Capitulo VII

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Andrey lo miraba atento esperando, hasta que por fin Arman habló.

–Hace mucho tiempo... Vivía un niño en la isla. El niño vivía con su padre, el cual era un dragón. El niño amaba a su padre y esperaba ser como él algún día. Pero un día, el mar arrojó un cofre. En su interior había algo insólito, que hasta el día de hoy, no sabría como llamarlo. Era de otro mundo, algo desconocido pero que resultaba familiar para el niño.– Estaba recordando como jugaba con unas figuras para teatro de sombras, aunque el no sabía eso. Y como dentro habían dos figuras de un hombre y una mujer juntos. –Y algo cambió en su interior. Cuando llegó el momento de convertirse en dragón, el niño ya no deseaba hacerlo. –Seguía recordando como de niño salía corriendo y las palabras de su padre. –No puedes volverte dragón en contra de tu voluntad.– Le comentó. –Después de eso, un barco apareció en el horizonte. Y del barco desembarco un hombre, que mató a su padre.– Paró recordando lo que había sucedido, para seguir. –La amargura, la furia y la sed de venganza se apoderaron del niño, lo impulsaron y el niño saltó... Y se convirtió en dragón. Una vez que esto sucedió, todas las memorias de sus ancestros lo embargaron y vió todo lo que los dragones vieron, sintió todo lo que ellos sintieron. Por cientos de años, los dragones tomaron esposas con el sangriento ritual, la gente le entregó a sus hijas e hijos cantando la canción del ritual. Pero ya no quiero eso.– Dijo suspirando. –Frente a mis ojos murieron cientos de novias. Al ver eso, el niño comprendió que su padre era un monstruo, y que había despertado un monstruo en si mismo. Fue asi como juré no volver a ser un dragón. Quería volver a ser un hombre normal, pero no sabía como, y todo lo que puedo hacer para enfrentarlo... En la parte inferior de la cueva hay un espacio vertical angosto, un hombre puede pasar por el, pero el dragón no puede salir. Asi controlo al dragón cuando el control me empieza a fallar. Durante todos estos años, me las arreglé, pero entonces cantaron la canción.– Le dijo algo molesto por ello, no habia podido llegar a tiempo al lugar para controlarse y que el dragón no saliera. –Lo primero que recuerdo es un chico atrapado en las garras del dragón. Apenas pude evitar que enterrara sus zarpas. El chico y yo, caimos en el pozo, donde el dragón ya no podría alcanzarlos. El pozo no era tu prisión, era tu refugio de mi.– Le dijo pensativo. – El dragón nos encontró en el pozo. El despierta con tu toque Andrey, por tanto, no puedo llevarte a casa.– Dijo mirándolo a los ojos. Andrey lo escuchaba atento. –No puedo dejar suelto al dragón. Tienes que esperar al matadragones, si el viene por ti, no me opondré. Tan solo nunca, nunca jamás canten la canción de aquel ritual.–

–¿A que te refieres con si viene? ¿Crees que no lo logrará?– Preguntó Andrey intrigado por lo último que le había dicho.

–Todo depende de ti.– Dijo Arman volviendo su vista al castaño.

–¿Como que depende de mi?– Andrey estaba más confundido.

Arman suspirando se levantó para guiarlo hacia alguna parte. –Vamos.– Le dijo esperando que lo siguiera, cosa que si hizo.

–¿Como puede depender de mi, si viene o no por mi?– Preguntó de nuevo, curioso por la respuesta de Arman.

–Mira a tu alrededor.– Le señaló en todas direcciones. –Ves, toda la isla es un dragón. Uno de mis ancestros.– Le contó mientras caminaban por la isla. –Piedras y rocas... Todas son sus huesos. Era el guardián de este lugar. Desde aquí puedes ver cielos despejados, por el contrario, la gente en los barcos solo ve niebla. Y estan condenados a deambular hasta el fin de sus días.– Hablo de lo más normal, mientras le enseñaba el horizonte y cerca de ellos, todos los barcos encallados entre las rocas. –La corriente arroja objetos y partes de los naufragios, pero ningún tripulante llega a la isla.– En toda su vida eran contadas las veces que vio a otras personas.

Andrey esta perdido en sus pensamientos, volviendo en si por haberlo escuchado decir aquello de “Solo un corazón puede”. –¿Un corazón?– Interrogó confundido.

–Si. Les mostrará el camino como un faro.– Afirmo Arman.

–Entonces el matadragones... El logró llegar, gracias al amor de la chica que le esperaba aquí. ¿Cierto?– Dedujo Andrey después de haber escuchado la historia y juntar toda la información que había recibido.

–Como dije, todo depende de ti.– Arman se dirigió por el camino pasando por su lado con la intención de volver al refugio. –Si lo amas, llegará.– Parando sus acciones al escuchar a Andrey arrancando las flores que estaban debajo de ellos y curioso le preguntó. –¿Que haces?– Mirándolo fijamente.

–Cuando le das flores a alguien.– Dijo sosteniendo una margarita entre sus delgados y delicados dedos. –La otra persona sabe que lo amas. Algo importante pasa entre dos personas.– Ya había terminado de recoger las otras flores, ahora sostenía un pequeño ramo mientras se acomodaba el cabello detras de su oreja, el cual no le dejaba ver por culpa del viento. –Ademas dicen... Que si arrojas flores al mar, quien quiera que sea la persona que amas, puede sentirlo.– Diciendo aquello se paró aún dándole la espalda a Arman. –Y entenderá que lo tienes en tus pensamientos.– Terminó de explicarle, para luego lanzar las flores al mar.

Arman que escuchaba atentamente, observó aquello para luego mirar a Andrey confirmando lo que pensaba. –Entonces, Igor también llegará ¿Verdad?–

–Obvio, el vendrá.– Dijo pensativo susurrando un “Probablemente” que Arman no escucho. Andrey también esperaba que así fuese.

–Será mejor que nos apresuremos. Vamos.– Le dijo Arman emprendiendo el camino de vuelta. –Igor llegará al pozo.–

–¿Quieres ir al pozo, de nuevo?– Pregunto incrédulo. –Arman. ¿Y que pasa si aún no ha zarpado?– Andrey tenia sus dudas pero no quería hacer conclusiones tan a la ligera.

–No podemos quedarnos aquí. Y ya te dije, tienes que irte de la isla...– No pudo terminar de hablar porque cayó al suelo a mitad del camino, aún le faltaba recuperarse bien pero no quería mostrar debilidad frente al castaño.

Andrey preocupado por verlo caer se acercó corriendo hacía él. –Arman, ¿Te hiciste daño?– Preguntó intentando revisarle, siendo detenido por Arman.

–¡No te acerques, no me toques!– Le gritó desde el suelo, sentándose de a poco. –Ve al pozo. ¿Acaso no lo entiendes?– Arman no se estaba sintiendo bien.

–Arman, no es eso, no puedo dejarte así.– Le replicó sus palabras.

–Vete, estaré bien. Siempre he estado bien solo, no es un problema.– Aún no lo miraba y le daba la espalda esperando que se marchara.

–Si te gustara estar solo...– Le decía Andrey mientras se sentaba a su lado un poco mas atras de él. –Hoy no me habría despertado bajo mantas tibias.– Le recordaba sus acciones con ironía.

–Andrey, el dragón puede escapar en cualquier momento.– Se excusó Arman pobremente para que lo dejara tranquilo.

–Si asi fuera, ¿Porque no lo ha hecho aún?– Le interrogó satisfecho al ver que había dejado a Arman sin algún argumento.

–No lo se.– Respondió desconcertado. –Quizás aún estoy algo debil.– Solo se le podía ocurrir aquella razón.

Andrey divertido por su confusión se acerco, poniéndose delante de él para mirarlo a la cara y decirle. –Quizás... El “hombre” se esta volviendo más fuerte.– Le sonrió seguro.

–¿De verdad crees eso?– Arman se preguntaba desde que momento habían empezado a preocuparse o apoyarse el uno al otro después de todo.

Andrey se le quedo viendo un instante, admirando de nuevo aquella belleza rara que aún no podía descifrar, ni mucho menos decidirse en que era lo que más le gustaba de él. –Lo veo.– Dijo haciendo memoria. –Me has salvado, me has alimentado, me has convencido. Te preocupas por mi, ¡Tu puedes vencerlo!– Lo alentó. –Si así lo quieres. Y yo te ayudaré.– Lo animó  y mientras miraba a su alrededor dijo. –Y mientras espero a Igor, te enseñaré como vivir como humano.– Veía la mirada sorprendida de Arman por sus palabras, se dedicaron a verse mutuamente hasta que Andrey un poco sonrojado, se separó levantándose.

–Tú... ¿Me perdonarías por lo de ayer?– Arman estaba disculpándose por todo lo sucedido.

Viéndolo con una sonrisa timida Andrey, recogió aquel palo que se había partido cuando Arman se había caído, entregándose lo de un lado para ayudarlo a pararse. –¡Buen comienzo!– Le dijo con una gran sonrisa.

Tal vez por ahora así estaría bien, solo esperaba poder ayudar a ese hombre que se sentía tan roto por dentro.

On-drakonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora