Capítulo IX

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Andrey se sobresalto al oír un ruido pero vió que solo era el amigo de Arman, aquel lemur estaba sacando las cosas que él había preparado para cuando se marchara en una bolsa.

-¿Qué haces? Esas son mis cosas.- Le dijo regañandolo, recogiendo lo que estaba esparcido por el lugar para guardarlo de nuevo. -¿Crees que soy un traidor por prepararme para zarpar?- Le decía mientras que el lemur lo miraba acusatoriamente. -No me mires así. Como se supone que sepa si será capaz de vencer al dragón o no.- Seguía hablándole cuando por último recogió una daga, el lemur se puso a la defensiva gruñendole. Viendo esto Andrey se calmo y le dijo. -No te preocupes. Puede que no sea necesario huir.- Lo miro un momento y cogiendo una tela pequeña, envolvió la daga y la guardó, siendo observado por el lemur. -Solo empaqué por si acaso.- Suspiró.

Esa misma noche después de aquella situación, se encontraba junto a Arman en su lugar, contándose anécdotas o cosas por las que habían pasado.

-Imagínate lo que me pasó cuando la marea arrastró un barril de ron...- Le contó Arman haciendo reír a Andrey. Estaban sentados, tomando y comiendo. -Núnca fue tan agradable antes de que llegaras tú.- Le comentó pensativo.

Andrey quién estaba sonriendo, al escuchar aquello se puso serio y algo triste. -Para ambos muchas cosas han sido por primera vez.- Le dijo pensando en las cosas que hasta ahora habían hecho. -Por cierto, encontré algo para ti...- Se giró a buscar el objeto que a los ojos de Arman era extraño, viendo como Andrey se lo llevaba a la boca para después soplar produciendo un sonido a la vez que movía los dedos tapando los agujeros que tenía.

-Creo, que he escuchado esa melodía.- Le dijo intrigado observándolo.

-Es una canción de cuna. Las madres se las cantan a sus bebes, para que sepan que están cerca.- Le contó. -Hagamos que hoy sea tu nacimiento. Nadie recuerda ese día, pero todos lo celebran como una festividad.- Le dijo pensando que aquello le gustaría.

Por su lado, Arman puso su mirada en el suelo diciéndole. -Yo recuerdo como nací. Quisiera olvidarlo.- Le dijo con nostalgia.

-Pero no este nuevo nacimiento, como un nuevo hombre.- Le aseguró. -Y estoy felíz de ello. ¡Feliz cumpleaños, Arman!- Le paso lo que parecía que era una flauta hecha con un diente de un animal grande. -Deja que tu vida tenga más canciones que la canción del ritual.- Le sonrió.

-Soy un nuevo hombre...- Recibió la flauta, estaba feliz de creer que podría serlo. Mirando a Andrey le dió su más grande sonrisa. -Gracias.- Y sin saberlo Andrey se estaba ganando el corazón de Arman. -Tengo un obsequio para ti. Para que recuerdes este día por siempre.- Después de eso se levantó y guió a Andrey afuera, cerca del acantilado. Arman había creado sin saber fuegos artificiales y quería quería mostrárselos a Andrey. Los encendió.

-Cierra tus ojos.- Le pidió tapándole con su mano frente a sus ojos sin tocarla y viendo como empezaban a salir. -Ábrelos.- Le dijo quitando su mano para que observara el cielo y aquel bonito espectáculo. -Las llamo "Flores del cielo".- Le contó.

-¡Que hermoso!- Andrey estaba impresionado con la vista. -Probablemente las ven desde el otro lado del mundo.- Dijo aún sin poder creérselo pero estaba feliz. Despacio volteó su rostro para ver a Arman mirando al cielo también y sin pensarlo tomó con su mano la manga de la camiseta que vestía, haciendo que Arman notara lo que hacia y mirándolo ahora, él veía que Andrey era mucho más hermoso que las "flores del cielo".

Se quedaron viéndolas hasta que se acabaron y aún después de eso, se quedaron allí disfrutando de la fresca noche.

Cenizas de fuego flotaban en el viento llegando hasta donde Andrey dormía, coyendole una en la mejilla despertandolo al sentir el picor por ello. Se sentó mirando a su alrededor confundido y llamó a Arman.

-¡Arman!- Al no recibir respuesta, se levantó y enrolló la sabana por su cuerpo ya que hacía frío. -Arman, ¿Estas ahí?- Volvió a preguntar caminando despacio hacia la salida a buscarlo, se sentía observado. Al llegar al lugar de Arman estaba vacío, allí no se encontraba. -Arman, ¿Donde estás?- Preguntó una vez más, está preocupado pero eso quedo atrás al escuchar ruidos junto a un gruñido a su espalda.

Lentamente Andrey se dió la vuelta comprobando así que no se equivocaba, el dragón estaba trepado en la pared y al verlo se dijo que lo mejor por ahora sería escapar de él. El dragón se abalanzó sobre él volando y aterrizando justo frente a la salida por la que huiría Andrey, haciendo que se detuviera. El dragón lo miró fijamente y Andrey sin poder evitarlo nuevamente, se acercó estirando su mano lentamente con la intención de tocarle el pecho y siendo observado por el mismo. Suspiró soltando todo el aire que tenían sus pulmones para por fin tocarlo, sintiendo y escuchando los latidos de su corazón. Se sentía increíble y parecía que al dragón no le molestaba, más bien que disfrutaba de su toque. Hasta que su pecho empezó a encenderse de nuevo, haciendo que Andrey quitara su mano al sentir lo caliente que estaba, echándose hacía atrás asustado.

El dragón se puso furioso de nuevo gruñendole, Andrey trató de correr pero fue tirado al suelo por el dragón mientras este, se le acercaba más con su pecho encendido con la intención de volverlo cenizas. Y sin tener por donde escapar se lamentó, ¡mierda! esta vez si que estaba frito.

Asustado Andrey se despertó gritando y sudando. Arman se encontraba a su lado trantando de calmarlo sin tocarlo. -Tranquilo, tranquilo... Vine aquí porque estabas gritando.- Le explicó. -¿Que sucede?- Le preguntó preocupado.

Andrey aun estaba algo alterado pero se obligó a calmarse y contestar. -Tuve un mal sueño.- Le dijo.

-Yo duermo, pero no sueño.- Le contó Arman. -¿Es normal tener malos sueños?- Preguntó esta vez curioso.

-No, a veces sueñas con cosas que temes, y a veces con cosas que deseas.- Le explicó. - Arman, estoy asustado del maldito dragón. Y durante todo este tiempo... Recolecté...- Andrey fue interrumpido por Arman.

-El dragón no te hará daño Andrey, nunca. Lo prometo.- Le dijo seguro pues Andrey desde que lo ayudó, lo ha estado apoyando y enseñándole para que evitara ser más como el dragón. -Hoy he renacido como un nuevo hombre, gracias a ti.- Le dijo mostrándole la flauta que le había dado. -Y tú lo necesitas.- Se paró de su lado para dejarlo descansar.

Andrey con una sonrisa después de escuchar aquellas palabras de Arman se despidió. -Buenas noches, Arman.- Haciendo que se detuviera.

-¿Qué?- Preguntó mirándolo, sin saber que significaba.

-La gente se despide en la noche.- Le comentó.

Y sin decir nada más Arman se fue y Andrey se acostó tratando de volver a dormir.

Arman se encontraba en su lugar, frente al fuego tocando la flauta, siendo escuchado por Andrey.

-Buenas noches, Arman.- Le deseó para después quedarse dormido.

-Buenas noches, Andrey.- Respondió al escucharlo y se acostó también. Descansando lo que quedaba de aquella noche, tranquilos.

On-drakonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora