Camille es una boxeadora muy conocida.
Pero todo puede irse a la ruina.
Camille va a una fiesta, pero no una cualquiera, es la de su ex-preparatoria.
En esa fiesta encuentra su viejo amor y un amor que no correspondió.
Tiempo después de esa fiesta C...
Con Jordan estuvimos un rato en la cafetería, cuando me quise ir; por la llenura y las patadas de los bebés, terminó pagando él, apesar de que me opuse para pagar lo mío. Me llevo en su auto y hasta lo invite a pasar, pero en el momento que iba a responder le entró una llamada.
-¿Bueno?... ¿Es en serio, Señor, Wang?... Pero... Está bien, no hay problema... Entendido, mañana temprano... Nos vemos- colgó y supe de inmediato que Wang le consiguió algo bueno-Lo siento...-su rostro se desfigura en pena.
Sonrío-Descuida. Aprovecha las oportunidades que te da Wang, porque ya después no podrás alcanzarlas-le alento.
Abro la puerta y Jordan baja conmigo, un escalofrío recorre mi columna y mis bebés se remueven. Jacob me acompaña hasta el ascensor y nos despedimos con un simple abrazo corto y un beso en la mejilla, antes de irse también me acaricia la barriga sonriendo.
Entro al departamento cansada, apesar de no hacer nada pero a la vez llevando dos bebés de 3k cada uno, me senté en el sofá y encendí la televisión, y sonó el timbre.
-Mierda ¿quien coño es? Si joden...-me levanté con dificultad murmurando mierdas a la persona que toca el timbre-Mamá, si eres tu, devuélvete que estoy cansada-dije fuerte directo a la puerta y la abrí, creyendo que era mi madre, no fue así.
Un gran cesto de dulces estaba frente a mi y juntos con unas manos y piernas que sobresalían.
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Levanto una ceja intrigada.
-Hola, Camille.
-¿Sebastián?
Su cabeza se asoma a un lado del arreglo.
-Es tarde ¿Que haces aquí y con ese arreglo?-le pregunto cansina.
-Es para tí-lo extiende y lo observo, tenía muchos tipos de chocolates que me provocaron.
-Entra, no puedo sostener mucho peso-abro más la puerta y lo dejo pasar, cierro y lo sigo hasta la sala, donde veo que deja el cesto en la mesa ratona.
-¿Que haces por aquí y a qué se deben esos dulces?-pregunto llevando mis manos encima de mi panza.
-Quería hacerte un detalle, también quería verte y saludar a mis bebés-sonríe pero no me gustó la expresión oscura de sus ojos.
-Sebastian, lo hemos hablado...
-Si, si, si, lo que sea-se acerca y toma mis manos para llevarme a sentar al sofá.
-Mira, Sebastián, estoy cansada, te agradezco el detalle, está lindo pero creo que deberías irte. Mañana...-comunico calmada y alejándome despacio de él.
Mis bebés estaban inquietos
-Claro, debes estar cansada. Me imagino que dan mucha lata-ríe y su mano se acerca a mi panza.