Capítulo 9

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Con la frente en alto, la fortaleza crecía dentro de mi ser, el valor y la voluntad de poder hacer algo al respecto para ayudar a quienes aprecio en esta vida, produjeron en mi una determinación de la cual no me echaría para atrás tan fácilmente.

"Curtis estuvo aquí, yo lo ví. Salió del nivel cuatro, cuando tenían el virus G".

Recordé lo que había dicho Claire.

Sonreí desafiante, ya soy parte de este duelo, de esta batalla contra el bioterrorismo.

Presioné el botón número cuatro. Inhalé aire y lo exhalé suavemente, lista para cualquier cosa.

Las puertas del ascensor no tardaron en abrirse, finalmente llegué al nivel cuatro. Miré a mis alrededores, habían tres zombies deambulando por el pasillo.

Con cautela caminé lentamente, miré hacia el otro pasillo, en el suelo estaba tendido el cuerpo de un guardia de seguridad bañado en un lago de sangre.

Me acerqué a él, en busca de algún tipo de arma.

¡Y bingo!

Hallé un revólver, con un poco de temor quité de su cintura el estuche con balas junto a el arma de fuego. Revisé que esta estuviera cargada y las demás balas con el estuche los colgué en mi cintura.

De repente escuché una explosión y sentí el temblor en la superficie. Una alarma comenzó a sonar y luces rojas palpitaban por todo el lugar.

Los infectados giraron a mi dirección y me vi acechada. Empuñé el revólver y me preparé para deshacerme de ellos.

Apunté y disparé a uno en la cabeza y luego a otro, ambos cayeron al suelo, al tercero lo dejé vivo y corrí esquivándolo, ya que lo primordial era reservar la mayor cantidad de balas para usarlas ante cualquier otra amenaza mayor.

Me alejé lo suficiente del infectado y decidí caminar, por un momento me sentí perdida, hasta que escuché un rugido aterrador acompañado de varios gritos.

Agudicé mis sentidos auditivos y me dispuse a seguir el origen de aquellos bramidos.

Mi corazón se aceleraba cada vez más, trataba de ignorar eso y seguir, porque tal vez encuentre a Leon allí, tal vez él esté necesitando de ayuda y yo estaré allí para ayudarlo.

Llegué a un pasillo donde a través del enorme ventanal logré ver el jardín interior y allí estaba Ángela, cara a cara frente a un enorme monstruo, un mutante con el rostro deformado y un enorme ojo en su brazo derecho.

¡Mierda! La va a atacar.

Golpeé el ventanal tratando de que ella me oyera.

- ¡Ángela, corre! - Grité.

Pero no funcionaba. Pronto llegó Kennedy, que con un cuchillo intervino. Se lo había lanzado al enorme ojo de aquella criatura.

- Incineración en treinta segundos. - Oí la voz en los parlantes.

¿Pero qué demonios?

Pude ver como los dos agentes comenzaron a correr, alejándose del monstruo. Por un momento me quedé helada, sin saber que hacer.

- Veinte, diecinueve, dieciocho, diecisiete... - Contaba.

En ese momento reaccioné y decidí correr por el pasillo sin saber a donde ir, solo quería alejarme lo máximo posible para que las llamas no me alcanzaran.

- Diez, nueve, ocho...

¡Corre!

¡Corre!

Me encontré con algunos zombies en el camino, disparé rápidamente a tres para abrir paso, hasta que de pronto tropecé con un cable y caí al suelo, el revólver se me fue de las manos.

Resident Evil Una Nueva PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora