque él se veía interesado en que ella pasara ahí la noche, tampoco tenía prisa. Se pusieron de pie y siguieron besándose mientras avanzaban hacia la recámara para ponerse más cómodos. De camino, Parvati tropezó con una silla que cayó sobre la mesa tirando un plato al piso; él la sostuvo para evitar la caída. Ella lo miró apenada por el plato roto y él soltó una carcajada alzándola en brazos.

– Anda Luna, se ve que has comido bien en tu viaje eh… - rió mientras la llevaba en brazos.

Parvati no decía palabra y empezaba a verse nerviosa aunque trataba de disimularlo. Seguramente venía a su mente el viejo recuerdo de Luna y la impactante característica de Dean que Luna había presumido tanto. Ella jamás se hubiera imaginado cogiéndose con Dean. Bueno, tal vez hubo una época en Hogwarts en que él la pretendió mientras Seammus lo hacía con Lavender, donde Parvati se imaginó abrazada con él por los pasillos del colegio, pero… esto muy era diferente.

Otra Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora