Cap.17

215 15 5
                                    

-Nada, sólo que cuando te ve... -Toc toc. Castiel fue interrumpido por unos golpecitos en mi puerta, segundos después estaba siendo abierta-

-En cuestión de segundos, corrí hacia mi puerta mientras Castiel se escondía bajo la cama-

-Kentin... ¿Qué haces aquí tan tarde? –Sonreí mientras me apoyaba en mi puerta-

-¿Tarde dices? Quiero preguntarte lo de tu cita –Rió mientras entraba a mi habitación-

-Ah, claro. Pero, ¿No crees que sería mejor si te lo cuento mientras comemos un poco de helado?

-Tienes razón, iré a buscar –Sonrió-

-Que mis papás no te escuchen.

-Estuve en la escuela militar, sigiloso es mi segundo nombre.

-Eso no es cierto –Reí-

-Ya shh, voy por el helado –Salió y yo cerré la puerta-

-Castiel, ya sal –Me acerqué a la cama-

-¿Por qué viene a tu habitación a esta hora? –Se levantó-

-Para que le cuente sobre mis cosas –Me encogí de hombros-

-No es una excusa para venir a tu habitación –Levantó una ceja-

-¿Y cuál es la tuya? –Lo miré con una sonrisa sarcástica-

-Que te importa –Sonrió-

-Ya vete –Suspiré mientras lo empujaba a la ventana-

-Bueno me voy me voy –Salió mientras yo miraba como bajaba, que ágil-

-Volví –La voz de Kentin hizo que me sobresaltara-

-Kentin... No te escuché entrar –Lo miré-

-Te dije que era sigiloso –Rió- ¿Qué haces ahí?

-Quería... sentir el viento –Sonreí y me volteé para cerrar la ventana-

-Bien... -Me acerqué a la cama, y ambos nos sentamos-

-¿Trajiste una sola cuchara?

-Sí, fue la primera que vi –Se encogió de hombros- ¿Te incomoda que nos besemos indirectamente? –Sonrió pícaramente-

-No –Reí-

-Bueno cuéntame entonces –Abrió el helado-

-¿Por qué te interesa tanto mi cita?

-Porque fue gracias a mí, tengo derecho a saber –Rió-

-Muy listo... -Le conté todo lo que pasó a Kentin mientras nos turnábamos la cuchara para comer helado-

-¿Y no se besaron? –Metió una cucharada de helado a su boca-

-No –Negué con la cabeza-

-Es una lástima –Lamió la cuchara-

-Heey no la lamas, yo también la estoy usando te recuerdo –Lo miré feo-

-No seas niña –Rió-

-No soy niña déjame –Le quité la cuchara-

-¿Eres niño entonces? –Intentó aguantarse la risa-

-Ya cállate –Le lancé una de mis mini almohadas-

-Oye... -Me la lanzó de vuelta. Y fue así como comenzó una guerra de almohaditas-

*Narra Castiel*

-Llegué a mi casa y me senté en mi cama, no puedo dejar de pensar en la cita de Sucrette con el tal Armin, ¿Por qué querría salir con él? Siempre está metido en su mundo de juegos. ¿Y por qué ese chico tiene que estar en su habitación a esta hora?, aunque me hubiese gustado escuchar la conversación, o tal vez no... Pero quisiera saber qué pasó en esa cita. ¿Por qué tengo que pensar en ella? Sólo es la tabla de planchar a la que me gusta molestar, y nada más... ¿Cierto?-

Antes de que llegaras...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora