Capítulo 13: El clímax de la rebelión (Parte 1)

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Nadie supo como, ni en qué momento en específico, pero ya estaba hecho, la guardia real estaba derrotada, alfas eran asesinados mientras que tanto omegas como betas gozaban por otra conquista más, pues Mitsuhashi había sido tomada.

- ¡Piedad, por favor!

- ¡Silencio alfa opresor! - Decía alguno que otro omega antes de dispararle al suciodicho en su cabeza, volando sus cesos y quitándole su vida.

Mientras que en otro lugar, el recién derrotado líder de esa provincia era trasladado a algún lugar lejos de ahí.

- ¿A donde se supone que me están llevando?

- Usted solo cierre la boca - Dijo uno de sus escoltas.

Lo único en lo que el alfa pensaba, era que quizá no saldría vivo de ésta, no con estas personas radicales.

***

Gracias a ciertas fuentes, la provincia de Susuki se vió reforzada por la guardia de Isaka, en cuanto se enteraron que ese lugar era uno de los objetivos para ser tomados.

Akihiko y Misaki no cesaban en darle vuelta a su pueblo, pues como los buenos gobernantes que eran querían asegurarse de que todos iban a estar a salvo.

Algo curioso sobre Susuki, en este lugar alfas, betas y omegas convivían en paz, pues su gobernante original, Usami les fue de inspiración para decidir por ellos mismos a quien pertenecerle, eso y una ley de abolición a la esclavitud emitida por el alfa anteriormente.

Pero ahora esa paz se ve amenazada por los bandos enemigos, tanto Isaka como Kamijou representaban un peligro para las vidas de todos.

- Misaki, estaría más seguro si te fueras a la casa de seguridad con los criados.

- ¿Y dejarte en medio de este caos? No gracias.

- No seas necio, ya has visto lo que esos dos perversos hacen en donde invaden, no quiero que te hagan algo.

Entonces el omega lo tomó de las mejillas, lo vió fijamente, y le dió un pequeño beso en los labios.

- ¿Que no lo entiendes? Quiero estar contigo, hasta el final.

Al otro no le quedó otra más que quedarse callado, vaya que su chico podía ser muy testarudo.

Después de comprobar que todo estaba en orden, se dirigieron a su hogar para ponerse a salvo también, no huirían aunque supieran que podían morir en medio del caos, amaban a su pueblo y estarían en el hasta sus últimos momentos.

- ¡Mis señores, han recibido una visita!

- ¿Una visita? - Dijo Akihiko algo extrañado, no esperaban a nadie, pues algunos de sus amigos ya estaban muertos, o simplemente habían huido del reino.

- Maestro Usami - Dijo Kou algo fatigado, pues haber viajado hasta esa provincia escondido le había fatigado mucho, el dinero y la comida se le habían acabado y podrían jurar que apenas se podía mantener en pie.

No dudaron en brindarle ayuda de inmediato, llevándolo a una habitación para atenderlo como se debe.

***

Ya eran 10 días sin saber nada de Kou, trataba de no pensar en el asunto por el bien de su bebé, pero era frustrante no saber nada de su ser amado.

Shinobu se encargaba de su cuidado mientras que Chiaki se encargaba principalmente del pequeño Ryu. A veces ver a ese pequeño le daba un sentimiento de preocupación, pues así como Ryu se quedó huérfano, podría pasar lo mismo con su hijo si la situación no se arregla.

- Por fin se quedó dormido - Decía Yoshino en cuanto salió de la habitación que el pequeño utilizaba para dormir.

- Vaya que Ryu es muy tranquilo - Dijo Shouta en cuanto vio al criado.

- Si que lo es, y espero que mantenga esa actitud siempre.

- Ojalá.

- ¿Aún no hay noticias sobre Yukina-sama?

- No, nada de él.

- Es una pena, pero debemos tener fe de que va a estar bien.

- Ojalá que sí.

- Bien, ahora ¿Por qué no va a su cuarto a dormir un rato? Se ha levantado temprano últimamente y solo para vigilar los alrededores de la casa.

- Es por si él o Misaki vienen.

- Misaki viene de vez en cuando, espérelo dentro de casa por favor.

Y entonces el omega no tuvo más opción que volver a la cabaña, aún con la preocupación marcada en su corazón.

"Regresa pronto Kou" era lo único que tenía en mente.

***

A decir verdad la invasión a Susuki les estaba costando, varios camaradas ya estaban muertos en la entrada de la provincia, pero ni locos iban a dejar su brazo a torcer.

Takafumi estaba un poco preocupado, no quería usar las armas de fuego, pero la situación lo ameritaba, no tuvo más opción que dar la orden para utilizar los artefactos.

- ¡Entreguen un rifle por cada soldado que aún esté vivo, tomaremos este lugar por qué lo haremos!

Y así fue, en menos de 15 minutos betas y omegas ya estaban empacados con las armas ya mencionadas, un arma blanca, y alguna que otra bomba artesanal.

Y con el armamento ya mencionado, y con algo de habilidad de batalla de todos los presentes, el batallón real que protegía a la provincia había sido derrotado, dándole paso a la horda de rebeldes que esperaban invadir ese lugar este mismo día, y adquirir más territorio para la rebelión.

Takafumi estaba orgulloso de sus logros, pues con esto peleaba un futuro mejor para él, sus compañeros rebeldes, y más importante aún, por su Hiyori.

Solo que no esperaba lo que había más adelante.

***

En cuanto vio a toda una multitud huir para ponerse a salvo, los dirigentes de la armada comenzaron a prepararse lo más rápido que podían para hacerle frente al ejército de rebeldes que se esperaban estarían ahí.

Kirishima Zen estaba en el frente, le solicitó a su madre que le rogara a Isaka para ponerlo a él en frente de la defensa de Susuki, pues en el fondo ansiaba más que nadie matar a todos y a cada uno de los miembros de la rebelión, no los perdonaría por haber influenciado a su Takafumi con ideas absurdas de libertad.

De por sí, a su punto de vista, Yokozawa siempre fue libre, siempre y cuando demostrara obediencia y no le hiciera pasar pena en eventos reales, no quería pasar las mismas cosas que su camarada de Mitsuhashi. Y no pensaba eso solo por él, sino por los dos, sabía que los castigos a los omegas eran fuertes, cosa que no quería que su cónyuge pasara.

Solo que al parecer algo se rompió dentro de él, en cuanto supo que él y su pequeña bebé escaparon de su vida.

Y su hija, la amó en cuanto la tuvo en sus brazos, no le importó que el rey la menospreciara por no ser lo que él quería, para Zen era perfecta, ahora quería recuperarla, por qué sentía que con él, estaría mejor.

- ¡Ahí vienen! - Anunció Yō, enviado especial del rey de todos, en cuánto vio a la multitud enardecida de omegas y betas con ganas de pelear.

En cuánto fijó su vista en el centro del ejército enemigo, simplemente se quedó sin palabras.

Continuará






Matrimonio Forzado (Yaoi) (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora