Se encontraba en una abrumadora nebulosa llena de memorias martirizantes y heladas olas de culpa que invadían sus sueños de la misma forma que la dicha inundaba sus momentos de conciencia.
Veía a sus hermanos y a sus padres. Los vio recibir un sobre de parte de un hombre sin orejas superiores, no sabía que había más gente igual a su madre. Vio el interior del auto de este hombre, miró por la ventana trasera con las rodillas en el asiento: Jisung y Jeno en una caja con sus flacuchos cuerpecitos intentando mantener el calor mientras sus padres miraban sus relojes, tal vez esperando a que más personas llegaran para comprar a los pequeños.
Llegó a casa de quien ahora sabía el nombre: Yuta. Él lo vistió con ropajes coloridos y un collar con su nombre. Poco después estaba dentro de una jaula en un escenario.
En sus cinco años de vida jamás habría imaginado ser la atracción de un circo. Un montón de humanos lo miraban con asombro o repulsión. Los niños, quienes tenían fácil acceso a su jaula con sólo pasar las manos entre los barrotes, tiraban de sus orejas y su cola para asegurarse de que no fuera un disfraz. Tenía prohibido quejarse o atacar a los espectadores, de lo contrario recibiría un castigo peor que simples tirones.
A los siete años el traje no le quedaba, por lo que Yuta lo cambió por otro. También lo llevó a otra jaula. Estaba ridículamente delgado, sus ojeras y aspecto general demacrado lo hacían ver más bien como una atracción de la sección de Halloween del freak show al que pertenecía. Así que fue movido a esa parte del circo, rodeado de telarañas falsas, monstruos falsos, más "atracciones" y luces tenues de colores fríos.
Un día pasó una familia de tres. La pequeña niña de más o menos su edad se le acercó con las cejas levantadas, como con lástima. Tenía un sándwich entre las manos. Sus padres no se percataron, ya que el hombre sapo los distrajo.
—Hola —dijo ella.
Jaemin a penas tenía fuerzas, pero contestó:
—Hola.
—Woah, sí puedes hablar —esbozó una sonrisa. La primer sonrisa sincera que alguien le dedicaba en años—, ¿Cómo te llamas?
—Jae, ¿Y tú?
No tenía permitido dar su nombre real.
—Dee Dee... ¿Tienes hambre?
Él asintió con la cabeza. "Dee Dee" (supo de inmediato que era sólo un apodo) estiró el brazo para alcanzarle el sándwich. Con manos temblorosas, lo tomó y rápidamente lo engulló sin pensar.
—¿Está rico?
Jaemin asintió con la cabeza antes de tragar y ronroneó acercándose a los barrotes.
—Muchas gracias. Eres muy buena.
Dee Dee metió la mano por entre los barrotes y acarició sus orejas, haciéndole ronronear aún más. Ella reía y jugaba con los mechones de su cabello excesivamente largo. Todo iba bien hasta que Jaemin retrocedió debido al sobresalto que los gritos de la madre de Dee Dee provocaron.
—¡Aléjate de esa cosa! —la tomó en brazos y miró a Jaemin con desprecio— ¿Cómo te atreves a persuadir a mi hija para tocarte?
—No era mi intención... —dijo con un hilo de voz.
—Mami, Jae no es malo, sólo tiene hambre —se le humedecieron los ojos.
—¿"Jae"...? Los monstruos no tienen nombre...
—Jae no es un monstruo.
—No me contradigas.
Comenzó a caminar en dirección a la salida, Dee Dee miraba a Jaemin con una disculpa grabada en sus ojos, lo saludó con la mano y él hizo lo mismo. Fue entonces que vio a Yuta dirigirse a ambos adultos y una punzada en el pecho hizo que las lágrimas comenzaran a brotar: miedo.
Mientras el padre relataba lo acontecido, su dueño no le quitó los ojos de encima en ningún momento. Supo entonces que estaba realmente jodido.
—¡Déjame! —suplicaba— ¡No voy a volver a hacerlo, lo prometo!
—Jaemin...
—¡Perdóname!
—¡Jaemin, estás soñando!
Abrió los ojos y lo primero que pudo ver fue el rostro lleno de preocupación de Denise. Respiró aliviado y se llevó una mano al pecho.
—Gracias a lo que sea que estás aquí...
Se sentó al borde de la cama y apoyó los codos sobre sus rodillas.
—¿Estás bien?
—No... tuve una regresión.
—¿A lo que me contaste?
—Sólo te conté una parte... —tragó saliva— Yuta me privaba de mi libertad, me mataba de hambre y no permitía que me transformara, pero no te conté la parte importante.
—¿Cuál es la parte importante?
—Que Yuta era dueño de un circo de fenómenos y mis padres no sólo me abandonaron, sino que me vendieron y probablemente a mis hermanos también.
Denise guardó silencio por un tiempo considerable y fue a sentarse junto a él.
—¿Por qué no me dijiste?
—No estaba listo... es humillante sólo recordarlo... —se enjugó los ojos— Los trajes ridículos, tener que ser amable todo el tiempo, hacer bailecitos estúpidos, lidiar con gente estúpida...
—Estoy segura de que había gente buena mirándote.
—Sí, eran muy pocas.
Recordó a Dee Dee y se preguntó cómo estaría en ese momento, qué habrá sido de su vida o siquiera si seguiría viva. Sonrió al rememorar el sabor de su primer comida decente en años: un simple y llano sándwich de jamón.
—¿Recuerdas alguna?
—Recuerdo a una señora que dijo que le gustaban mis orejas... a un señor amable que me dio un par de monedas que jamás pude gastar... un par de niños que jugaron conmigo del otro lado de la jaula... —tragó saliva— Una en particular. Dee Dee... seguramente ese no era su nombre, pero me dio un sándwich y caricias en las orejas.
Denise volvió a guardar silencio y tras unos segundos sencillamente lo abrazó. Se sintió impotente y triste por él. Sabía que Jaemin necesitaba ayuda de un profesional para superar esos traumas, pero ¿qué psicólogo se creería semejante historia?
También pensó en los hermanos de Jaemin y en la escasa posibilidad de que siguieran con vida después de casi quince años. Jeno tendría la edad de Jaemin y el pequeño Jisung, unos diecisiete.
—¿Sabes dónde pueden estar tus hermanos?
—No... y lo más probable es que Yuta tampoco lo sepa.
Denise ladeó la boca y acarició su nuca (eso siempre ayudaba a relajarlo).
—¿Quieres hacer unos brownies? Eso siempre te pone de buen humor.
—¿Brownies locos?
—Jamás consumimos drogas, Jaemin, ¿de qué hablas? —rio.
—No sé... lo leí en internet, no sabía que hablaba de droga.
—Brownies locos son brownies hechos con aceite de cannabis.
—Oh... ¿qué es el cannabis?
—Marihuana.
—Ah... ¿Y qué es la marihuana?
—Me pregunto si en realidad ese circo estaba bajo una piedra.
—No me llamo Jaemin. Soy Patricio Estrella.
—¿Cómo sabes sobre Patricio Estrella si vivías en condiciones precarias?
—Con algo me tengo que entretener mientras vas a trabajar.
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~My Kitty Called Nana~ 《Na Jaemin x Lectora》
ФанфикшнDescubrir que tu gato no es un gato puede llegar a ser molesto.
