Matrimonio Forzado (Yaoi) (Omegaverse)

Capítulo 15: A mano

Exactamente un año después...

Una pareja caminaba a gusto en el patio de su casa, cada uno sostenía a sus dos pequeños niños de cabellera rubia, y ojos acaramelados, eran la viva imagen de su padre, el más reciente rey de Marukawa.

Claro que para llegar a esa felicidad se habían enfrentado  a muchas situaciones tortuosas de por sí.

Después de la guerra civil, los rebeldes y el estado acordaron la abolición de la esclavitud omega, a través de unos acuerdos de paz firmados por el más reciente rey y el segundo al mando de la rebelión, una vez que esté se recuperó de su hombro, y volvió a casa con su hija y su esposo.

Kirishima y Yokozawa habían obtenido un nuevo hogar en Japun, llevándose a Hiyori y a Sayuri, quién se había quedado huérfana de ambos padres a conformar sus nuevas vidas.

Tanto Takafumi como Zen se veían muy, pero muy felices con sus nuevas vidas después del conflicto.

Luego de los acuerdos, Marukawa entró en un proceso de reconstrucción, en donde las ciudades tomadas tenían que ser renovadas por completo, algo en lo que betas, alfas y omegas estaban dispuestos a ayudar.

Y mientras esos profundos cambios se llevaban a cabo en todo el reino, se realizaban también los respectivos homenajes a las víctimas del conflicto.

En esa ceremonia, era claro que Kisa no dejaba de recordar a Ricchan, a quien le hubiera encantado vivir en ese ambiente de paz, y al igual que él, Kou le guardaba luto a su madre, y a sus antiguos compañeros, pues no fueron las mejores personas del mundo, pero nadie debía de ser olvidado, ni siquiera el rey antiguo de Marukawa.

Como ya no había peligro, Shouta regresó a casa, se planteó en verdad quedarse con el pequeño Ryu y hacerlo parte de su familia, pero Misaki... Misaki  claramente estaba encariñado del pequeño, y al recordar que el señor Usami no podía tener hijos, les dió la idea de poder adoptarlo y criarlo como suyo. Dándole también a Yoshino, un nuevo propósito, como el protector de ese niño.

Algún día le contarían al pequeño lo que en realidad sucedió con sus verdaderos padres.

Las provincias que se quedaron sin virreyes fueron tomadas luego por nuevos representantes, dando así origen, a una nueva corte real, conformada por alfas, betas y omegas, los cuales hasta el día de hoy, hacían su trabajo de las mejor manera posible.

Ahora, en un día libre que los reyes tenían para su familia, habían decidido dar un paseo en el inmenso patio del castillo junto a sus hijos.

Aún recordaban el día en el nuestro querido Kisa Shouta había dado a luz a tan lindo par de gemelos.

Los dolores habían empezado antes de irse a dormir, y en el momento en el que el omega se sintió húmedo, se dió cuenta, que al fin nacería el bebé.

Ya que Takafumi y Zen aún no se habían ido, ellos fueron los responsables de ayudar con el parto real, sin duda el más esperado, pues nacería un nuevo príncipe o princesa después de la guerra civil.

También el leal ayudante de Shouta, Shinobu, estaba al tanto de lo que estaba sucediendo con su amo.

Fue Yokozawa el encargado de recibir al pequeño Haru, y suspiró creyendo que el trabajo ya estaba hecho.

Pero...

Observó que de la entrada de Shouta aún se veía otra cabecita, dando lugar a la maravillosa noticia que no sólo sería uno, sino dos príncipes que le darían la bienvenida al nuevo Marukawa.

Y ahora ahí estaban Haru y Jiro, dos hermosos niños que se constrataban perfectamente, pues, mientras que Haru lloraba a todo pulmón, Jiro observaba todo a su alrededor en silencio.

Shouta estaba feliz abrazando a uno de sus hijos, mientras que Kou también le daba amor al otro.

Y qué mejor manera de recordar tan hermoso suceso, que dejarse hacer un retrato por el padre de esos niños, que tenía el talento de pintar de una manera hermosa y detallada.

Soltaron a los niños para que gatearan una vez pusieron la manta, y Shouta se acurrucó en el pecho de su amado, quién después de eso le acariciaba sus cabellos negros.

- Nunca creí que llegaríamos a esto...

- ¿A qué te refieres?

- A ti, a mi, y a nuestros hijos disfrutando de una tarde tranquila.

- Ah sí, ser reyes sin duda es agotador...

- Demasiado - Dijo mientras le daba un beso en su cabellera.

- ¿Cómo calificas a los nuevos virreyes de tu antigua provincia?

- Emerald está bien con Ijuuin-san y Yanase-san, lo están haciendo perfectamente.

- Me alegra, de todas formas era tu hogar.

- Era Kou, pues ahora tú y mis hijos son mi nuevo hogar.

- Es bueno saber eso - Y no lo soportaban más, se dieron un casting beso, mientras sus hijos gateaban alrededor de ellos, y no evitaron verlos con curiosidad.

- No en frente de los niños Yukina.

- ¿Por qué no?

- Por qué... Por qué... No se me ocurre nada.

- Bueno, bueno, no lo haremos en frente de ellos... Dijo mientras lo acariciaba no de una manera lasciva, pero le estaba dando a entender que quería hacer algo más con su amante.

- ¿No puedes estarte quieto? - Dijo Kisa quitando las manos de su amor de él, que está pensando... ¿Hacerlo en el césped con los niños viendo?

- Bueno, pero cuando volvamos... - Hizo una pausa para acercarse a su oído. - Dejemos que Shinobu los cuide para que podamos hacer algo mejor.

- ¿A qué te refieres?

- Te digo que deberíamos tener tiempo para nosotros ¿No crees?

La verdad es que ya había pasado tiempo desde que lo hicieron, sus vidas como reyes los tenían ocupados y no habían tocado sus cuerpos desde hace unas semanas.

- Hecho - Dijo Shouta, mientras se acurrucaba en alguna parte de la manta, mientras que Kou sacaba un cuadro, su lienzo favorito, y unos pinceles para retratar la bella imagen que tenían del atardecer junto a su familia.

Estaban agradecidos mutuamente uno con el otro, mientras Kou le había dado el amor que nadie le había dado nunca por ser algo que nunca pidió ser, Shouta le entregó algo más importante, y que los uniría para siempre, una familia.

Fin

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*Inserte el primer ending de Sekaiichi Hatsukoi* (o el segundo si no les gustó)

¡Nos vemos en Sugar Daddy!