Eclipse

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—Capítulo 8 —

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—Capítulo 8 —

Amajiki y Togata tenían que verse las caras, ya.

Y es que nuestro querido rubio por poco y no duerme de las ansias de querer hablar con el moreno.

Aunque por otro lado, nuestro querido moreno de peculiares orejas ya se había vuelto a encerrar en sus mantas, se ha caído sus valentía, ¿alguien la puede recoger? Es para hoy, no hay para postergarlo.

No puedo, no puedo, no soy capaz de verlo a los ojos.

Su valentía se había escondido entre las sábanas.
Se torturaba, pero los lamentos debía dejarlos para después porque ya se estaba retrasando para desayunar e ir a clases. Debía recomponerse porque mañana tendría una reunión según le había explicado Fat Gum, el jefe en su agencia, y de tan solo pensar en estar con tanta gente ya lo volvía a hacer temblar.

Tomó sus cosas, tropezando cuatro veces con sus propios pies en el camino, muchas cosas indicaban que no iba a ser un buen día.

Al elevar la vista se encontró con un cielo grisáceo, las nubes amenazaban con soltar gotas de agua, el frío lo obligaba a hundirse en una bufanda y a frotar sus manos en un intento de calentarlas. Incluso al expulsar aire, su aliento se hizo visible debido a la condensación.

El invierno estaba presente y el viento helado que golpeaba en su mejillas se lo recordaba, acelerando sus pasos ingresó al plantel de UA.

Al subir, y caminar por los largos pasillos recordó a una de sus paredes favoritas, estaba cerca y quería quedarse un ratito ahí.
Aseguraba que solo sería unos minutos, se retiraría a su salón antes de que tocara el timbre y no habría problema alguno.

Todo estaba siendo muy agobiante y eso que apenas era de mañana.

Me quiero ir a casa.

La clase logró centrarlo en los temas que vendrían para su examen, tomaba nota de lo que parecía tener dudas para más tarde leer más sobre aquello. No descuidaría sus notas, dejaría por unas horas sus sentimientos de lado y a penas toque el timbre, podría pensarlo unos momentos...

El timbré sonó.

Me perdí en mis pensamientos.

Dejó caer su cabeza en el pupitre y la cubrió con sus brazos, la inseguridad volvía.

—Hey, hey, — los piquetes incesantes en su espalda lo hicieron arquearse, levantando la mirada hasta donde se encontraba su amiga cian con una gran sonrisa.— ¿cómo estás, pulga?

—Divago sin querer. — respondió en tono bajo, aún con la boca cubierta por sus brazos.

Nejire captó que seguía hundiéndose en el miedo y las dudas, su cerebro estaba trabajando a mil por hora. Su expresión decaída era obvia por la falta de cierto rubio. Ahora que lo pensaba en una horas se cumpliría un día como si estuvieran evitándose, eso no estaba bien.  —Deberías aclararlo o te va a consumir esas ideas, pero no te tomes toda la vida,— unos golpecitos fueron dados en la espalda del moreno, en señal de conforte. —¡A veces es bueno guiarse por el corazón!

¡Son muy Puros! [MiriTama] BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora