Lejos del lugar en el que se encontraba Andrey, lo buscaba Igor en medio de una densa niebla y oscuridad, junto a su tripulación y hermano, pero apesar de que tenían con ellos lamparas de velas para iluminar el camino, eso no sirvió de mucho.
–¿En donde estámos?– Pregunto uno de los navegantes, no se podía ver nada más allá de sus narices y las personas a bordo estában inquietas, intranquilas.
–Estámos cerca.– Respondió Elián, el hermano y ayudante de Igor, viendo un mapa.
–La isla se suponía que debería estar aquí.– Habló Igor con impaciencia mirando por un catalejo, por si veía la isla o algo. –Y la veríamos, si no fuese por esa puta niebla.– Se estaba hartando de la situación.
–¿Y que quieres que haga con ella hermano?– Elián estaba cansado y a punto de lanzar a su hermano por la borda, si no dejaba de quejarse como un niño caprichoso a cada rato. –Jamás había visto una niebla tan densa como esta, pero he oído acerca de ella.– Le comentó viendo a Igor caminar en busca de más vino, el cual ya no quedaba porque el muy maldito se la había bebido toda. Ignorando los hechos, se dispuso a preguntarle lo que había escuchado sobre aquella niebla. –Se supone hay un secreto para escapar de la niebla. ¿Que te dijo el abuelo?– Le preguntó en una postura seria, cruzando sus brazos por encima de su pecho, volvió a preguntar. –¿No habrás olvidado algo?– Lo miró detenida mente.
–¡No he olvidado nada!– Le gritó cansado de tantas preguntas y aquellas miradas. Se sentía enojado, no se suponía que todo aquello pasara pero ahí estaba, teniendo que escuchar el reclamo en la voz de Elián, aún si este no lo hacía directamente. –Lo hemos hecho todo al pie de la letra.
–¿Cual será el secreto?– Se pregunto a si mismo suspirando.
–Secreto esto y secreto aquello, blablabla.– refunfuñaba Igor. –Toda mi vida escuchando estos secretos, ¡Y al final aparece el dragón vivo!– Tomó un respiro para desviar la mirada de su hermano, a otro lado. –Es como si no me hubieran dicho nada.– Estaba más que enojado.
Suspirando Elián le dijo. –Esperemos que el chico no este muerto. Y que no lleguemos demasiado tarde.
...
Andrey aún se encontraba en el mismo lugar observando por todos lado, sin saber que hacer realmente. Sus pensamientos aún estaban dispersos por lo sucedido.
Estaba de espalda al dragón, cuando de nuevo divisó aquellos destellos o puntitos de fuego, flotar en el viento. Despacio se dió la vuelta para ver al dragón desaparecer entre ellas. Curioso se acercó lo suficiente viendo como quedaba Arman desnudo, en lugar de la bestia.
Todavía estaba vivo pero le costaba respirar bien. Andrey lo miró enojado, agachándose para coger una piedra y terminar con él, pero solo se quedo con los brazos arriba, e intentó hacer lo que tenia en mente pero no fue capaz, algo se lo impedía, ¿Qué? No sabía, asi que resignado bajo los brazos.
Detrás de él apareció aquel lemur corriendo, que se detuvo al verlo. –No te acerques.– Le dijo, sabía que de alguna manera el animal lo entendía. El lemur simplemente lo miró para después seguir su camino hasta llegar a Arman, a quién la marea se lo estaba llevando, arrastrándolo de a poco. Veía los intentos del lemur por ayudarlo, parecía estar llorando llendo de un lado a otro desesperado, sin tocar el agua. Sin embargo, Andrey solo veía como se estaba por ahogar, asi que tiró la piedra a un lado.
–Muy bien, que asi sea.– Se dijo asi mismo. –Mejor así, si.– Se dió la vuelta. –Que no lo haga yo, sino el mar.– Habló recordando lo que alguna vez le dijo Arman. –El mar también mata...– Se dijo mientras escuchaba aquel animal llorarlo. Paró y suspirando con pesadez por lo que haría, se devolvió para sacarlo del agua.
Lo arrastraba por los hombros haciendo toda la fuerza posible, Arman en serio pesaba más de lo que se veía, y aúnque estuviera inconsciente le recriminó su estado. –¿Tenías que caer de cabeza?– Se quejó, más no pudo seguir jalandolo más. Desde donde estaba podía ver las largas y profundas heridas en su espalda debido a la caida y que estuviera desnudo no le ayudaba en nada.
Observó al lémur traerle aquella chaqueta que era de él y hacerle señas para que lo usara en Arman, en verdad era listo.
Envolvió a Arman en la chaqueta y se dispuso a terminar de llevarlo a un lugar seguro, al que el lémur al parecer le guiaba. Pero el también estaba cansado y adolorido asi que mucho no podía hacer, ya estaba amaneciendo y no habían llegado muy lejos, se sentía desfallecer por momentos. –No quiero seguir arrastrando esto. ¡Dios!– Se quejó. El lémur de vez es cuando le ayudaba pero eso no evitó que despotricara y se quejara en voz alta mientras lo hacía. –¿Que si me salvó? ¡ja! Yo lo salve a él. ¡Él me secuestró! Y luego se estrello solo contra esa roca. Y ahora tengo que arrastrarlo yo.– Se tomo un respiro para luego continuar. –¿Y quién me ayudará a mi? ¿Lo hará él?– Mirando al lémur que estaba a su lado ayudándole le preguntó. –¿Cuánto más tengo que seguir con esto?– Recibiendo como respuesta gruñidos y acciones que indicaban que tenían que seguir subiendo hasta llegar a la cima de la isla.
Resignado volvió a la acción. –Bueno, esta bien, no tengo nada más que hacer excepto regresar a casa.– Dijo rodando sus ojos. –No pensé que te agradaría tanto mi atuendo.– Se notaba su sarcasmo. –No, bueno, quédate con el también. Si total es buen chico, pero pesado... Y vive demasiado alto.– Dijo dando el último empujón para llegar a su destino. –No veo cual es la necesidad.
Jadeando y cansado se sentó dándole la espalda mientras observaba todo a su alrededor, una cosa era de noche pero de día era realmente hermoso y enigmático el lugar. –Bien, ahora creo entender porque.– Un ruido lo alertó y no era para menos, Arman se iba a caer por el borde de ese precipicio por donde habían subido. Se tiró a atraparlo justo a tiempo dando un suspiro aliviado. Lo acomodó más lejos de allí, acostandolo por si acaso después de recibir una mirada de reproche por parte del lémur, en la parte de al fondo de donde se encontraban.
–No se donde duermes, asi que dormirás aquí hoy.– Y eso fue todo, cayó a su lado recuperando el aliento y las fuerzas.
–Mientras aún no sea tarde...– Habló Arman en tono calmo con sus ojos cerrados. –Mata al dragón. Ya esta tratando de hacerse contigo.– Andrey lo escuchaba y sin más se apoyó en sus cansados brazos y se arrastró más cerca de Arman observándolo con cuidado pero sin decir nada. –Ya quiere hacerse contigo. El dragón de fuego, debe ser destruido.
Andrey sorprendido lo llamo. –Arman.– Pero él solo seguía hablándole en la inconciencia. –No, necesitas... estar sano y sobrevivir.– Le dijo terminando de taparlo, pero asustado retrocedió cuando el cuerpo de Arman se movió solo parándose, notando al ambiente ponerse más caliente. Podía ver porque, el dragón había despertado y estaba tratando de transformarse, terminando por dañar la prenda de cintura para arriba pero estaba tan mal, que de un momento a otro cayó al suelo de cara al no poder mantenerse consciente.
Andrey no era tan desconsiderado, después de verlo caer se acerco para verificar que estuviera bien, al ver que asi era, solo lo dejó allí saliendo de la cueva para bajar hasta la orilla de las rocas buscando, hasta que se encontró con unos botes dañados que muy posiblemente habían terminado allí por la furia del mar. Se acercó para ver si alguno seguía en buen estado.
Y encontró uno que le podía servir para irse pero dudaba que el mar le dejara hacerlo viendo como las olas chocaban con fuerza, pues se veía que se avecinaba una tormenta que fue confirmada cuando empezó a llover.
¡Genial! La suerte no estaba de su lado y la isla parece que menos, pues no lo dejaría marchar por ahora. Resignado volvió a la cueva a esperar lo mejor, si es que se podía.
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On-drakon
أدب الهواةCuando el reino celebra la boda del príncipe Andrey, este es secuestrado por un dragón y llevado a una isla remota. Quedando todo atrás, su familia, sus amigos y su futuro esposo, es encerrado en una jaula de piedra. Su único contacto es Arman, un...