Mala sensación

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— Capítulo 9 —

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— Capítulo 9 —

Tamaki recorrió con las yemas de sus dedos las hebras rubias, tan suaves y brillantes que cualquiera podría confundirlos con hilos dorados. La cabeza de Togata descansaba en su regazo, y el resto de su cuerpo en su cama.

Desde pequeño tuvo la manía de acariciar la melena alborotada de Mirio, y fue él quien lo pilló con la vista en su cabeza y no en sus ojos como es de costumbre. El blondo entendió a donde iba su atención, así que se inclinó un poco y tomó la mano del moreno para dirigirla sobre él.

Tamaki notablemente nervioso, empezó a temblar y hasta podía sentir como en cualquier momento su cerebro haría corto circuito por el tacto de Mirio, apretó los párpados sintiendo como su mano derecha caía sobre algo suave, fue ahí cuando se atrevió a entreabrir los ojos con una notable timidez y una mueca en su rostro.
A día de hoy no podría decir si fue su propia voluntad o su inconsciencia revelando sus profundos deseos, no importaba, debido a que sus dedos se hundieron levemente y se deslizaron con completo cuidado, un tacto cariñoso que estremeció a Mirio.
Una corriente que no encontró sentido a sus trece años.

—¿Te gusta?— preguntó sonriente al sentir las caricias que lo relajaban, en el punto en que quería que su mano no se despeje de él nunca más. El tacto se sentía como un masaje, tan relajante y agradable.

—Mucho. — su completa atención se veía en sus mimos y en los brillitos de sus ojos rasgados. Era tal y como pensaba, el cabello blondo de Mirio es de lo más suave.

Aquel recuerdo lo aprecia mucho, desde ahí Mirio se inclinaba solo para que él pueda acariciarle el cabello, ya sea solo hundir sus dedos o arreglar algún mechón.
Aún recuerda lo largo que era en la preparatoria, la coleta que se realizaba para que no se entrometa en su entrenamiento. Su cabello terminaba alborotado y él tenía que volver a realizar la coleta, ya sea con un peine o solamente con sus dedos; sin importar como lo realizara los mechones cortos se iban a su frente, justo en los extremos.

Aunque debía admitir que ese estilo le encantaba.
Sus propios pensamientos calentaban su rostro, lo bueno es que Mirio dormía aún con la cabeza sobre sus piernas.

Todavía recordaba cuando Hadou aprovechó la oportunidad para avergonzarlo cuando los descubrió en la biblioteca.

A ambos.

En la misma mesa.

Mirio durmiendo sobre un libro cerrado y los brazos cruzados, profundamente dormido por la baba que manchaba la mesa y parte del libro.

Y él, a su costado, repasando un tema de matemáticas.

El detonante de la bomba de preguntas de Hadou fue que lo encontró mimando al rubio que descansaba con una sonrisa boba en su rostro, con babas.
Seguro soñaba en algo que no sea libros.

¡Son muy Puros! [MiriTama] BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora