Capítulo 4

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INICIO DE FLASHBACK:

Era una tarde lluviosa, yo estaba caminando por las calles de Asunción en mi país natal, Paraguay. Recuerdo que esa vez yo había salido de casa para poder despejarme de las constantes peleas que había en mi familia.

Por mi mente pasaron terribles cosas principalmente el suicidio, en realidad, ya no le encontraba sentido a mi vida, al fin y al cabo terminaría en la misma miseria que mis padres. Sí, lo estaba echando todo a la borda.

No me atrevía a llorar, de hecho nunca he llorado por problemas familiares. Reconozco que he sido muy cobarde por el simple hecho de querer recurrir a mi propia muerte como alternativa, escapando de las dificultades. Dicen que los problemas hay que afrontarlos, sin embargo yo no quería aceptarlo.

Esa tarde perdida en mis absurdos pensamientos suicidas, ví a una pequeña niña de melena corta caminando bajo la lluvia, sin paraguas, mojándose toda. Estaba sola, lo cual me pareció bastante extraño.

De pronto me fijé que ella iba a cruzar la calle sin siquiera prestar atención. Me asusté bastante y corrí para evitar que ocurriera cualquier accidente. Y justo cuando me acercaba a ella, de una esquina apareció un auto. No logré alcanzarla, fue arrollada por el vehículo.

El conductor del automóvil huyó, el cuerpo de la pequeña estaba perdiendo un montón de sangre y yo no tuve de otra más que llamar al sistema de emergencias. De manera rápida la niña fue reanimada y llevada a la sala de urgencias, donde fui a brindar información, de lo que había ocurrido, tanto a la policía como a los médicos, pero muy poco fue lo que pude decir. Ni siquiera conocía a la niña.

Para los doctores fue muy difícil poder encontrar a sus padres o a algún familiar, era una pequeña sin identidad. Decidí encargarme de ella en lo que estaba a mi alcance, no sé por qué, pero lo hice. Los profesionales me dijeron que estaba en un grave estado, necesitaba someterse a una cirugía de manera urgente pero era de alto riesgo.

Entonces me recomendaron ir a verla, ya que la niña estaba despierta pero muy asustada. En realidad yo no sabía como actuar en situaciones así. Recuerdo que entré a la sala donde ella estaba acostada, conectada a varios aparatos, me acerqué a su pequeño e indefenso cuerpo, pude notar varias cortaduras en su facciones. La miré a los ojos, no podía creer que yo estaba experimentando esto, pero la que peor la estaba pasando era aquella inocente criatura.

Lo único que decía era: "Tengo miedo, tengo miedo". Decidí acariciar su cabello que estaba despeinado y simplemente le dije que todo iba a estar bien. Le pregunté su nombre y me respondió, se llamaba Soledad.

Al salir de la sala, un doctor me había comentado que la niña tenía varios huesos fracturados y unas costillas quebradas que irrumpían sus pulmones. El médico recomendó aceptar el riesgo y realizar la cirugía, pero yo le pedí al menos un día, antes de someterla a dicha intervención quirúrgica. Tampoco sabía por qué se lo pedí, pero me lo permitió.

Es así que me quedé a dormir en el hospital junto a la niña, mientras en las noticias se daba a la luz el caso, la imagen de la pequeña recorrió por varios canales de televisión, pero nadie nunca la reconoció, entonces yo le contaba chistes y la animaba, simplemente me encariñé de ella, a tal punto que decidí llamarla hermanita y ella me decía "Laula", aún no podía pronunciar bien la consonante "r".

Podría decir que me sentía muy bien con ella, al menos olvidaba mis problemas. Pero como nada es eterno en esta vida, llegó el momento que podría cambiarlo todo.

Era una noche fría, el cirujano me habló personalmente de los pros y contras de esta operación. Y antes de enviarla a la sala de intervenciones, fui a hablarla.

Ella con lágrimas en los ojos me dijo: "Tengo miedo". Entonces me atreví a preguntarle a qué cosa ella le tenía miedo y su respuesta fue contundente, abrazándome me dijo: "Tengo miedo a morir, Laula. Quiero vivir". Y pues fue eso lo que me dejó desconcertada.

Los médicos la llevaron y horas después me comentaron que la niña no resistió. Yo me tragué las ganas de echarme a llorar, la niña que apenas había conocido y llegó a ganarse un lado de mi corazón, en menos de veinticuatro horas, había fallecido. Simplemente me limité a derramar unas pequeñas gotas de lágrimas.

FIN DEL FLASHBACK.

Desde entonces he estado reflexionando varios días sobre esto, pese a que ella, prácticamente, era una niña abandonada, aún quería seguir viviendo. ¿La razón?. No lo sabía.

Pero ella sí me dió una razón para vivir...

De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos a causa de unos disparos que había oído. Me fijé que aún estaba abrazando a Rani.

- ¿Qué pasa? - Preguntó el senador.

Alguien comenzó a golpear la puerta y todos nos asustamos.

- Soy yo. - Oímos la voz de Claire desde el otro lado de la puerta

- ¡Tía Claire! - Se emocionó la pequeña.

Suspiré aliviada y dejé de abrazar a Rani, para seguidamente abrir la puerta. Entraron Claire, Leon, un hombre con traje y otros dos agentes armados, espera... ¿qué?.

- ¿Leon? - Pregunté sorprendida por su presencia.

- Laura, menuda sorpresa. - Comentó con cierto asombro.

- ¿Se conocen? - Cuestionó Claire.

- Sí. - Dije contenta de verlo.

Nos saludamos con un apretón de manos y él echó un vistazo a mis pies.

- Larga historia. - Susurré.

- Esperen un momento. - Interrumpió el senador. - ¿Vienen solos?

- Sí. - Respondió Kennedy.

- ¿Sin refuerzos?

- No. Estamos solos.

- ¿Sería demasiado esperar que al menos tuvieran una especie de plan? - Interrogó incrédulamente el político mientras se acercaba a Leon.

- Atravesaremos la entrada. - Contestó firmemente y yo me espanté con solo oírlo.

- ¿Estás loco? La entrada está llena de esas criaturas. - Comentó el viejo senador que, por cierto, se veía más enano frente al agente.

- También es la zona más amplia, es muy arriesgado tomar el camino largo.

- Tiene razón. - Opinó la pelirroja cargando a Rani en sus brazos.

Todos la miramos.

- No son rápidos, podemos evitarlos. - Continuó ella.

Entonces el egocéntrico hombre, riéndose, se acercó a Claire.

- Ah, ¿sí? ¿Y desde cuándo la noble activista es toda una experta reconocida en el tema?

- Es una de las sobrevivientes de Raccoon City. - Interrumpió Kennedy. - Tiene más experiencias con monstruos infernales que todos nosotros.

Yo me quedé anonadada de lo que Leon había dicho y escuché murmuros entre los otros dos agentes, ambos estaban impresionados. Entonces logré encontrar la conexión ante aquella sensación cuando ella me tocó el hombro con comprensión y cuando dijo que antes ya había pasado por esto.

Resident Evil Una Nueva PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora