Capítulo 12

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DE vuelta a casa, Sasuke condujo en silencio y Sakura prefirió no decir nada. Estaba aún algo enfadada con él, pero aún lo estaba más con ella misma por no haber tenido el valor de responder a sus amenazas como se merecía. Podía dejarle antes de que el bebé naciera y pasar los seis meses de embarazo que le quedaban tan triste y sola como había pasado los seis meses de su separación. Pero por el bien del bebé decidió quedarse. Estaba empezando ya a sentir esos signos del embarazo de los que todos hablaban: una sensación de mayor vitalidad, la piel más lisa y brillante, y esa eclosión hormonal que la hacía sentirse más mujer. Estaría loca si pusiese en riesgo todo eso yéndose a vivir a un apartamento de alquiler con Tevo.

Comprendía que aquellos últimos días habían sido muy duros para la familia Uchiha. Estaban todos muy afectados por la muerte de Madara y sería muy egoísta por su parte complicar aún más las cosas. Además, ella no quería dejar de ver a Sasuke ni un solo día. Estaba empezando a comprender su carácter. Siempre adoptaba un aire frío e indiferente cuando tenía algún problema. Ella había interpretado eso en el pasado como un rechazo hacia ella, pero ahora se daba cuenta de que tenía que pensar mejor las cosas y no dejarse llevar por la primera impresión.

Lo del incidente del pelinegro con Suigetsu y Karin por dejar que ella se quedase unas horas cuidando al abuelo le había sorprendido mucho. Sasuke no le había dicho nada pero, si no recordaba mal, había contratado a otra enfermera al día siguiente. Quizá sólo fuese porque quería que el bebé no corriese ningún riesgo. Después de todo, ésa era la única razón de que siguiesen juntos.

Pero, a pesar de todo, ella quería que estuviera a su lado viendo cómo el bebé iba creciendo día a día en su vientre. Karin le había dicho, hacía un par de semanas, lo duro que había sido para ella, durante el embarazo de Katsu, no tener a su lado más que a su madre, y lo mucho que le habría gustado que Suigetsu hubiera estado con ella, compartiendo día a día la evolución de su embarazo como lo estaba haciendo ahora con el segundo bebé que estaban esperando.

Ella puso una mano en su vientre con aire maternal y se preguntó si el bebé se daría cuenta de lo mucho que lo quería y de cuánto deseaba que naciera sano y salvo. Si consiguiera ese milagro, se consideraría la mujer más afortunada del mundo. Oveja Negra

– ¿Te encuentras bien? –le preguntó él, mirándola–. ¿Sientes alguna molestia?

– ¿Es el bebé lo que te preocupa o yo? –replicó ella, apartando la mano.

–Tengo ahora muchas preocupaciones en mi vida y tú eres ciertamente una de ellas –contestó él, enfilando ya el coche hacia la entrada de la villa.

–Gracias, eso me hace sentirme mucho mejor.

Él detuvo el coche, paró el motor y se giró en el asiento hacia ella.

–Siento haber discutido tan acaloradamente contigo acerca del asunto del divorcio. Pienso, como tú, que no tiene sentido prolongar la agonía de nuestro matrimonio, pero creo también que las cosas podrían funcionar mejor si los dos pusiéramos algo de nuestra parte.

Sakura lo miró a los ojos, pensando si tendría el valor de preguntarle de una vez lo que él sentía ahora por ella. Pero luego pensó que sería muy fácil para él decirle que la amaba y ella seguramente no le creería.

Los divorcios de los famosos eran algo horrible. Salían a la luz todos los trapos sucios de una y otra parte y la prensa entraba a saco para airearlos. Ni Sasuke ni ella querían desde luego tal cosa si podían evitarlo.

–Le prometí a mi abuelo que cuidaría de ti –dijo él, pasándole una mano por la espalda–. Tú eras como una nieta para él. Creo que él veía en ti a la nieta que perdió hace treinta años.

Divorcio para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora