Antes de que llegaras...

Cap.23

-Sucrette...

-Castiel, no juegues así...

-¿Quién dice que estoy jugando? –Tenía la mirada fija en mí.—

-Eres impredecible ¿No? –No sé cómo sucedió, pero pude corresponder a su mirada, aunque eso no quitaba el hecho de que moría de nervios.—

-A veces tú también, ¿Le pusiste seguro a tu puerta, no es así? –Rió por lo bajo.—

-No te imagines cosas, lo hice por si venía alguien como la otra vez.

-No me quejo, fue una buena decisión. –Su mano izquierda se posó en mi mejilla contraria, mientras que la derecha aún la mantenía tomando mi cintura.—

-¿Qué quieres decir con eso? –Sentía como acariciaba mi mejilla con la yema de los dedos.—

-Si no tuviera seguro... Tal vez no podría hacer esto. –Fue en cuestión de un segundo que sus labios se juntaron con los míos.—

-(Está besándome, ¿Qué hago? Dios, ¿Por qué me haces esto?) –Por más que lo pensara, mi cuerpo ya estaba haciendo lo que quería, sí, estaba correspondiendo a ese repentino pero emocionante beso, no podía creerlo.—

--Su mano derecha apretaba mi cintura, pero no se sentía mal, al contrario, era una sensación diferente, era indescriptible. Inevitablemente cerré los ojos y me dejé llevar, de un momento a otro estaba recostada en la cama con Castiel sobre mí, ni en mis sueños más locos habría imaginado esto.—

-Escucha, no quiero que pienses que soy un aprovechado... –Su tono voz era casi un susurro.—

-No pienso eso... –Como no se separó del todo, era normal que nuestros labios rozaran entre sí con cada palabra.—

--Él sonrió ladino mientras su mano recorría una de mis piernas con caricias.—

-(Siento que esto no está bien, pero no puedo negarme... ¿Qué me pasa?).

--Antes de que pudiera seguir cuestionando mis acciones, Castiel nuevamente se había apoderado de mis labios, ¿Qué pasó?, volví a corresponder... Era un beso apasionado, un beso diferente. Se quitó su chaqueta y camisa, su cuerpo emanaba un calor impresionante que en ésta noche fría me hacía falta. Sus manos me llenaban de caricias, y las mías recorrían en ascenso sus brazos, tenía unos músculos que a cualquiera impresionaría, se los tenía bien escondidos en esa chaqueta.—

-¿Dónde tenías esto? –Reí aún con las manos en sus brazos.—

-Hay cosas de mí que aún no ves. –Sonrió con picardía.—

-Eres un... –Negué con la cabeza, riendo.—

-Me encanta escucharte reír... –Acarició un momento mi cabello.—

-(Vaya, es como si fuera un Castiel totalmente diferente) Gracias, Cassy. –Sonreí inocentemente.—

-Bueno, me voy. –Entrecerró los ojos y se levantó.—

-¡No, espera! –Me levanté para jalarle del brazo, ahora todo pasaba al revés, él cayó sobre la cama y yo repentinamente quedé encima.—

-¿En serio me llamaste Cassy? –Aunque quería aparentar seriedad, también quería reír, pero me contuve.—

-Ya supéralo. –Suspiré leve.—

-Ayúdame a superarlo entonces. –Con sus manos comenzó a subir la toalla.—

-¿Yo por qué? –Le miré fijamente.—

-Porque salió de tu boca. –Aunque haya subido mi toalla, no me tocaba de manera indecente, es más, me daba caricias en la zona de la lumbar, éste hombre definitivamente...—