Cómo pueden imaginar, la provincia de Susuki, un lugar conocido como un paraíso para todo ser humano residente en Marukawa, ahora no era más que un campo de guerra que iba a empeorar en cuestión de tiempo.
Los virreyes aún se encontraban en una pelea verbal con su invitado, debían admitirlo, Kou tenía toda la razón, por qué solo mostrándole a los rebeldes que no había que generalizar era que lograrían detener ese conflicto, pero sus vidas también eran importantes, y el miedo dominaba en el aire.
- Bien, si ustedes no quieren luchar por ese lugar que tanto dicen amar, entonces iré yo solo - Dijo Kou, harto de la negligencia de los virreyes.
- ¿Que no escuchaste nada de lo que hablamos? ¡Te matarán!
- Prefiero morir como a un mártir, que como a alguien cobarde que no hizo más que esconderse en su casa.
Claramente Akihiko se sintió ofendido tanto por él como por su Misaki, pero no lo iba a negar, su miedo se apoderaba de él, así que se fue hacia un pequeño armario que mantenía siempre con llave, sacó el artefacto, abrió ese pequeño lugar y sacó una espada que perteneció a su padre, la cual tenía una historia, pues dicho objeto pasaba entre los Usami quizás desde la fundación de Marukawa.
- Tienes razón Kou, mi miedo me gana en esta ocasión, pero esto es con lo único que puedo ayudarte ahora. Si mueres, prometo llevarle tu cuerpo a tu pareja, y si no, vuelve aquí.
Yukina observó el objeto, a pesar de que la espada era vieja, estaba bien cuidada, y la tomó, solo por el respeto que aún le tenía a su maestro.
- Se lo agradezco.
Usami le dió la señal al guardia para abrir la puerta para que su discípulo saliera, se miraron a los ojos antes de que el menor saliera, y entonces se fue, dejando su futuro incierto.
***
Debido a que no conseguían ingresar a la casa de los monarcas de ese lugar, no tuvieron otra opción que ejercer presión a través de los saqueos y asesinatos con el fin de que sus víctimas salieran a pronunciarse.
Claro que los guardias reales no se quedaban callados, y hacían lo mejor que se podía para salvaguardar a la población, y como es de esperarse, una lucha entre dos fuerzas homogéneas trae siempre devastación.
El líder de la rebelión en la provincia, Takafumi, no le quitaba la vista a su ex pareja, a la cual buscaba en medio de la conmoción para asesinarle.
Zen no hacía más que esconderse, era fuerte y podía tumbarlo al piso de un solo golpe, pero eso implicaría hacerle daño, y si quería conocer el paradero de su pequeña, no había opción, debía dejar a Yokozawa ileso.
- ¡Se que estás por ahí, maldito rufián! - Gritaba Yokozawa, harto por no dar con él, cosa que no duró mucho, pues observó la punta del zapato de Kirishima detrás de unas cajas de mercaderes, así que no muy rápido y muy silencioso, procedió a disparar en esa dirección, cosa que asustó al alfa, pues el omega al parecer no iba a entablar una conversación decente por las buenas.
Así que hizo lo que creyó necesario, le dejó ir las cajas, con lo cual consiguió tumbarlo al piso y perder su arma, la cual tomó rápidamente y la apuntó hacia el omega.
- ¡Ahora sí que me escucharás grandísimo imbécil!
***
No podía creerlo, tenía en frente a su ex pareja, junto con la que presumiblemente era su hija, había que ser ciego para no darse cuenta de ciertos rasgos similares, pensaba en eso hasta que la pequeña comenzó a llorar y a ser arrullada por uno de sus progenitores.
- Tranquila Sayuri, todo está bien.
- ¿Sayuri? Preguntó Nowaki antes de ser obligado a ver hacia abajo.
- Así es, mi pequeña, de la cual me aseguraré que crezca en libertad.
- ¿Sigues con esas estupideces?
- ¿Le llamas estupidez a defender una causa? ¿Tú crees que yo era feliz al llevar una vida que lo único que me traía era frustración? No, no lo era, créeme que he sido más libre estos últimos meses que todos mis años contigo.
- ...
- No dices nada por que hasta tu reconoces que eso es el infierno.
- Imbécil...¿No te das cuenta que todos somos víctimas de tu horrible causa?
- Me importa un bledo que haya gente muriendo, en las guerras siempre hay muertos, pero son necesarios, sí quiero que los omegas seamos escuchados.
- ¿Cómo puedes pensar así?
- Por qué se me da la bendita gana.
- Maldito...
Kamijou mejor tomó la opción de irse, no sin antes decretar la orden de asesinar al alfa al cual alguna vez estuvo atado en un matrimonio forzado.
De pronto, Kusama sintió el arma pegarse a su nuca, esperando un disparo, no quería morir, sabía que habías hecho cosas imperdonables a Kamijou, pero no quería morir de esa manera.
- Si voy a morir, por favor... Quiero ver a mi hija.
Hiroki se detuvo, su odio a los alfas era inmenso, pero esa última frase le marcó el corazón, a tal punto que decidió regresar para cumplir las últimas súplicas de su ex pareja.
***
Llegaron rápido a la provincia de Susuki, Miyagi ordenó el despliegue de toda la armada en busca de civiles o de rebeldes para capturar, así mismo había ordenado la escolta del rey Isaka y su subordinada hacia la casa de los virreyes del lugar.
- Mi rey, siento que algo malo está a punto de suceder.
- Ideas locas tuyas Eri, si bien este lugar ya parece un cementerio, no creo que algo pueda pasarnos a nosotros. Solo mírame, soy el rey, soy intocable.
- Si usted lo dice...
Iban en su carruaje rodeado de los escoltas, había que reconocer que iban rápido, pues el peligro los acechaba, aún así, Isaka tenía la confianza de que no le sucedería nada.
Pobre de él.
- ¡Arrojen las bombas, que es el rey! - Dijo un rebelde que se escuchaba muy lejos, de pronto se vieron rodeados de muchas, muchas detonaciones que venían del cielo.
Isaka solo sintió a Eri protegiéndole con su cuerpo, y ya de ahí no recordó nada.
Continuará
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Matrimonio Forzado (Yaoi) (Omegaverse)
FanficShouta Kisa, un omega nacido en la realeza, es forzado a contraer nupcias con Kou Yukina, un alfa también nacido en la realeza, ahora tendrán que aprender a convivir dentro de dicho matrimonio. - Personajes exclusivos de Shinguku Nakamura.