Fourth

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Desperté a la mañana siguiente al escuchar un ruido metálico. Caí en cuenta de que me encontraba sola, acostada, con una frazada sobre mí y una almohada bajo la cabeza. Me incorporé de golpe y oí el ruido de nuevo. Parecía venir de la cocina. Fui hasta allá y un aroma a comida inundó mis fosas nasales.

―¿Jaemin...?

Levantó la vista (estaba buscando algo en la nevera).

―¡Hola! ¿Dormiste bien? ―preguntó alegremente con una gran lechuga en las manos.

―¿Qué estás haciendo?

Veía la olla burbujeando y echando vapor, y el horno lanzando humo.

―Ah, sopa y pescado ―dijo poniendo hoja por hoja en el agua hirviendo―. Sé que se ve mal, pero queda exquisito.

―No sé si creerte...

―Y dime ―apagó el horno y se puso a revolver la sopa con una cuchara de madera (sucia con algún tipo de ingrediente verdoso)― ¿Por qué viniste conmigo anoche? Pensé que querías dormir sola.

Pegó un respingo al quemarse un dedo y enseguida fui a prender el agua fría, tiré de su muñeca para que pusiera su mano bajo el chorro.

―Gracias ―dijo antes de cerrar el grifo.

―No podía dormir... ―le di un repasador para que se secase.

―¿Sin mi? ―completó sonriente, colgando de nuevo el repasador en su lugar antes de agregar champignones enteros a la sopa― Qué tierna...

―¡No! Simplemente no podía.

―Se te veía muy cómoda ―rió por lo bajo mientras bajaba el fuego de las hornallas―. Fue difícil sacarte de encima. No te despegabas de mí por nada del mundo.

―Estaba... soñando con uno de los de BTS.

―No te creo ―sacó lo que parecía ser un pescado del horno.

―¿Por qué?

―Porque decías mi nombre ―apagó la sopa.

―Es sólo tu imaginación, estaba diciendo 'Jimin'...

―Yo te escuché bastante claro ―se acercó peligrosamente― decías 'Jae-min'.

―Déjame. Son sólo sueños.

―¿Qué soñabas?

―Cosas.

―¿Qué tipo de cosas?

―De las que se sueñan.

―Muy graciosa...

―¡No estás autorizado a utilizar la ironía!

―No estás autorizada a soñar cosas pecaminosas con tu mascota.

―¡No soñé cosas pecaminosas!

―Como digas...

―No tienes permitido dudar de mi palabra.

―¿Ahora planeas disciplinarme?

―¡Si debo hacerlo, lo haré! No me faltes el respeto.

―Hm... bien ―destapó la olla y sintió el aroma (frunció el rostro)―. Está perfecta.

―Por la cara que pusiste, no parece.

―Créeme, te encantará.

Efectivamente, me encantó. No sé qué magia negra habrá utilizado, pero sabía muy bien. El pescado no sabía a carbón, ¡Sino a caballa!

―¿Cómo hiciste? ―pregunté al terminar.

―¿Para qué?

―Para que esta abominación supiera tan bien.

~My Kitty Called Nana~ 《Na Jaemin x Lectora》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora