Enemigos públicos

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Comienzo a despertar gracias al aroma de comida proveniente de la cocina, mis ojos se abren lentamente, me doy cuenta de que estoy en mi cama, no recuerdo haberme acostado la noche anterior, solo puedo recordar que estaba con Connor y luego me recargue en su hombro, seguramente fue él quien me trajo.

Me levanto para no quedar como una perezosa, no tengo idea de que hora es, pero puedo ver por la ventana que está cayendo una gran nevada. Me doy un baño y me visto rápidamente para reunirme con Connor, en cuanto entro en la cocina veo a Neko bebiendo un plato con leche en la encimera y al androide acariciando sus orejas recargado en el mismo sitio.

— Buenos días — digo acercándome, Connor de inmediato se endereza y Neko se apresura a bajar de donde está, sabe muy bien que no me gusta que se suba ahí y parece haber aprovechado mi ausencia para hacerle zalamerías a Connor y que este le diese leche y permiso de estar ahí.

— Buenos días, Alex — saluda Connor sonriendo ligeramente — Te he preparado algo de desayunar, espero que no te moleste.

Me siento en la barra, la verdad es que no tengo mucha hambre, pero no quiero hacerle un desaire después de cómo lo trate la noche anterior, así que observo en silencio como sirve lo que preparó o al menos lo intento, hay veces en las que a pesar de que disfruto bastante sin hablar no puedo evitar decir todo lo que se me pasa por la cabeza sin importar que pueda ser inapropiado.

— No tenías que molestarte... La verdad no suelo comer nada en la mañana... — digo mientras pone ante mí un omelette, un vaso de jugo y una taza con café — Oh, vaya, huele muy bien — murmuro mientras corto un pedazo y me lo llevo a la boca, nunca había probado nada tan delicioso en mi vida que yo recordara.

Como bajo su atenta mirada, es como si todo lo que hago fuesr muy interesante para él, como si no quisiera perderse nada. Bebo un poco de jugo antes de volver a fijar mi vista en Connor, que aún parece bastante concentrado, no puedo evitar sonreír, a veces sus expresiones me parecen propias de un niño que siente curiosidad por el mundo que lo rodea.

— ¿Pasa algo? — pregunto antes de seguir bebiendo el jugo, no responde, sigue con la vista fija en mí, como perdido — Connor. — llamó.

— Eh, sí, todo está bien — medio asiento, no muy segura de que me esté diciendo la verdad.

— ¿Qué hora es?

— Son casi las diez de la mañana — me levanto de golpe, es tarde y no me dice nada.

— Joder, ya debería de estar en la estación — murmuro tomando la taza de café para beberla mientras que llevo lo demás al lavaplatos, dejo lo sucio en el lavavajillas y lo dejo andando, cuando regrese me encargare de sacar todo — ¿Cómo no me has dicho la hora antes? — pregunto viéndolo acusadoramente a lo que Connor sonríe ligeramente.

— Quería que desayunaras, me he dado cuenta de que casi no comes — explica.

— No me da mucha hambre para serte sincera, pero lo que has preparado estaba muy bien, te lo agradezco.

— De nada — responde mientras nos dirigimos a la entrada.

Me pongo los zapatos que había dejado ahí la noche anterior, al menos se secaron, posteriormente me pongo el abrigo y salgo junto a Connor del departamento, mientras vamos bajando nos encontramos con mis vecinas, una madre soltera y su niña de ocho años, saludo a la mayor, pero ella al ver a Connor me ignora, normalmente nos llevamos muy bien, pero es de esas personas que le desagradan los androides gracias a que antes de que se fuera su ex marido había perdido el empleo gracias a ellos. La niña por su parte mira con curiosidad a Connor antes de que su madre la obligue a seguir caminando, ninguno comenta nada al respecto.

Connor Become HumanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora