Es increíble la forma en la que procesos biológicos tan simples y naturales como lo son los períodos de celo pueden cambiar la actitud de alguien. Una semana después de la tormenta, noté que Jaemin había adoptado repentinamente una actitud más nerviosa, e incluso agresiva. Pasaba horas en el cuarto de invitados y salía de allí sólo para darse un baño. A menudo cantaba canciones o escuchaba música más alto de lo usual, o me llamaba sólo para pedirme favores insignificantes, como vasos de agua, caricias en el pelo o que comprara más carne. Tuve que cerrar todas las ventanas y puertas con llave para que no se escapara. Cuando no estaba en el cuarto, iba y venía por toda la casa, gritoneando y quejándose por absolutamente todo. Me saturaba con exigencias y estuve a punto de tirarle una lámpara en más de una ocasión.
―¡Jaemin! ―lo golpeé con una almohada― ¡Cálmate! ¡¿Qué te pasa?!
―Sólo pienso en una cosa últimamente, Denise ―dijo sudoroso dejándose caer de espalda al sofá―. Lo mejor que puedes hacer ahora es tener cuidado y soportarme... sólo dura un par de días.
―¡Tendría que haberte castrado!
―¡¿Acaso has perdido la cabeza?!
―Voy a perderla si sigues siendo tan insoportable.
―Perdóname, no puedo controlarme...
―Tendrás que hacerlo.
―Está bien ―dijo con ademán agotado―. Perdóname, ¿puedes acariciarme el cabello, por favor?
Me senté a su lado con un suspiro y pasé mis dedos por su sedosa cabellera. Moviéndose de un lado al otro, se puso a cuatro patas y apoyó su cabeza en mi pecho. Lo único que se me ocurrió hacer para responder a eso fue respirar hondo y continuar acariciando sus orejas.
―¿Alguna vez te dije que hueles muy bien? ―dijo levantando la vista.
Su torso estaba entre mis piernas y su cara a pocos centímetros de la mía.
―¿Qué tienes? ― pregunté intentando ignorar la oscuridad en su mirada― Tú... no eres así.
―Estoy...―acercó la nariz a mi cuello e inspiró― En celo.
―Y-Ya lo sé, pero soy tu dueña.
―¿Y qué? ―volvió a alejarse un poco.
―Que tienes que hacer esas cosas con otros como tú, no conmigo.
―Ya te conté la historia de mis padres, ¿no?
No supe qué decir, aunque no podría haber dicho mucho, puesto que mis labios fueron sellados por los suyos en un tierno beso que pronto tomó un giro lujurioso como nunca se me hubiera ocurrido que alguien "como él" podría. Aunque me cuesta admitirlo, siempre me había preguntado si se lastimaba la lengua al pasarla por sus colmillos, pero pude comprobar por mí misma que, lejos de doler, se sentía bien.
Mis antebrazos fueron acariciados por sus largos dedos hasta entrelazarse con los míos y deslizó su cuerpo hacia arriba, quedando mi cuello estirado para poder alcanzar su boca.
No comprendía muy bien qué magia utilizaba, pero no pude despegarme de él ni un momento. Fue cuando una de sus manos bajó para tocar mi pecho que el alma volvió a mi cuerpo y caí en cuenta de que estaba en medio de un beso apasionado con mi gato/humano mascota.
―Jaemin... ―dije ladeando la cabeza― Para...
―Pero yo...
―Dije que pares.
Bajó sus manos y salió de encima. Se sentó cubriendo su regazo con ambos brazos, agachando ligeramente la cabeza.
―Lo siento mucho, yo...―tragó saliva― Tengo que salir de aquí.
Haciendo hasta lo imposible porque no viera su entrepierna, salió corriendo escaleras arriba.
Lo vi alejarse sin mover un músculo. Toqué mis labios y miré al frente. Aún estaban entumecidos y rojos, cosquilleando igual que mi estómago. Tras oír el sonido de la puerta de su cuarto cerrarse, me levanté del sofá y caminé hacia las escaleras, quería hablar con él. Al llegar a la puerta, pegué una oreja a la madera y presté atención... deseé no haberlo hecho.
―Denise... ―oí sus jadeos― Ah, agh...
Tapé mi boca impresionada y me pegué aún más.
―Soy todo tuyo, Denise... ―continuó― Y quiero que seas toda mía...
Me incliné aún más hacia adelante y antes de que pudiera darme cuenta, mi cara estaba estampada contra el piso. Levanté la vista y pude ver a Nana sosteniendo la frazada para taparse bien.
―¿Q-Qué hacías detrás de la puerta? ―estaba despeinado y sudoroso.
―¡L-La pregunta aquí es "qué estabas haciendo tú" atrás de la puerta!
―¡T-Te dije que estoy en celo, eso no te da derecho a invadir mi privacidad!―pareció subir sus pantalones por debajo de la frazada.
―¡E-El hecho de estar en celo no te da derecho de gemir mi nombre!
―¡N-No estaba gimiendo tu nombre! ―se puso más rojo de lo que ya estaba.
―"Quiri sir tidi tiyi", "Quiri quie siis tidi mii~"―dije en tono de burla― ¡¿Cómo es eso de "ser toda tuya"?!
―E-Era con respecto al tema de ser tu mascota, no... no de otras cosas, ¡Mal pensada!
―¡Lo siento, pero cuando alguien se pone a gemir mi nombre tapado por sábanas, despeinado, sudando y respirando con dificultad, ¡Me cuesta no mal pensar las cosas!
―Me atrapaste, pero... n-no sé de qué te sorprendes.
―¡Claro que me sorprendo!
―¡¿Por qué?! Acabo de besarte y ya te dije que me gustas. Es decir... ¡Es obvio que eso no fue un beso cualquiera!
―Pero...
―Sé que te gusto también, pero la etiqueta de "dueña y mascota" no te deja avanzar.
―No quieras convertirme en tu madre, Jaemin. No hay nada entre nosotros.
―Yo... creí que había algo más...
―Creíste mal.
―Te quiero.
―Yo también, pero no de esa forma. Ya lo dije.
―Vete. Déjame solo...
Con palabras en la boca, cerré la puerta tras de mí y bajé a la cocina. Mientras el café se hacía, no pude evitar recordar el tacto de sus labios. Sacudí la cabeza y pensé en otras cosas, como el hecho de pensar en conseguir otro trabajo. Mientras más tiempo estuviera fuera de casa, mejor.
ESTÁS LEYENDO
~My Kitty Called Nana~ 《Na Jaemin x Lectora》
ФанфикшнDescubrir que tu gato no es un gato puede llegar a ser molesto.
