Mirio está aburrido

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—Capítulo 15—

El sonido que provocaba su calzado contra el suelo confundía a la pequeña a su lado, su roja mirada se balanceó en el algodón de azúcar, que sostenía con ambas manos, al joven rubio que parecía esperar a alguien con impaciencia. Seguía muy emocionada con lo que presenció en el escenario, las luces, la música y el ¡wash! junto con él ¡wuu!

Mirio sonrió ante la bonita curva de los labios de la niña, aún estaba con la emoción a flote de haberla visto sonreír. Su amigo Midoriya realmente lo había logrado, había conseguido salvarla de lo que quedaba de Overhaul en ella, se encargarían de crearle recuerdos inolvidables para que esa neblina nunca se vuelva a acercar.

Se agachó para darle una breve explicación, Eri sonrió aún más.

En cuanto distinguió una melena rosa, indicó con un gesto a la menor que le siguiera, ella mostraba una clara curiosidad ante lo que estaba por suceder, su héroe estaba demasiado animado y desprendía un aura que de cierta forma, le lastimaba los ojos, demasiado brillante.

Tomó del brazo a la mujer que ni se tomó la molestia de decir nada en cuanto vió la sonrisa de Mirio, con destino a su amiga y al amor de su vida. Solo necesitó ver del rabillo del ojo para despedirse de los compañeros con los que estaba conversando con anterioridad, acercándose al par que reía y charlaba con sus amigos de primero.

Haya no pudo reprimir la carcajada que quería escapar de sus labios, lo haría después de aclarar su garganta y preparar su voz. Definitivamente, esto no era algo de todos los días, hasta dónde llegaba el aburrimiento de sus amigos.

Nunca había un día tranquilo con Togata y Nejire juntos...

Se rindió con el suspiro que dejó ir, caminó hasta Tamaki donde bastó con una mirada para pedirle que le perdone por lo que iba a suceder a continuación, todo era culpa de esos dos sujetos que no dejaban de sonreír.

Nejire de la nada sujetaba una guitarra, los dedos tamborileaban, inquietos. Midoriya lanzó unas maracas que fueron sujetadas por el mismo Mirio, una en cada mano. Y en ese momento Tamaki estaba claramente confundido, ellos no sabían tocar esos instrumentos, al bajar la vista se encontró con Eri quien le regaló una sonrisa y su pulgar arriba; eso le otorgó un poco de calma.

Yuyuu tomó asiento y empezó, la atención ya estaba sobre ellos. La alumna de la clase 1 A estaba ahí, con su guitarra electrica, en cuanto el sonido empezó ella dió por iniciado esto.—Vengo a contarles la historia de dos muchachos que en su juventud llevaban serenata al mismo chico. — En cuanto sus ojos se enfocaron por un breve instante en Amajiki, él tembló como gelatina.— El tiempo los separó y fue también quien se encargó de reunirlos.

Amiga, ven te invito una copa.

No tomo, gracias

Ambos no sabían tocar, eso era obvio.

Y quiero recordar la época loca, de ayer cuando teníamos 16.

—Bien, dime qué pasó con tu esposo.

—Nos divorciamos.

—Seguro te dejó por ser idiota.

Esperen, esa parte no iba.

Mirio observó confundido a Nejire, quien seguía de lo más animada con la melodía.

—¿Recuerdas que le mandé rosas? Pero le conquistó más tu clavel

Nejire aceptó, aún si se podía notar que ella sí estuvo enamorada de Tamaki a sus dieciséis, aunque no le importaba, solo tenía ojos para la chica que reía a pulmón abierto por la escena que estaban haciendo, que en cuanto notó la mirada cian se sonrojó.

¡Son muy Puros! [MiriTama] BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora