Capitulo VIII

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El sol brillaba en lo más alto dando una hermosa vista de la isla. Una vez que habían llegado a aquella montaña con la forma de la cabeza de un dragón, Arman le había llevado a un lugar de lo que él creía que era una cueva, una que estaba cerca del lugar donde Arman descansaba pero al mismo tiempo con su propio espacio.

Andrey no hacia nada más que admirar lo que sus ojos veían, frente a él podía ver que parecía tener una ventana. En la pared de forma horizontal tenía varios espacios o huecos pequeños, era como ver la estructura ósea de un hueso por dentro, y aquello le daba un ambiente y luminosidad que era impresionante.

-¡Wow!- Andrey esta más que sorprendido. Vió a Arman acercarse a una caja llena de polvo, y agachándose le paso una mano por encima dejando ver un poco mejor, y la levantó junto con él.

-Puedes vivir aquí, si lo deseas.- Le dijo pasando por su lado a paso tranquilo. -Aquí es poco probable que te alcance el dragón.- Lo observó un instante para después salir de allí.

Justo antes de cruzar la salida fue detenido por Andrey. -¿Arman?- Lo llamó.

-¿Qué?- Se dió la vuelta para ver su espalda, aún admirando o tal vez evaluando el lugar.

-Pero no hay nada aquí. No podré arreglarlo sin ti, ¿Puedes ayudarme?- Le preguntó Andrey entre decepcionado e ilusionado por lo que le estaba pidiendo a Arman.

-¿Es necesario?- Preguntó indeciso.

Andrey se quedó mirandole como si aquello fuera obvio. -Recuerda que viviremos como humanos.- Tan solo diciéndole eso, Arman aceptó.

Arman y Andrey estan nuevamente en una de las costas de la isla, mas específicamente en la parte donde más navíos perdidos habían. Recolectaron demasiadas cosas que podrían servirles como, telas de varios tamaños, jarrones de arcilla, algún que otro plato o cubiertos, un espejo de mano, etc.

Arman cargaba con los cofres pesados y Andrey ayudaba con lo que podía llevar, vamos que era un flojo. Dejó los objetos en el lugar donde Andrey anteriormente había hecho el refugio.

El castaño se cambió de ropa por una mucha más cómoda y se había recogido el cabello. Se encontraba revisando los cofres que aún no habían abierto, llegando Arman con el último.

-¡Es duro vivir "humano"!- Se quejó Arman cansado dejándose caer encima del cofre, recuperando fuerzas. Andrey lo veía divertido y aprovechando le tiró una tela encima para molestarlo y después ponerse manos a la obra.

-Este y ese, y ese.- Decía Andrey mientras sacaba objetos, de un pequeño espacio que había entre el barco que estaba en la cueva y que Arman estaba sosteniendo para que pudiera sacar lo que quisiera.

-¿Cuántos más necesitas?- Dijo con dificultad Arman pues ya se estaba cansando de sostener el naufragio, viendo como Andrey por fin terminaba sacando con él un tablero de ajedrez.

-Ven, te mostraré como jugar.- Le dijo soplando para quitarle el polvo.

Tiempo después se encontraban en el sitio que era para Andrey, con él mencionado divirtiéndose de hacer que Arman lo ayudara a arreglar mientras que él, se fue a cambiar después de haber terminado.

-¿Te gusta?- Le preguntó inseguro de si aquella vestimenta le quedara bien, viendo la cara de asombro de Arman. -Excepto que mi cabello ya no esta tan largo.- Dijo desanimado tocando y tratando de acomodar su cabello.

-A mi me gusta así.- Arman no mentía, de verdad se veía lindo así como estaba, le quedaba bien.

Asombrado por la respuesta de Arman, Andy sonrió apenado para después decirle. -¿Sabes que?, la verdad a mi también me gusta así.- Por fin estaba lejos del castillo y de todas esas reglas que a su parecer eran absurdas, pero de las que no podia escapar y ahora era libre de hacer lo que quisiera y sentirse bien, podía ser el mísmo.

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