Epílogo.

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-Así termina la historia del chico. Él salvo al dragón. Y le dió su posesión más preciada.-

-¡Papá!- Lo llamó una pequeña niña de cabellos casi rubios, cachetes regordetes, con sus mismos ojos grisáceos y esa hermosa piel que había heredado de su "madre". -¡Papá! ¿Que fue lo que le dió?- Le preguntó curiosa pasando por de bajo de la tela por la que su padre le contaba aquella fantástica historia con las figuras de metal. -¿De donde vienen los niños dragones?- La pequeña de tan solo cinco años, tenía tantas preguntas y curiosidad... Que le recordaba a su amado.

Se le acercó subiéndose a su regazo, mientras Arman la contemplaba con amor.

La pequeña llamó de nuevo su atención tomando su rostro entre sus pequeñas manos para que le hiciera caso. -¿Papá, de donde vine yo? Dime.- Ella ya estaba derramando lágrimas.

Abrazándola se dispuso a calmarla contándole. -Anteriormente era un rito terrible, pero ahora...- Fue interrumpido por Andrey que iba llegando.

-¿Arman, que haces?- Le preguntó preocupado al llegar y ver a su bebé llorando, pero ya sospechaba el porque. Agachándose a su lado.

A pesar de que habían pasado hace ya casi seis años, para Arman, Andrey seguía siendo la persona más hermosa y bella que hubiera visto y lo seguía amando como la primera vez.

-Perdóname, le conté la historia. Ella quiere saber que sigue.- Le respondió con una sonrisa estrechando a su pequeña princesa en brazos, viendo como se niña se calmaba para mirar a su "madre", ella insistía en llamarlo de esa manera y a Andrey no le molestaba en lo absoluto.

-Si, si, mami.- Confirmó con un adorable puchero.

La tomó en sus brazos, limpiando sus lágrimas delicadamente.

-Lo que sigue es que los dragones son como niños en el cielo.- Le contaba mientras caminaba alrededor de su "habitación", habían arreglado el lugar donde duerme su pequeña y donde antes dormía él. Dándole pequeños besitos en sus mejillas, siendo observados por Arman.

Confundida inclinó su cabeza hacia un lado tiernamente, viéndolo. -Pero tu no sabes volar.- Dijo la niña con inocencia.

Con cuidado dejó a su princesa en su cama y arropandola, le miró con cariño. -Cuando amas a alguien, te vuelves la persona mas feliz. ¿Y sabes que pasa?- Le preguntó.

-¿Qué?- Preguntó de vuelta, viendo a su madre tomar aquel dragón de papel que había hecho para ella.

-Parece que tuvieras alas, y sientes que puedes volar.- Le contó. Eso era lo que sentía junto a Arman.

-¿Es cierto?- Se escuchaba emocionada.

-Es real.- Le aseguró. Acariciando su cabello la vió quedarse dormida.

Mientras, Arman recogía los juguetes en silencio pero con su pecho inflado de orgullo por su chico.

Se acercó desde atrás para quedar al lado de Andrey, viendo ambos enternecidos a su pequeña princesa dormir. Y dejando al dragón junto a ella.

-Vamos.- Le dijo levantándose y estirando su mano, que fue tomada por el castaño. Llevándoselo, no sin antes decirle a su pequeño amigo que cuidara de su tesoro. -Y tú cuídala.- Le pidió.

El lémur solo los observó y luego a la niña, y viéndolos marcharse se acostó al lado de ella.

Arman se encontraba viendo el atardecer cerca de la orrilla del acantilado, girandose al escuchar a Andrey acercarse a él tranquilamente, viendo que ya se había cambiado de ropa. Arman se quitó la gabardina que llevaba puesta, dejando su pecho al descubierto y empezando a encenderse por el cambio que se avecinaba.

Andrey ya no lo veía con miedo, en sus ojos solo había amor y admiración por aquel hombre y dragón que se habían hecho espacio en su corazón. Y con una sonrisa vió cambiar a Arman dejando al dragón en su lugar. Le acarició la cabeza suavemente, notando que la agachaba para que él subiera a su lomo, agarrándose de las aletas que estaban allí.

Una vez listos emprendieron el vuelo, surcando los cielos y volando lejos, tan alto como pudieran, disfrutando de estar juntos. Y en medio de cielo y las nubes cambió, flotaban ambos mirándose a los ojos viendo el amor del otro en ellos, aquel momento mágico en el que solo eran ellos y nadie más. Acercándose los dos lentamente hasta unir sus lábios en un puro beso que demostraba todo aquello que con palabras no eran suficientes.

Al separase para respirar, no lo hiceron del todo dejando sus frentes unidas, suspirando Andrey sacó a Arman de su ensoñación.

-Arman...- Le llamó.

-¿Si?- Lo miró atento.

-Parece que la pequeña Danae tendrá pronto alguien con quien jugar...- Le contó sonriendo, tomando por sorpresa a Arman, que lo miró con adoración al segundo después.

-Te amo demasiado.- Le contestó besándolo apasionadamente.

Era increíble que tuviera al fin una familia y el amor de su persona especial, tenía todo lo que siempre quiso con la persona que ama enormemente.

Y a la que a tesorería por siempre en esta vida y las siguientes.

Fin.

Ella es la hija de Andrey y Arman, Danae

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Ella es la hija de Andrey y Arman, Danae.

Espero que les haya gustado esta historia, soy nueva pero espero haberlo hecho bien, estaré subiendo una nueva historia pronto. Lxs quiero

Adaptación de la película I Am Dragon escrita por Ian Dzhendubaev.

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