¿Y La Locura Sigue?

💎Capítulo 31💎

🌸Gissel🌸••••••••••

Estaba aburrida en la enfermería acostada en la camilla esperando que alguien necesitara de mi ayuda.>> Ojala alguien se enferme hoy y tenga que inyectarlo<<. Es verdad que solo era la suplente de la enfermera oficial de la Uní, pero nunca me tocaba ningún caso divertido, todos los casos eran de gente solicitándome pastillas y ya esta, no me quejo porque me hacen sentir como una narcotraficante brindándole la "mercancía a mis clientes" con la única diferencia que es todo legal.

—Puedes tomarte el día si quieres— Comenta la Subdirectora desde la puerta, interrumpiendo mis pensamientos.

Me levantó, me quito la bata y me dirijo hacia el salón donde da clases Kyle, miro por la ventana de la puerta y observo como él intenta explicar a sus alumnos a través de unas dispositivas, se le veía concentrado y debes en cuando apuntaba con su laser de la exposición a algún alumno que no le prestaba atención. No pude evitar reírme por su acción.

—¿Espiando?—Me asusta por la espalda Tomás.

—Solo estaba...En la enfermería estaba aburrida así que...Me dieron el día...—Intente ordenar mis palabra—Da igual no es problema tuyo.—Empiezo a caminar a cualquier lado.

—Claro...Oye me firmas este permiso.—Se coloca ágilmente enfrente de mi y me tiende un papel.—y esta vez si la vas a firmar.

—¿o qué?—Lo miro irónica. A lo que él sonríe.

—Le digo a Kyle que lo estabas espiando.

...

—Dicelo—finjo indiferencia.

—Vale.—Dice rendido—Firmalo por favor.—me mira con súplica.

Lo miro enojada y agarró el permiso, sin muchas ganas se lo firmo y se lo tiendo a mala gana, a lo que él mira el papel complacido.

—Bien, no tendré que usar la fuerza—Sonrie.

Yo levanto la ceja incrédula ante sus palabras.

—Oye...—Se rasca la nuca con pena—Te puedo pedir otro favor.

—No—Salgo casi corriendo.—Eres un idiota y estoy muy decepcionada de ti.—Digo dejándolo atrás, a lo que el intenta seguirme el paso.

—Escuchame, se que parece que yo soy el malo aquí pero no es así.

—Es verdad también la sinvergüenza fue Isabella.

—Sabes que todo eso no es cierto, fue una manipulación.

Me detengo en seco antes de salir de la uní.

—¿Si vas a escucharme?—Se para al lado de mi.

—Olvide mis cosas —Ahora esta vez me dirijo a pasos rápidos a la enfermería.

—Gissel no seas terca y escuchame, acaso se te olvida que fuimos amigos, me conoces, sabes que yo no haría algo así.

Respiro hondo y lo volteo a ver.

—Entre nosotros—Lo apunto.—Siempre me caíste mal.

Tomás se le escapa una sonrisa.

—Necesito que me ayudes con algo rápido, y en el camino te cuento toda la verdad.

Me le quedo mirando unos segundos, una parte de mi me decía que como orgullo lo rechazara y otra parte de mi quería saber el chisme.

—¿Por qué no le pides ayuda a Isabella?